miércoles, junio 02, 2010

La actitud hostilizante de Mockus hacia la verdadera oposición democrática de Colombia

Barómetro Internacional

Por José Eulícer Mosquera Renterìa

Muchas personas quizás cansadas de la polarización del “uribismo”, por un lado, con la oposición del Polo y el Partido Liberal, por el otro, tratan de irse por la calle del medio apoyando a Mockus y su alianza con el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, bajo la creencia que estos a través de su propuesta de transformación social mediante la implementación de ciertas acciones pedagógicas, remediarán los grandísimos problemas del país. Y a la vez, creyendo que el “Partido Verde” bajo la bandera del cual últimamente vienen actuando estos candidatos, es simplemente un partido ecológico o defensor del equilibrio ecosistémico. Cuando en realidad este partido fue una organización política que creó el Movimiento M19 después de su desmovilización, pero que luego surgieron diferencias irreconciliables a su interior, y los del ala progresista y de oposición democrática se separaron, la mayoría de los cuales hoy hacen parte del Polo Democrático.

Pero en realidad estas personas se están engañando o se están dejando engañar, porque Mockus por sus últimas declaraciones públicas y como lo demostró durante su desempeño como Alcalde de Bogotá, es un ultraderechista y neoliberal más, y sería la continuidad de lo mismo que estamos viviendo bajo Uribe, ya que se dedicó a privatizar todo y a contratar con compañías extranjeras las más grandes obras del Distrito, y a perseguir a los sindicalistas. La Empresa de Teléfonos de Bogotá no pudo privatizarla por la oposición férrea e inteligente de la dirigencia sindical. Con toda razón el ex magistrado y dirigente del Polo, Carlos Gaviria, ha dicho que Mockus es un candidato más de la ultraderecha.

En su última declaración pública ha dicho que de ninguna manera haría alianza con el Polo Democrático porque según él este maneja un discurso que reclama equidad social, y que este tipo de discurso representa la violencia o a los violentos, es decir que según sus teorías, el discurso del Polo “no es zanahorio”. Que exabrupto. Es que precisamente el hecho que nuestro país esté calificado como el más inequitativo y el de mayor pobreza de América, nos está indicando que estas, junto al egoísmo y a la criminalidad que han caracterizado a las oligarquías gobernantes, son las causas fundamentales de la violencia o para que la violencia tenga un terreno muy bien abonado. Además, preocuparse por la equidad social es cumplir con un mandato fundamental de nuestra Constitución Nacional, y un candidato a quien no le interese la equidad social, ni unificar esfuerzos con quienes siempre la han promovido y trabajado por ella aun arriesgando sus vidas, no está preocupado seriamente por generar progreso, bienestar social y paz, ni por cumplir cabalmente la Constitución Nacional, y más bien deja entrever que se propone un régimen antidemocrático, absolutista y dictatorial.

También ha declarado Mockus que no hace alianza con el Polo Democrático porque según él algunos de sus miembros continúan colaborando con la subversión. Con lo cual además de utilizar el mismo lenguaje deshonesto y calumnioso de Uribe para estigmatizar a la oposición, menguarle sus derechos de participación democrática y debilitarle su base de apoyo social, termina poniendo en riesgo la vida de muchos militantes y activistas de esta colectividad política, tal como ocurrió con la Unión Patriótica, que primero la estigmatizaron como organización de guerrilleros y luego pasaron al exterminio de su dirigencia y de su militancia. Precisamente, en estos momentos acaba de difundirse la triste noticia que fue asesinado en Barranquilla el compañero Iván de la Rosa Orozco, otro dirigente del Polo.

Estos comportamientos de Mockus indican que no sería garantía para que nuestro país realmente avance hacia la anhelada paz, porque si él, al igual que los más reconocidos representantes de las oligarquía, en todo momento van a estar manifestando dudas, estigmatizando y pretendiendo mandar a callar a las personas que alguna vez se vieron precisadas a levantarse en armas en defensa de su integridad física y la de los seguidores de su movimiento, y en procura de cambios socioeconómicos y políticos positivos, porque las oligarquías que han manejado a nuestro país no les dejaron otra opción. Pero que posteriormente se acogieron a una amnistía, se desmovilizaron, participaron en una constituyente que produjo la constitución actual y hace más de 20 años vienen participando en la vida política de nuestro país, trabajando por el fortalecimiento de la democracia y por esos cambios socioeconómicos anhelados por las mayorías; Lo más seguro que este mensaje lejos de motivar a quienes continúan alzados en armas a participar en un eventual proceso de paz y a desmovilizarse, los llevará a ratificarse en sus desconfianzas en los representantes de los gobiernos oligárquicos y en sus actividades. ¡Hay que tener mucho cuidado con ese vocabulario violento Mockus!

