Cuánta admirable celeridad digna de más causas porque el caso de su compatriota español, el camarógrafo José Couso, asesinado a mansalva en un hotel de Bagdad por tropas de ocupación estadounidenses hace casi 10 años, todavía espera por una actuación tan diligente de parte de los colegas fiscales de Dolores. Pero ahora es distinto porque este proceso anunciado, constituye una pieza en el engranaje de los planes de invasión injerencista en Libia a ejecutar por la OTAN.
Si de verdad Gadafi merecería un juicio, si toda la comparsa mediática occidental movilizada para sesgar la información sobre la crisis interna de ese país lograra el milagro de tornarse confiable en objetividad y equilibrio, nadie tendría como oponerse a las intenciones anunciadas. Si en efecto, todos esos supuestos concurrieran, sin la menor de las dudas, entonces cabe preguntar a las autoridades correspondientes, lo que sigue:
¿Cuándo le toca el turno a Bush, que a la cabeza del imperio desató la guerra invasora contra Iraq, con pretextos mentirosos, que ha provocado cientos de miles de muertes, confesas torturas sistemáticas autorizadas por él mismo, desplazamientos de poblaciones enteras y la destrucción de la vida económica de los iraquíes?
En qué quedamos, pués. ¿La justicia es ciega, bizca o impúdica guiñadora de ojo?
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