De Blogotitlán
por Francisco Núñez Montes
La apocalíptica y descolorida Luna Azul de Medianoche y los nubarrones en la política nacional, pintan la debacle institucional de dos de los poderes constitucionales. El tercero, y supuestamente más venerable por estar a cargo de la Justicia, se deshace en su propia y ridícula corrupción.
La elocuencia del rostro desencajado y de color blanco transparente de Calderón Hinojosa retrató un inusual y vergonzante acto, sustituto de lo que debió ser una vigorizante ceremonia republicana en San Lázaro, entre vivas y esperanzas ciudadanas.
El Canal del Congreso haciéndole la faena a Televisa, ocultando la realidad del desorden parlamentario, secuestraba imágenes y sonidos que los invitados y demás testigos presenciales se llevaron a sus países.
Una multitud libre y espontánea contra unos cuantos acarreados en el Auditorio Nacional, en un área de 3 kilómetros, como caras del mismo rostro, llamado México.
Ahora el discurso de Calderón Hinojosa es un remedo del de AMLO, cuyas propuestas son acordes con la realidad nacional.
¿No que AMLO era un peligro para México?
¿Remordimientos de conciencia, conveniencia o, culpabilidad, ante las firmes y libres manifestaciones de la gente?
Estos son los escenarios, entre muchos otros, que marcarán en la Historia política nacional la falacia impuesta por el poder faccioso del Estado en esta plutocracia de nuevos encomenderos.
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