Rómulo Pardo Silva
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Sectores progresistas eluden en los medios alternativos el tema. Es un error inexcusable. Cuba es el único país socialista y sus éxitos como también sus errores son enseñanzas para la construcción de la propuesta de civilización solidaria y sostenible poscapitalista.
La situación es compleja. El gobierno y el partido han decidido suprimir gratuidades y subsidios y despedir a quinientos mil funcionarios públicos, que deberían ocuparse por cuenta propia o ser contratados por otros en emprendimientos particulares.
Un impacto social interno, y en el exterior a la admirada seguridad cubana de trabajo. Raúl dio una explicación: estas medidas son necesarias “para la subsistencia de la Revolución, de otra manera iremos al precipicio”. (1) Fidel había advertido que la Revolución puede ser destruida desde dentro.
El medio siglo de ataques del imperio y sus allegados ha llevado a esto; pero también las fallas propias, algunas al parecer muy profundas.
Raúl afirmó en la Central de Trabajadores de Cuba que la única forma de corregir el proceso es “dándoles participación a las masas”. Es decir que ella ha sido insuficiente. Enfatizó la “necesidad de que los dirigentes sindicales conozcan los principios que rigen la economía”. Desconocimiento, en un pueblo de excelente educación y además en dirigentes. Insistió en “desterrar la perniciosa tendencia de algunos (cuadros) de ocultar las fallas”. Engañar y manipular a la base.
Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros expresó en el plenario de la CTC que “la sociedad (cubana) reparte bienes de consumo más rápido de lo que los crea”. O sea incumplir el principio básico del socialismo de futuro de vivir en un consumo sostenible.
Es posible que algunas malas decisiones económicas se hayan debido a la necesidad de tener un frente interno unido contra los ataques de los imperialistas. Pero no es posible justificar que disponiendo de suficientes tierras de cultivo el país dependa de la importación de alimentos; que la irresponsabilidad frente al trabajo permita a Raúl acusar que Cuba es el único país del mundo donde no es necesario trabajar para vivir.
La realidad presente hace imposible mantener esas prácticas, se gasta más de lo que se produce. La salud modelo de los cubanos, por ejemplo, está en riesgo.
Para Raúl la superación de la crisis requiere la actualización del modelo económico cubano sin renunciar en lo más mínimo a la construcción del socialismo. Y “la única forma de romper dogmas, malos hábitos, tabúes, es (…) con la clase obrera al frente, pues junto a los campesinos y el pueblo es la clase más revolucionaria.” “Pero para defender las medidas y explicarlas, la clase obrera tiene que tener conocimientos y estar convencida de su importancia…”.
No menciona a los profesionales, estudiantes, intelectuales.
El secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Salvador Valdés Mesa, ratificó que los trabajadores respaldarán estas medidas de reorganización laboral que ‘fortalecerán la disciplina, el incremento de la productividad y la creación de una mentalidad de productores’.
Los logros alcanzados por el socialismo en Cuba son impresionantes, sus índices de calidad de vida superan a Brasil, México, China, India, países donde minorías consumen como los ricos del capitalismo desarrollado, pero la pobreza, ignorancia, enfermedad imperan en la gran mayoría.
Durante las crisis los capitalistas no renuncian a su sistema, los socialistas deben saberlo.
El socialismo tiene el poder en Cuba y va a ejercerlo, pero no basta si el pueblo no lo apoya.
La experiencia de Europa del Este mostró que cuando las dirigencias de los partidos comunistas se distanciaron del programa y el pueblo lo abandonó, se volvió al capitalismo. En Cuba ha habido casos de altos dirigentes sancionados y el imperio ha logrado contratar a grupos pequeños de ciudadanos.
La Revolución cubana es una escuela, hay que aprender de ella todo: errores, éxitos, luchas que nunca terminan.
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