lunes, agosto 02, 2010

Monclova, agresión patronal y charrista

Gerardo Peláez Ramos
Rebelión

La gran burguesía de las ramas minera y siderúrgica, en México, anda engallada. Prolonga huelgas que podrían ser resueltas con decisiones políticas en el marco de la Constitución General de la República, la Ley Federal del Trabajo y los contratos colectivos de trabajo; desconoce al Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM); organiza la charrificación de secciones locales del SNTMMSSRM; impulsa la formación de sindicatos blancos con el objetivo preciso de firmar contratos de protección patronal, y desarrolla acciones violentas con sus guardias blancas y esquiroles dirigidos por líderes corruptos. En la cadena de hechos violentos, hoy le tocó el turno, una vez más, a los siderúrgicos de Altos Hornos de México, en Monclova, Coahuila.

El viernes 23 de julio, encabezados por Roberto Hernández Terrazas, gerifalte impuesto en la Sección 147, y armados de bates de beisbol, garrotes y piedras, más de 400 golpeadores al servicio de Alonso Ancira Elizondo, director de AHMSA, agredieron a trabajadores inconformes con la política de recorte de salarios y prestaciones sociales, despidos ilegales y violencia patronal, que ha implementado la empresa, con la complicidad de los gobernantes municipales y estatales de Coahuila. El saldo fue de cinco trabajadores heridos, y daños materiales en automóviles y casas-habitación, al atacar los porros de Ancira a los compañeros reunidos en forma pacífica para discutir y llegar a acuerdos de carácter gremial.

L os r esponsables directos de este atentado son AHMSA y Alonso Ancira Elizondo y sus empleados Enrique Rivera, Alfredo Lozano y José Manuel Charles, de acuerdo con relatos y boletines de los trabajadores afectados y su organización representativa.

El asalto se inició a las 16:00 horas de la fecha mencionada, cuando atacaron por sorpresa a los trabajadores inconformes, que estaban sesionando en asamblea en un local de la Avenida Montessori de Monclova, Coahuila, con la complicidad de las autoridades municipales y estatales, que sólo acudieron a observar los hechos violentos, sin actuar, como es su deber, para proteger a los ciudadanos y el estado de derecho.

De manera directa, el SNTMMSSRM responsabiliza al gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, por su complicidad en estos acontecimientos y por participar en el proyecto laboral de Alonso Ancira. El sindicato exige que se investiguen y castiguen estos hechos de violencia y asuma, el Ejecutivo de la entidad, su papel como gobernador de todos los coahuilenses, no sólo de cúpulas facciosas, ya que como es sabido los funcionarios del gobierno federal mantienen hacia la administración coahuilense una posición negativa sobre la unidad que debe imperar en la lucha contra el crimen organizado y los desastres naturales. En vista de la gravedad de la situación imperante, el sindicato presentará las denuncias penales correspondientes contra quienes resulten responsables de esta provocación empresarial y charrista, bajo el amparo de autoridades que renuncian a sus deberes fundamentales.

Los golpeadores realizaron su agresión sin que se registraran detenidos, no obstante que la policía estatal y la municipal se presentaron en el lugar del asalto sólo para mirar y, en forma notoria, para vigilar el ataque. Asimismo, elementos de la Fiscalía General del Estado de Coahuila se presentaron en el lugar sólo para dar fe de los hechos, en otra actitud cómplice con la agresión.

En asamblea general celebrada el mismo día de la provocación, los socios de la Sección 42 de Cerro del Mercado, Durango, que tiene relaciones contractuales con AHMSA, resolvieron parar labores en protesta por la agresión a sus compañeros de Monclova y decidieron no tolerar ninguna nueva agresión de charros y traidores contra la base obrera y contra los dirigentes nacionales del sindicato.

Es factible prever que los trabajadores de la Sección 147 van a avanzar en la organización y lucha por la autentificación de su dirección local, contra el charrismo sindical, por la recuperación de sus conquistas contractuales perdidas y en oposición a las medidas antiobreras de los grandes capitalistas de la siderurgia. Ello es así, porque pese a la crisis por la que atraviesa el movimiento obrero mexicano, de perseverar en la lucha y no conformarse con la dominación charrista la recomposición del movimiento obrero puede producirse, en especial si se aplica una política correcta. El sector siderúrgico del sindicato minero, como es del dominio público, tiene una rica tradición de lucha: en marzo de 1977 la Sección 147 estalló una gran huelga en la planta de AHMSA en Monclova, seguida en mayo-julio por la colocación de las banderas rojinegras por parte de la Sección 67, en Fundidora Monterrey, y en agosto por la paralización de actividades por parte de la joven Sección 271, en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, ubicada en la costa michoacana.

Por esas huelgas, 1977 --que también presenció el movimiento huelguístico del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, recién fundado-- puede ser caracterizado como el año de los siderúrgicos, pues esas huelgas incluían a la concentración más numerosa de la clase obrera mexicana a la sazón, en la planta de AHMSA, en Monclova, con más de 18 mil obreros bajo un solo techo; el núcleo más antiguo de los obreros del hierro y el acero en México y América Latina, en Fundidora Monterrey, empresa fundada en 1900 y liquidada por los neoliberales en los años 80 del siglo XX, y el destacamento más joven, en ese entonces, de los trabajadores siderúrgicos, en SICARTSA, en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

Sin caer en provocaciones de patrones y líderes postizos, los obreros de las Secciones 147 y 288, retomando sus experiencias de lucha y organización, sabrán derrotar a los dirigentes divisionistas y apatronados, promover los cuadros que encabecen la recuperación de los órganos de gobierno sindical, fortalecer la unidad del sindicato y no dar como irrecuperables las conquistas alcanzadas en etapas anteriores y que los agentes e instrumentos de la gran burguesía han reformulado negativamente en los contratos colectivos de trabajo.

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