En realidad nuestro país necesita un nuevo presidente que una de sus prioridades, de verdad, sea adelantar un eficaz proceso de paz, para salir de este prolongado, cruento y desgastante conflicto armado que se traga miles de millones de pesos mensuales dedicados al gasto militar, que deberían dedicarse a satisfacer las crecidas necesidades básicas de la mayoría de colombianas y colombianos que hoy viven en la pobreza y en la indigencia. Hoy las más golpeadas por este conflicto y por el narco paramilitarismo, por la pobreza y la miseria son las comunidades afrocolombianas e indígenas, por lo cual son las más interesadas que nuestro país se transforme en una sociedad equitativa, donde se respeten los derechos humanos, constitucionales y legales en un ambiente de convivencia pacífica, y todos y todas tengamos la posibilidad de realizarnos disfrutando de una alta calidad de vida, porque nos lo merecemos y porque nuestro país tiene sobradas condiciones para ello.

En el caso de Sergio Fajardo, la formula vicepresidencial de Mockus, hay que aclarar que los cambios en la educación de Medellín los impulsó fue el alcalde anterior Luis Pérez, quien dejó andando todo un plan que a Fajardo le tocó dar continuidad. Esto y otras cositas más fueron realizaciones positivas de su administración, pero lo muy grave fue el pacto alcahuete que hizo con grupos narcoparamilitares, para su elección y para gobernar, a quienes a cambio entregó el manejo de una importante tajada del presupuesto municipal, sobretodo del de cultura ciudadana, a través de unas corporaciones que crearon a última hora y de la tenebrosa Oficina de Envigado, de “Don Berna”.

Hoy en la medida que el Alcalde actual no ha querido continuar con estos pactos, lo han amenazado de muerte y están anarquizando la ciudad con base en la promoción del consumo masivo de estupefacientes entre la juventud, los asaltos armados, el crimen, las desapariciones y los desplazamientos forzados internos. Estas situaciones las denunciaron públicamente el excomisionados de paz Luís Carlos Restrepo, el exalcalde de Medellín Luis Pérez, varios concejales de Medellín y varios paracos desmovilizados, entre otros. Algunos de esos personajes además denunciaron, que las alcaldías de Sergio Fajardo y de Alonso Salazar habían sido patrocinadas también por el tristemente famoso José Obdulio Gaviria, primo y abogado de Pablo Escobar Gaviria, asesor del Presidente Álvaro Uribe Vélez y actualmente amigo de otro mafioso mucho más poderoso que “don Pablo”.

Por todo lo anterior, hoy más que antes soy un convencido de que el Ideario y la Propuesta Programática del Polo Democrático, son lo más serio que se ha presentado a nuestro país en los últimos 20 años. Lo que no comparto es que nuestro candidato presidencial, Gustavo Petro, se continúe dejando presionar e influenciar por los grandes medios de desinformación al servicio de las oligarquías nacionales y del imperio del norte, y ande denigrando del proceso revolucionario que se adelanta en la república hermana de Venezuela y de su presidente, ya que los latinoamericanos y caribeños necesitamos emprender procesos de transformación autóctonos, que dejen atrás al neocolonialismo occidental y yanqui, y que respondan a nuestras realidades concretas.

Hugo Chávez y su Partido Socialista están adelantando un proceso en su país que debemos ver como un nuevo experimento por la independencia definitiva de nuestros países y por la dignificación de nuestros pueblos, por ende, si no se le apoya o no se comparte el modelo de desarrollo y de gobierno, al menos hay que dejarlo avanzar en forma tranquila, por parte de quienes en otros países andamos procurando cambios positivos que beneficien a las mayorías, por solidaridad de clase, por respeto a nuestra hermandad, y porque puede ser un proceso que nos ofrezca importantes lecciones. Además, ellos están haciendo uso legítimo de su soberanía nacional. El nuevo Presidente de Colombia debe reconstruir unas buenas relaciones con nuestros vecinos y hermanos, ya que Uribe las está dejando muy estropeadas, en detrimento de los intereses y del bienestar de nuestros pueblos, hay que ir generando un ambiente favorable a estos propósitos y esta necesidad. Como nos aconsejaron nuestras abuelas y abuelos, “en ciertos casos, es mejor callarse la jeta”.

jlicher001@yahoo.es

No hay comentarios.: