Alejandro Lajous y Concepción Ortega, Lucía de Pablo, Santiago Portilla y Dora Schäel investigaron y reflexionaron el mal gobierno foxista, para entregarnos su voluminoso (aun sintetizado al máximo) texto Vicente Fox, el presidente que no supo gobernar (Océano, 2007). A éste sólo hay que agregarle lo de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien tampoco supo gobernar. Resultaron un par de inútiles. El guanajuatense, un payaso, gigoló y corruptísimo con sus hijastros y esposa; el michoacano un bueno para nada, con más corrupción, su alcoholismo, fallida estrategia contra la criminalidad, más de 40 mil homicidios… y su búnker bajo Los Pinos para esconderse, mientras los mexicanos estamos totalmente desamparados.
El bajísimo consumo acarrea la retracción de la economía en general; baja la producción, ya que hasta las exportaciones están limitadas. El desempleo aumenta a pasos agigantados. Los salarios subieron… ¡2 pesos en promedio! Y los precios continúan su escalada, porque Calderón sostiene que deben estar al parejo de los estadunidenses… sin las mismas condiciones económicas. El último reporte de la Organización Mundial de Comercio (7 de enero de 2011) dice que somos víctimas de la cuarta mayor inflación, entre 32 mercados. Significa que el precio de los alimentos y artículos de primerísima necesidad, son inalcanzables para las mayorías mexicanas.
En 10 años, dos panistas, Fox y Calderón, arrastraron al país, con sus políticas económicas favorables a los empresarios. Y así es como sigue gestándose, no obstante la amenaza del golpismo militar-policiaco (lo que incluye la permanencia de Calderón más allá de su mal gobierno sexenal, si antes no renuncia: abucheado con silbidos y mentadas en Dolores-Hidalgo, Guanajuato, el pasado 15 de septiembre; y apenas el 6 de este enero, como regalo de Reyes, con gritos y más mentadas el Día de la Enfermera). Son 10 años de puras desgracias impuestas desde el presidencialismo que, frustrada la alternancia y congelada la transición a más democracia, han sido una regresión al autoritarismo y la estúpida coordinación de los mercados que se dejaron a la “mano invisible” de empresarios voraces, banqueros depredadores, patrones abusivos, Televisa provocadora…
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