Barómetro Internacional
Bruno Peron Loureiro
Ningún país, por más cerrado que sea, es capaz dentro de la sensatez de ignorar la inserción internacional y los procesos globales de articulación de los pueblos y de las economías. La China y el Japón –respetando los matices- ejemplifican sistemas que se abrieron al mundo y se volvieron países poderosos. Los excesos de inspiración telúrica, sin embargo, inducen a la deformación de la armonía internacional en provecho de unos pocos países que no esconden la ganancia ni la voluptuosidad de tomar todo para sí.
La Pangérica (EE.UU.) dispone de más de ochocientas bases militares en todo el mundo y demuestra que es capaz de mentir e invadir para extender su dominio. El caso más reciente es la incriminación de Irán, por su mera intención de defenderse. Pangérica, Francia e Israel, todos países poseedores de armas nucleares, han creado la imagen de que Irán va a enriquecer uranio al tanto por ciento con objetivos bélicos.
La manipulación ha tomado tales proporciones que, de la mano de la ignorancia, se ha pasado a medir el nivel de amenaza de Irán en función del porcentaje de enriquecimiento del uranio. Vi en un reportaje que el nivel de alerta aumentó porque Irán decidió enriquecer uranio al 80 % en vez de al 20%.
Dejando la cuestión iraní para otra ocasión, una de las polémicas más recientes parte de la reactivación de la Cuarta Flota de la Marina de Guerra de Pangérica en julio de 2008. Es un complejo de armamentos avanzados y navíos, capaces de servir de base para el lanzamiento de armas nucleares que fue creado en 1943, en el auge de la Segunda Guerra Mundial y operó en las aguas del Atlántico a lo largo de América Latina y el Caribe hasta 1950. La Pangérica come del fruto prohibido, aunque permanece en el paraíso.
Mientras el militarismo es el recurso de la Pangérica para ejercer el dominio mundial, los grandes cacaos de las grandes agencias de noticias condenan la tentativa de Irán de defenderse, en la misma medida en que prepararon el terreno para el derrocamiento de Saddam Hussein, ex presidente de Irak. El ejercicio de reconocer la absoluta falta de objetividad de la gran prensa es simple.
La Pangérica, con Washington como sede mundial, divide al mundo en grandes regiones con el objetivo de vigilarlo y controlarlo.
Para quien dudara de la existencia de un gobierno global, ya fue creada la policía telúrica para la fiscalización de armas de destrucción masiva en Irak e Irán, y llevaron a cabo la invasión de Afganistán, con el pretexto del combate al terrorismo, el apoyo al derrocamiento del gobierno legítimo de Manuel Zelaya en Honduras y el envío de tropas a Haití, que lo que necesita es auxilio médico. Los métodos de abordaje son variados, “ayuda humanitaria”, entrenamiento de oficiales nativos y elaboración de operaciones de contra-insurgencia. El gobierno colombiano recibe apoyo estadounidense en el “combate al narcotráfico”.
La Cuarta Flota reivindica que salga urgentemente un vencedor en el enfrentamiento entre el “bolivarianismo” y el “panamericanismo”. Ideales surgidos de nuestra naturaleza chocan con la llama del vecino del Norte que cambió el garrote por el poder de la palabra, y cuando es necesario por el de las armas.
Los gobiernos progresistas y de orientación más autónoma en América Latina resisten a la Panagérica. La región al Sur del Río Grande vuelve a recomponer la mesa de debates de la política exterior del Norte debido al ascenso de una visión más independiente.
La reactivación de la Cuarta Flota, que ya estuvo en ejercicio en un momento de tensión mundial y resistencia al comunismo, comprueba que la Panagérica está dispuesta a sustentar otra lucha y movilizar su industria bélica. Hay voces que afirman que el descubrimiento de petróleo en la camada pre-sal del Brasil estimula el apetito de la Cuarta Flota.
Aunque se concentre en Brasil, Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, el rechazo a los dictámenes de Washington es cada vez mayor. Proyectos alternativos de desarrollo desde los foros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) desvían a América Latina del campo de influencia de las potencias mundiales, al punto que la estrategia tiene que ser relanzada o repensada por los “exterminadores del futuro”.
La anunciada creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños es un nuevo paso en esta dirección.
Es lamentable que la reactivación de la Cuarta Flota no haya provocado ninguna reacción fuera de la Academia y de algunos grupos institucionales y de opinión en el Brasil. El avance de la democracia venezolana y la estrategia de disuasión del gobierno iraní, en contrapartida, son temas cobardemente tergiversados por las agencias “gigolós” al servicio del mal mayor.
Ya se oye el rugido de la Cuarta Flota.
brunopl@terra.com.br
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