lunes, marzo 22, 2010

El futuro decrecimiento económico es un hecho, no una opción

Rómulo Pardo Silva
www.malpublicados.blogspot.com

Si se siguen extrayendo el petróleo, el cobre, el coltan, el polonio… se acabarán. La única manera para que el aceite de la botella no se termine nunca es guardarlo.

Lo que sí puede hacer la humanidad es elegir cómo se va a organizar durante el empobrecimiento de bienes de la nueva civilización.

La esperanza de que la tecnociencia produzca las materias primas finitas es válida; pero no es responsable planificar sobre esa fe.

En general es difícil aceptar que habrá un mundo con menos comodidades, incluso para los que no las tienen. No obstante, sobreponiéndose a una sensación de pesimismo, se debe pensar y actuar conforme a lo que es objetivo, aunque no guste.

Hay sueños del hombre que se han cumplido gracias a descubrimientos científicos y logros técnicos, ir a la Luna, navegar bajo los océanos, comunicarse a miles de kilómetros, trasplantar órganos…

Pero hay límites que han permanecido infranqueables, sólo la vida natural produce vida, el Sol se enfriará, la vida termina en la muerte…ciertos recursos son finitos. Los hombres y mujeres han probado su capacidad de realizar maravillas; no de hacer lo que podría llamarse milagros.

La burguesía corporativa mundial sabe que no es posible el crecimiento exponencial permanente, el grupo Bilderberg habla del crecimiento cero, que no lo es tampoco. Si se saca cada vez más aceite o siempre la misma cucharada es igual, un día no quedará.

Con la excepción visionaria de Cuba, de Fidel Castro, el socialismo prefiere un discurso de justicia en el supuesto de la continuidad de una economía en crecimiento. Uno de sus economistas rechaza el decrecimiento porque, dice, cree que la tecnociencia resolverá el agotamiento más adelante en el tiempo.

Es crucial considerar las limitaciones que muestra el presente para preparar el futuro. Es imposible mantener ilimitadamente el productivismo y consumismo y si se quiere facilitar las condiciones en que vivirán las generaciones venideras hay que actuar desde ahora. Entre más se consuma ahora de menos recursos materiales dispondrán.

Las corporaciones tienen su respuesta para favorecerse aun en decrecimiento, perfeccionan armas, planifican una disminución violenta de la población mundial, invaden o asedian los países con recursos estratégicos, compran tierras de cultivo a pueblos pobres… Ninguna potencia desarrollada aceptará que una población del tercer mundo tenga algo de que carece sin expoliarlo.

La única solución humanista objetiva es construir el socialismo solidario, sostenible, igualitario, planificado, mundial.

Hay que asumir que se debe racionar el consumo de las materias en agotamiento. Que la garantía de la vida depende esencialmente de cuidar los recursos renovables. Que el placer inagotable hasta el fin de la humanidad terrestre será el arte, la recreación, la relación entre personas, la educación…

El retroceso a la simplicidad material puede ser feliz y no la barbarie.

Contacto romulo.pardo@gmail.com

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