La intriga, las perversiones, no sólo de índole
político sino de carácter social, la manipulación, las más bajas
acciones de los seres humanos, los crímenes, van conformando el panorama
del proceso electoral actual. En el presente, los medios de
comunicación, varios de ellos, los más comprometidos con el sistema, sea
éste del partido que sea, ya que en el fondo van por el mismo rumbo y
tienen similares prácticas, han dejado de ser informadores en sus
páginas principales, dejaron de contar con liderazgos de opinión basados
en análisis serios e hicieron a un lado los pensamientos procedentes de
diferentes ideologías para dar paso a su conversión en actores, son
materia informativa, son sus medios escaparates publicitarios que
rematan sus espacios a la iniciativa privada y que se venden muy caros a
la clase política.
Ya no importa si por quedar bien y cumplir compromisos para poder recibir las pagas correspondientes agreden a los ciudadanos, a los que compran sus diarios, ven sus noticieros, conocen a sus conductores. Resulta inexplicable el observar como se fueron a la crítica contra el debate de los jóvenes del grupo “#Yosoy132”, no han dudado en denigrarlos, en llevarlos al fondo, en instalarlos en el punto de no valer nada ni su posición, ni su opinión. Consideran que si los siguieron 100 mil es un fracaso cuando, en un solo caso para ejemplificar –que pueden ser muchos de los impresos- el Milenio no vende esa suma de ejemplares ni reuniendo a las franquicias que ha vendido en varias Entidades del país.
Claro que esta expresión la pueden debatir y presentar sus reportes oficiales de tirajes emitidos por empresas que dicen son de gran prestigio, tanto como el que tienen sus encuestadoras, o las que les miden la audiencia. Tal parece que no se han percatado de lo que están logrando despertar con esa su permanente expresión sobre una situación postelectoral difícil, conflictiva y se basan en declaraciones que tienen, incluso, líderes tanto del PRI como del PAN, en tanto que los del PRD alertan una y otra vez sobre un fraude. Lo dicho por Madero y Joaquín, representantes nacionales del blanquiazul y del tricolor, respectivamente, hace recordar cuando una y otra vez se escuchaba afirmar “van a matar a Colossio”. Y, sucedió. ¿No será que son ellos mismos los que están preparando un escenario difícil al conocer el resultado electoral? ¿No serán los que preparan el terreno con sus propios grupos de choque?
No ha sido fácil olvidar tantos y tantos crímenes que se han registrado en uno y otro partido. En el PRI desde su abuelo, desde sus primeras siglas, desde Plutarco Elías Calles y el crimen de Álvaro Obregón hasta el sexenio en el que se llevaron a la tumba a un Cardenal, Juan Jesús Posadas Ocamo, al líder del tricolor y excuñado del presidente, José Francisco Ruiz Massieu, y al propio candidato presidencial, o más recientemente el asesinato del candidato al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. El PAN también tiene lo suyo y lo primero que habría que preguntarse es porque guardaron tanto silencio cuando “Maquío”, su candidato a la Presidencia, el hombre que los empujó a poderse sentar a la mesa de las negociaciones con Carlos Salinas de Gortari, sufrió un extraño accidente. Ni qué decir de Ramón Martín Huerta o de Juan Camilo Mouriño y de Francisco Blake. A los perredistas, a esos, los han matado y por docenas.
Es pues tiempo de llevar al análisis a los medios y de comparar las informaciones, de estar pendientes y percatarnos de hasta dónde llegan las inclinaciones, del momento en el que el análisis se convierte en parte de la campaña publicitaria como las encuestas. Porque si no estamos bien enterados difícilmente estaremos a salvo de equivocarnos.
Lilia Arellano
Ver mas
Ya no importa si por quedar bien y cumplir compromisos para poder recibir las pagas correspondientes agreden a los ciudadanos, a los que compran sus diarios, ven sus noticieros, conocen a sus conductores. Resulta inexplicable el observar como se fueron a la crítica contra el debate de los jóvenes del grupo “#Yosoy132”, no han dudado en denigrarlos, en llevarlos al fondo, en instalarlos en el punto de no valer nada ni su posición, ni su opinión. Consideran que si los siguieron 100 mil es un fracaso cuando, en un solo caso para ejemplificar –que pueden ser muchos de los impresos- el Milenio no vende esa suma de ejemplares ni reuniendo a las franquicias que ha vendido en varias Entidades del país.
Claro que esta expresión la pueden debatir y presentar sus reportes oficiales de tirajes emitidos por empresas que dicen son de gran prestigio, tanto como el que tienen sus encuestadoras, o las que les miden la audiencia. Tal parece que no se han percatado de lo que están logrando despertar con esa su permanente expresión sobre una situación postelectoral difícil, conflictiva y se basan en declaraciones que tienen, incluso, líderes tanto del PRI como del PAN, en tanto que los del PRD alertan una y otra vez sobre un fraude. Lo dicho por Madero y Joaquín, representantes nacionales del blanquiazul y del tricolor, respectivamente, hace recordar cuando una y otra vez se escuchaba afirmar “van a matar a Colossio”. Y, sucedió. ¿No será que son ellos mismos los que están preparando un escenario difícil al conocer el resultado electoral? ¿No serán los que preparan el terreno con sus propios grupos de choque?
No ha sido fácil olvidar tantos y tantos crímenes que se han registrado en uno y otro partido. En el PRI desde su abuelo, desde sus primeras siglas, desde Plutarco Elías Calles y el crimen de Álvaro Obregón hasta el sexenio en el que se llevaron a la tumba a un Cardenal, Juan Jesús Posadas Ocamo, al líder del tricolor y excuñado del presidente, José Francisco Ruiz Massieu, y al propio candidato presidencial, o más recientemente el asesinato del candidato al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. El PAN también tiene lo suyo y lo primero que habría que preguntarse es porque guardaron tanto silencio cuando “Maquío”, su candidato a la Presidencia, el hombre que los empujó a poderse sentar a la mesa de las negociaciones con Carlos Salinas de Gortari, sufrió un extraño accidente. Ni qué decir de Ramón Martín Huerta o de Juan Camilo Mouriño y de Francisco Blake. A los perredistas, a esos, los han matado y por docenas.
Es pues tiempo de llevar al análisis a los medios y de comparar las informaciones, de estar pendientes y percatarnos de hasta dónde llegan las inclinaciones, del momento en el que el análisis se convierte en parte de la campaña publicitaria como las encuestas. Porque si no estamos bien enterados difícilmente estaremos a salvo de equivocarnos.
Lilia Arellano
Ver mas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario