jueves, mayo 31, 2012

Jiménez Espriú: el plan de trenes bala que planteó AMLO no fue sacado de la manga

Costaría 90 mil mdd y sería financiado por el gobierno federal y la IP

Los trenes bala propuestos por Andrés Manuel López Obrador incluyen tres rutas, con un costo de 90 mil millones de dólares, financiados por el gobierno federal y la iniciativa privada. Con velocidades hasta de 350 kilómetros por hora, el viaje de México a Querétaro se haría en 45 minutos, y a Nuevo Laredo en cuatro horas.
Javier Jiménez Espriú, propuesto como secretario de Comunicaciones y Transportes por el candidato presidencial del Movimiento Progresista, detalla en entrevista los pormenores del proyecto que, aclara, no fue sacado de la manga, ya que se basa en estudios de flujos de pasajeros, la actividad económica de las ciudades y su importancia como redes troncales y salidas hacia Estados Unidos.
Su plan, el cual será dado a conocer hoy por López Obrador en su canal de Youtube y en la página de Internet amlo.si, consiste en revivir la industria ferroviaria nacional con la adquisición de la mayor parte de los insumos en México, incluidos los trenes de pasajeros.
El ex director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad nacional Autónoma de México recuerda que en Ciudad Sahagún, Hidalgo, se fabricaban los carros antes del desmantelamiento de la industria, y el objetivo ahora es transferir tecnología de Francia, Alemania o Japón.
El costo del boleto sería subsidiado por el gobierno federal, para hacer rentable viajar en este transporte, al igual que en Europa o Asia. Estima que el precio será más alto que abordar un autobús e inferior que viajar en avión, con la ventaja de que este transporte es muy seguro.
Los trenes de alta velocidad incluyen dos líneas de la ciudad de México hacia el norte. La primera sería de mil 400 kilómetros y abarca ciudades como Nuevo Laredo, Querétaro, San Luis Potosí, Saltillo y Monterrey. De manera que el recorrido de México a Nuevo Laredo se haría en cuatro horas y no en 14, o sea 10 horas de ahorro.
Otra, de más de 3 mil kilómetros, será México-Guadalajara, vía Guanajuato y Querétaro. En una segunda etapa su destino será Tijuana, pasando por Tepic, Culiacán, Los Mochis, Guaymas y Hermosillo, entre otros puntos.
La otra, de 900 kilómetros en la región maya, va de Palenque, Chiapas, a Punta Venado, Quintana Roo, con parada en Campeche.
Jiménez Espriú estima que las primeras rutas podrían estar listas en el tercero o cuarto año de gobierno.
Ilustra las ventajas de este plan con los países europeos, que tienen una red ferroviaria eficiente; por ejemplo, Francia o Gran Bretaña están muy bien conectadas y cuentan con excelente tecnología de trenes rápidos.
El problema, dice, es que en México los gobiernos neoliberales abandonaron los ferrocarriles, aprovechando la mala administración y el terrible corporativismo que llevó a los líderes sindicales a apoderarse de la empresa.
Muchas veces la construcción de infraestructura ha respondido a acciones políticas, a caprichos o a intereses específicos, pero consideró que en este caso será distinto y se inscribirá en un plan nacional de desarrollo integral y en proyectos regionales para la integración logística del país.
Explica que el Estado mantendría la propiedad de dicha infraestructura, y el servicio probablemente sea concesionado. Descarta la injerencia del sindicato de trabajadores ferrocarrileros, que ya fue liquidado.
Para Jiménez Espriú, sobra talento para hacer renacer la industria ferrorivaria, con 875 mil estudiantes de ingeniería, el doble que en Estados Unidos.
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