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domingo, marzo 29, 2009

Gobierno gestor de poderosos

Miguel Ángel Granados Chapa

Luis Téllez es un ejemplo de la naturalidad con que un funcionario puede pasar de atender negocios privados a desempeñarse en el gobierno, antes de convertirse en secretario de Comunicaciones y Transportes trabajó en una empresa en la que sobresalen los apellidos Bush y Bin Laden.

En medio de una crisis que cada día deja sin empleo, es decir, sin medios de subsistencia a miles de personas que no hallan remedio para su mal, el gobierno se mostró esta semana como desnudo gestor de los intereses del gran capital, como sería comprensible que hiciera si eso no implicara descuido de las necesidades de la mayoría de abajo.Sólo en febrero 135 mil personas se quedaron sin trabajo en nuestro país. Si sumamos ese número a quienes padecieron ese infortunio en enero, la cifra llega a casi medio millón: 443 mil personas. Por supuesto, los negocios fallan no por causas atribuibles directamente al gobierno, sino a factores más generales, como los que en todo el mundo han puesto en jaque a la economía, adicionados a los que en el caso particular mexicano derivan de un debilitado mercado interno y de una falsa modernización. Pero el gobierno reacciona tardía e insuficientemente ante los problemas de la economía real, la de las empresas pequeñas y medianas, la del consumo de todos los días. Lo contrario podría si no suprimir sí aminorar los efectos adversos de la crisis. Pero el gobierno se aferra a fórmulas que sólo mejoren sus ingresos, como hace al fijar el precio del diesel, cuya carestía permanente mina la rentabilidad del estratégico transporte de pasajeros y de carga.Las cosas son así no sólo por desatención gubernamental a problemas de la gente común, los de la mayoría. Resultan de ese modo por la imbricación estructural de los intereses del grupo gobernante y el de la cúpula empresarial, no en el sentido de quienes representan a la iniciativa privada sino el de los capitales de mayor dimensión, presencia e influencia en México. Los intereses del empresariado de alto coturno son gestionados por la política gubernamental por lo que si entran en colisión, tales intereses esperan el arbitraje de las autoridades más allá del funcionamiento de las instancias formales establecidas a ese propósito.Con la sinceridad que a veces su simplonería dejaba escapar, Vicente Fox definió al suyo como un gobierno de empresarios para empresarios. Felipe Calderón no lo ha expresado con esa claridad, pero su actuación consolida ese credo. Por eso integró a su gobierno a funcionarios que, vinculados en algún momento a notorios grupos empresariales, expresan las opiniones e intereses de ésos y otros grupos desde el gobierno. Tal simbiosis explica, por ejemplo, la naturalidad con que Luis Téllez transita del ámbito de los negocios privados a los oficiales y de nuevo al terreno empresarial.Téllez encarna típicamente esta condición dual, eventualmente generadora de conflictos de interés. Luego de su debut en los altos niveles de la administración pública al lado del secretario de Agricultura Carlos Hank González -figura paradigmática de la confusión entre dinero público y dinero privado-, Téllez fue quizá el colaborador de más confianza del presidente Zedillo, tan bien tratado por los consorcios internacionales en su actual retiro. Primero como jefe de la Oficina de la Presidencia (el mismo espacio que había ocupado José Córdoba con Carlos Salinas) y luego como secretario de Energía, Téllez tejió las relaciones que lo condujeron al sector privado durante el siguiente sexenio.Inicialmente se incorporó al Grupo DESC, un vasto conglomerado de empresas surgido en los años setenta por iniciativa de Manuel Senderos Irigoyen a quien desde 1987 sucedió en la dirección del grupo su hijo Fernando Senderos Mestre (que de muchacho había sobresalido en los deportes hípicos). DESC (iniciales de Desarrollo Económico, SC, que como sociedad de fomento económico fue en 1973 el pie de cría del consorcio) tuvo entre sus directivos a Eduardo Medina Mora (hoy procurador general de la República y antes director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Cisen, y secretario de Seguridad Pública, disciplinas para las que sin duda no se formó en aquel gigantesco negocio que opera empresas de autopartes, petroquímicos, alimentos e inmobiliarias). Y también a Luis Téllez.Inmediatamente después el ex secretario de Energía se trasnacionalizó. Abrió en México la oficina del Grupo Carlyle, donde según su dicho "hacía muy buena lana", una firma operadora de fondos de inversión que hasta antes de la actual crisis era un relevante foco de influencia en la economía y la política de Estados Unidos. Ello es así porque la dirigieron los dos George Bush que han ocupado la Presidencia norteamericana y porque la encabezaron James Baker y Frank Carlucci, secretarios de Estado y de Defensa, respectivamente. Entre sus fundadores cuenta asimismo la familia Bin Laden, tan conocida por su relación con el principal terrorista del mundo, animador de Al Qaeda, como por su papel en el desarrollo material de los países del Golfo Pérsico, como principal contratista de obras públicas en la región, desde su oficina en Arabia Saudita. Carlyle, el consorcio desde el que Téllez pasó al gobierno de Calderón, es un muy importante productor de armas: su empresa Raytheon, instalada cerca de Boston, fabrica los cohetes Tomahawk, que son disparados por los artefactos construidos en Arlington, Virginia, por United Defense Industries, otro de los negocios de Carlyle, que tiene importantes inversiones en la industria aeroespacial, la del transporte y las telecomunicaciones.Este último fue uno de los espacios en que se desempeñó Téllez a su paso por la SCT, que duró del 1o. de diciembre de 2006 al 3 de marzo pasado. No pudo, en ese lapso, ordenar el sector de las telecomunicaciones, donde se originaron los conflictos cuya expresión pública dio lugar a su salida del gobierno formal (de donde deriva su actual incorporación a esa otra forma de regir porciones de la vida pública que es la administración del mercado bursátil).Un panorama de los conflictos existentes en ese sector, junto con la insinuada demanda de arbitraje presidencial, fue expuesto el miércoles pasado por el dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable, Alejandro Puente Córdoba, quien colocó como pieza principal de su composición de lugar una denuncia a Telmex y Telcel, las empresas de Carlos Slim, las cuales "no obstante que durante casi dos décadas han gozado de una regulación inconclusa, que les permitía imponer su dominancia en todos los mercados en que participan, se rehúsan a permitir que haya nuevas condiciones de juego más justas para todos los participantes, que repercutan en una baja de las tarifas".Pero "no sólo eso: a través del abuso de recursos jurídicos, Telmex y Telcel pretenden evitar que las medidas regulatorias que ha diseñado el gobierno federal transformen el sector y buscan que permanezca el statu quo en contra del interés del país, por conservar sus prebendas."Telmex detuvo por más de dos años y medio la consolidación de las áreas de servicio local, en perjuicio de 33 millones de mexicanos. Las resoluciones de interconexión de larga distancia las mantiene detenidas desde el año pasado y ha anunciado públicamente que también evitará la aplicación del plan técnico fundamental de interconexión, y de la resolución de dominancia de la Comisión Federal de Competencia".Además de apelar a los poderes Judicial y Legislativo "para que en el marco de sus competencias" actúen en la dirección deseada por los cableros (que ya prestan servicio de telefonía, en contraste con la imposibilidad de Telmex de ofrecer televisión, porque no se ha modificado su título de concesión), sin tener que decirlo expresamente Puente Córdoba instó a la intervención presidencial para dirimir el conflicto que expuso. Su modo de hacerlo consistió en reconocer que "no hay precedentes de una voluntad, como la que ahora vemos en el presidente Felipe Calderón, por generar un nuevo ambiente en el sector".El Ejecutivo rehusó tomar partido públicamente y aun desestimó el estilo litigioso del dirigente de la Canitec: "pienso que no será y no podrá ser por la vía de las descalificaciones individuales, incluso personalizadas, como podrá avanzarse en el campo de una competencia ordenada entre proveedores del servicio de telecomunicaciones", en que "el potencial de crecimiento... es suficiente para todos".Mantenido como asesor de Calderón no obstante que no pudo resolver ese conflicto, Téllez presidirá la Bolsa Mexicana de Valores, desde donde también se gobierna.

Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

viernes, febrero 27, 2009

Téllez, "el que llama paga"


MÉXICO, D.F., 24 de febrero (apro).- En menos de un mes el sector de las telecomunicaciones se ha visto envuelto en un enredo que tiene tintes lo mismo de telecomedia que de escándalo de espionaje, al estilo Juan Orol, con no pocos ingredientes de vendetta.La historia de estos sucesos no comenzó a escribirse el 1 de febrero –fecha en que se oficializó la renuncia de la subsecretaria Purificación Carpinteyro--, sino el 4 de noviembre de 2008, día del fatídico avionazo que le costó la vida al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y al exsubprocurador José Luis Santiago Vasconcelos.Como en las famosas cajas chinas, la disputa de poder entre Carpinteyro y Téllez está cubierta por otra caja, que es una disputa mayor por el sector de las telecomunicaciones, cuyos actores principales son empresas con gran poder de presión y amplias ramificaciones políticas: Televisa y las empresas cableras, por un lado, Telmex y su poderío en telefonía fija y móvil, Telefónica con el exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, al frente, así como una variedad de jugadores intermedios (MVS, Axtel, TV Azteca, Iusacell, Nextel, etcétera) e inversiones que superan los 20 mil millones de pesos anuales.En esta disputa cada actor defiende su territorio como si fuera de su propiedad y no una concesión. Las televisoras han presionado para evitar una tercera cadena y frenar el ingreso de Telmex al triple play. Telmex prefiere invertir en el extranjero en tanto no le cumplan lo prometido en el Acuerdo de Convergencia y la gran mayoría de las empresas siente un clima de incertidumbre jurídica y falta de liderazgo.Pero un contexto político mucho más delicado ha agudizado este pleito por el control de las telecomunicaciones y los medios electrónicos. Este contexto está relacionado con el papel que protagonizó el secretario Luis Téllez desde que el 5 de noviembre de 2008 empeñó su cargo, su palabra y, quizá, su prestigio para explicarle a la nación que el avionazo fue el resultado de un lamentable accidente, cuyos responsables fueron los pilotos (sin posibilidad alguna de defenderse) y descartando otros posibles factores.Antes de este suceso, el papel de Téllez en el gabinete calderonista era más bien gris. Se quejaba en privado por su falta de interlocución con Calderón. Los panistas lo veían con desconfianza por su participación protagónica en los sexenios de Salinas y Zedillo. Su vínculo con Carlyle y la familia Bush pudo beneficiarle antes de la derrota de los republicanos en Estados Unidos. Sus relaciones con Televisa ya estaban deterioradas, a pesar de haber sido consejero de Cablevisión.Si algo revelan las grabaciones difundidas el 13 de febrero es que hasta octubre del año pasado, el titular de Comunicaciones y Transportes no tenía interlocución directa con Calderón, estaba ansioso porque no lo invitaban a los eventos en Los Pinos y necesitaba maniobrar con su asesor jurídico Juan Velázquez para evitar que en el equipo presidencial se enteraran que posiblemente él violó el amparo que había ganado Telcel en su litigio por "El que llama paga" con Axtel, empresa vinculada a Lorenzo Zambrano, uno de los respaldos más fuertes de Téllez en el gobierno federal.Desde el 4 de noviembre la ecuación cambió. Téllez ocupó un lugar privilegiado en "el afecto presidencial", han insistido diversos observadores. De ser un expriista incorporado al gabinete (como en el caso de Javier Lozano), Téllez se transformó en una pieza clave para enfrentar la más grave crisis al interior del equipo de gobierno calderonista.¿A quiénes afectó este protagonismo? ¿Qué tuvo que aceptar Téllez a cambio? ¿Qué secretos existen en los sucesos de noviembre de 2008 que anteceden a la fiebre de "filtraciones" y llamadas telefónicas de un funcionario que nunca se ha caracterizado por su discreción o su temperancia? ¿Se trata de un ajuste de cuentas o de una advertencia? ¿Es Téllez el único destinatario de esta embestida o es un mensaje también para Calderón?Estas preguntas están en el ambiente político. Por esta razón, Téllez intentó "vacunarse" este martes reconociendo que se darán a conocer nuevas llamadas interceptadas y, de antemano, pidió disculpas a todos aquellos que pudieran sentirse ofendidos por su falta de elegancia al expresarse en privado. E insistió en el tema del chantaje y de la extorsión."Como lo ha observado la opinión pública, estoy siendo víctima de una extorsión como secretario de Comunicaciones y Transportes y como ciudadano. Lo he dicho, no he incurrido en acciones ilegales. Me he conducido en todo momento de acuerdo a mis atribuciones, es decir, dentro de la ley. Reconozco que he utilizado lenguaje altisonante, como lo hacen muchos en conversaciones privadas", afirmó durante su participación en la Expo Comm 2009 que inició este 24 de febrero."Sé que más grabaciones pueden venir como se amenaza, pero también reflejan actos indebidos", advirtió Téllez.Por lo visto, la telenovela no ha finalizado. La SCT ha orientado sus baterías en contra de Purificación Carpinteyro, quien pasó de subsecretaria consentida de Los Pinos a ciudadana denunciada en la PGR. El presidente de la Cofetel, Héctor Osuna, cuya mala relación con Téllez siempre ha sido pública, se desmarcó y hoy le dio un espaldarazo al titular de la SCT.Ellos pueden ser los personajes menores de un pleito de ramificaciones más complejas. Si así fuera, conviene no sólo admitir que vendrá un mayor escándalo, sino una presión muy fuerte en un sector que genera no sólo las mayores inversiones, sino las interceptaciones más delicadas. "El que llama paga o al que pegan, llama".
Email: jenarovi@yahoo.com.mx

