Salinas, que llegó a la Presidencia mediante un fraude electoral; Zedillo, que ascendió gracias al miedo generado por los crímenes políticos de 1994, y Calderón, el presidente del segundo fraude |
Por Lenia Batres Guadarrama en Opinión EMET
Muy amargo ha sido para los mexicanos el paso
ilegítimo de la derecha por el gobierno. Entre menos respaldo popular
tiene, menos respeto le merece la gente.
En una democracia, un gobernante debe el poder al pueblo, por eso
supedita sus acciones a la subsistencia de su “capital político”, es
decir, su legitimidad, la cual determina su permanencia en el poder. Por
eso quizá, el único gobernante de la era neoliberal que ascendió al
poder con respaldo real de la gente, Vicente Fox, fue el que se
autolimitó –contra sus deseos– para imponer las contrarreformas de la
agenda salinista que han mantenido intacta los presidentes prianistas.
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