MÉXICO, D.F., 6 de septiembre.- En el mensaje que Felipe Calderón difundió con motivo de su IV Informe de Gobierno se describen una gestión gubernamental y un país que no tienen ninguna relación con las percepciones de la mayor parte de los mexicanos. Las distancias entre ambas perspectivas son enormes, tanto en aspectos generales como en rubros específicos.
Al confrontar el mensaje presidencial con los resultados de las encuestas realizadas por el Grupo Reforma y Consulta Mitofsky afloran las diferencias.
En cuanto a la visión general del país, Calderón es enfático: “Hoy tenemos una democracia plena, una economía fuerte, un futuro promisorio (…) México es un país con un futuro promisorio que está basado en la fuerza de sus ciudadanos. A lo largo de la historia, los mexicanos hemos demostrado nuestra capacidad para superar adversidades. Hoy, estoy convencido de que seguiremos haciéndolo y México llegará a tiempo a su cita con un mejor destino”.
Y más adelante externa su confianza en que México será “una de las principales economías del mundo”; en que “sí es posible lograr la seguridad que anhelamos”; en que “sí es posible erradicar la pobreza extrema”, y en que “podemos, si lo asumimos hoy, profundizar nuestra democracia”.
Sin embargo, el optimismo presidencial no concuerda con la percepción de la mayoría. De acuerdo con una encuesta aplicada por Consulta Mitofsky a 3 mil personas entre el 19 y el 23 de agosto pasado, para 57.5% de los entrevistados el país sigue un rumbo equivocado y sólo 35.4% cree que va en la dirección correcta. A la pregunta de si Calderón lleva las riendas del país, 61.6% respondió negativamente, en tanto que 32.1% consideró que aún mantiene el control.
En lo referente a la evaluación del ejercicio gubernamental, el mandatario se refirió a una serie de logros: “Hemos avanzado notablemente en cobertura de salud (…) en la recuperación económica y la generación de empleos (…) en infraestructura, cobertura y evaluación educativa (…) en el fortalecimiento institucional a nivel federal, sobre todo en materia de seguridad…”.
Sin embargo, de acuerdo con las mencionadas encuestas, sólo 55% aprueba la forma de gobernar de Calderón, y la desaprueba 42%, según Mitofsky, o 37%, según Reforma.
Es decir, Calderón aún cuenta con una ligera mayoría que avala su gobierno, pero el nivel de aprobación va en descenso. Según ambas encuestadoras, en agosto de 2007, 65% aprobaba su gestión, en tanto que Mitofsky estimaba en 32% la desaprobación y Reforma la ubicaba en 20%. Así, en el primer caso el porcentaje de desaprobación aumentó 10 puntos, y en el otro, 17.
Pero las diferencias en las percepciones de los resultados son todavía más notables en rubros específicos. En lo que corresponde a la inseguridad, el narcotráfico y la delincuencia organizada, las cifras son totalmente divergentes.
En su mensaje, Calderón destacó que “se ha golpeado, más que nunca, a las estructuras operativas y financieras del crimen”. Según él, se ha detenido a más de un centenar de líderes de las estructuras criminales y a más de 5 mil sicarios; se han depurado y fortalecido los cuerpos policiales y ministeriales; se ha dotado a las fuerzas del orden de “mayores recursos, capacidades humanas, tecnológicas y logísticas”; hay avances en la integración del Sistema Único de Información Criminal, así como en la actuación en materia de prevención, y se ha fortalecido el marco legal.
A contrapelo de este optimismo, la encuesta de Mitofsky muestra que para el 81% de los entrevistados la inseguridad en el país es peor hoy que hace un año, y únicamente 15% estima que ha disminuido.
Este es el nivel más alto de la mala percepción que se tiene de la actual administración en materia de seguridad pública, desde noviembre de 2008, fecha en que se empezó a formular la pregunta al respecto.
La encuesta de Reforma, aplicada a mil 515 mexicanos entre el 13 y el 15 de agosto último, patentiza resultados similares: 59% considera que el crimen organizado “va ganando la guerra contra el narcotráfico”, y únicamente 22% opina que es el gobierno federal el que lleva la delantera; 60% piensa que la inseguridad no ha disminuido desde hace tres años y medio, cuando el presidente le declaró la guerra al narcotráfico, y solamente 35% opina que ha habido avances en ese renglón.
Al preguntar a los entrevistados su valoración acerca de los más de 28 mil muertos que ha dejado la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, 67% consideró que es un costo inaceptable, y únicamente 24% lo catalogó como un sacrificio necesario para combatir el narcotráfico.
La situación no es diferente en el ámbito económico, donde Calderón señaló: “La recesión fue muy severa. Sin embargo, hoy nuestra economía se está recuperando”. Y destacó: “Les comparto, también, que de enero a agosto de 2010, terminando, precisamente, el día de antier, se han creado más de 630 mil nuevos empleos netos registrados en el Seguro Social. Se trata de la tercera mayor creación de empleos para un periodo similar en la historia del país”.
A su vez, la encuesta de Mitofsky señala que hoy 83% de los mexicanos considera que la situación económica es peor que hace un año y sólo 15% estima que ha mejorado. En el sondeo de Reforma las opiniones favorables en torno al manejo de la economía nacional sólo suman 21%.
Lo mismo sucede con el tema del combate a la pobreza, donde nada más 21% de los encuestados por Mitofsky aprueban la gestión calderonista y 36% de los de Reforma expresan opiniones favorables.
En lo que atañe a la situación política del país, las cifras tampoco son favorables, pues de acuerdo con Mitofsky 78% considera que la situación hoy es peor que hace un año, porcentaje que subió 18 puntos respecto al 60% registrado en agosto de 2007, en la víspera del I Informe de Gobierno de Felipe Calderón. Sólo 16% de los encuestados estiman que la situación política es mejor. Según Reforma, únicamente 24% expresó opiniones favorables sobre el manejo de la política interna y 28% hizo otro tanto en relación con el Congreso.
Estas son las evidencias de que las percepciones del presidente de la República y de la ciudadanía son diametralmente opuestas. Y quizá por eso cada día se ensancha más la distancia entre gobernantes y gobernados...
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