viernes, noviembre 07, 2008

Téllez, la conexión CSG y Carlyle

■ El Mesías del Campo Marte
■ Bienaventurados los amigos
■ Téllez, la conexión CSG y Carlyle
Felipe Calderón y el secretario de la Defensa, Guillermo Galván, a su llegada al Campo Marte para la ceremonia fúnebre de los funcionarios de Gobernación que murieron en el avión que se desplomó en Las Lomas
Felipe Calderón transformó un afecto personal en supuesto funeral de Estado y, en un giro que depositó lo político en el plano de lo religioso (que llevó la razón de lo público al plano de lo privado, de la silla del poder al púlpito, de lo centrado a lo desquiciado), pronunció párrafos de insólitas bienaventuranzas, no como Mesías tropical sino del Campo Marte. El amiguismo iluminado utilizó figuras bíblicas para expedir un sacro certificado oficial de inocencias y, en ese magno foro de premiadas concurrencias pluripartidistas, designó a Juan Camilo Mouriño como máximo depositario de virtudes cívicas, políticas y morales. La devoción personal del ocupante de Los Pinos llevó inclusive a establecer diferencias gráficas y protocolarias en la ceremonia en que la muerte debió haber igualado a todos: adelante, único, preferido, el ataúd correspondiente al ex secretario de gobernación, con su fotografía al frente y Calderón a un lado; atrás, en grupo, sin distinción, los demás cajones mortuorios.
De haber sido 2012, buena parte del discurso del afligido michoacano podría haber sido tomada como propuesta de candidatura presidencial; hoy, ante las circunstancias fúnebres, la relación de óptimas características y comportamientos de San Camilo parecería autoelogio indirecto: patriota, republicano, estratega, visionario, reformador, conciliador, federalista, honesto, comprometido, leal, eficaz, negociador, disciplinado, callado y un etcétera que consumió en tiempo, pasión y sentido, más de la mitad de las palabras felipenses que pretendieron corregir el enfoque virtualmente unipersonal, discriminatoriamente mouriñista, del discurso del hangar, el pasado martes en la noche, pues ahora se mencionó al resto de los viajeros caídos, con referencias elogiosas a algunos de ellos, pero manteniendo silencio respecto de los muertos en tierra que no formaban parte de burocracias ni amiguismos de elite, en un persistente privilegio de lo aéreo sobre lo peatonal, de lo político sobre lo social, de lo palaciego sobre lo popular (el desfile de personalidades políticas en las pompas fúnebres sólo subrayó la gran distancia de ese segmento del poder respecto al pueblo en general, con esas ceremonias de intereses que no calan entre quienes diariamente ven muertes sangrientas por doquier, desesperación y abatimiento sociales y un futuro cada vez más oscuro, justamente a causa de las maniobras de las cúpulas y del saqueo que por medio de la política hacen muchos personajes provisionalmente dolientes).
Calderón usó el acontecimiento fúnebre para hacer política, insistiendo en el tema que busca acomodar en toda crisis posible, el del diálogo y la unidad, y aprovechando el momento, sin interpelación posible, para dibujar a su propio gobierno, con trazos que adjudicó al difunto, como una obra de sacrificio y entrega absolutas. Los aprovechamientos políticos fueron completados con la presencia de la plana mayor de Los Chuchos y el segundo acercamiento de Marcelo Ebrard al entorno del gobernante formal del país. La virtual convocatoria a cerrar filas en torno a Los Pinos a partir de un incidente bajo sospechas trata también de aislar al otro presidente, Vicente Fox, que fue dejado solo en su hacienda guanajuatense, pues a última hora ni Manuel Espino aceptó ir a recibir el Beso de San Cristóbal. Hay quienes comenzaron a hablar ayer de que Calderón está tratando de crearse su verdadera toma de posesión, a partir de una especie de Quinazo al revés.
Dado que el propio orador del Campo Marte habló de que es necesario que surja la verdad ha de entenderse que lo sabido hasta ahora no deja de ser material provisional y posiblemente mendaz. Mucho más que simples dudas y especulaciones es lo que, por ejemplo, planteó el miércoles por la noche el especialista en seguridad Samuel González, de larga trayectoria en asuntos policiacos y colaborador cercano que fue de José Luis Santiago Vasconcelos, el hombre que encarnó la lucha oficial contra el narcotráfico y que fue relegado del discurso y el homenaje oficial a causa del amigo Mouriño. Entrevistado por Carmen Aristegui en CNN en español, González habló de las diferencias graves entre la PGR a cargo de Eduardo Medina Mora y la secretaría de seguridad pública que tiene a Genaro García Luna al frente, criticó las desviaciones discursivas de Calderón, bordeó el tema de las inconformidades de militares y policías de carrera con los políticos en el poder, y planteó que es necesario un cambio en la conducción política del país.
Como es natural, González señaló que deben analizarse todas las hipótesis sobre lo sucedido el pasado martes, sin dar por oficialmente sentada una sola explicación, sobre todo si el presunto encargado de las indagaciones, Luis Téllez, es un economista sin experiencia en investigaciones policiacas o aeronáuticas. La sobresaliente aparición de Téllez, con su Nintendo II, como aquel con el que Carpizo pretendió explicar la mecánica del asesinato de un cardenal en Guadalajara, ha hecho que florezcan las especulaciones. Las orejas que asoman, desde luego, son las de su verdadero jefe, Carlos Salinas de Gortari, y de los intereses intervencionistas de consorcios gringos como el Carlyle Group. Al respecto, el lector David García recuerda que Téllez “fue durante algunos años presidente de The Carlyle Group en México, el holding ligado a familias como la Bush, relacionado con la CIA y el FBI y que tiene intereses en armamento, energía, finanzas y tecnología y que sería uno de los principales beneficiados con una reforma petrolera a modo en México. Después del 11-S surgió la teoría sobre un supuesto sistema (Home run), desarrollado por Carlyle y probado en México, mediante el cual se podía manejar remotamente cualquier aeronave, supuestamente para ser usado en situaciones de secuestro.Y ahora resulta que el ex representante en México de Carlyle está relacionado directamente con la caída inexplicable de una aeronave con implicaciones políticas, prácticamente después de una reforma petrolera”
. Y, mientras sigue oliendo a gas, ¡feliz fin de semana (en lo que sea posible)!