martes, enero 23, 2007

El daño que le hizo la TV a Alvaro Cueva el que criticó LA VERDAD SEA DICHA

Esta es una prueba viviente del daño tan terrible que hace la televisión y el perjuicio que hace la gente de televisión. Pido disculpas de antemano por tanto término psicoanalítico y el psicologismo que utilizaré, pero tanto que hablamos de lo perniciosa que es la televisión ahora que tenemos una ocasión tan flagrante de lo destructiva que es, no quisiera dejarla pasar para demostrar que hay bases y que no es nada más por las prácticas monopólicas, el fraude y la voracidad de Televisa y TV Azteca.

Alvaro Cueva pretende hacer una crítica de LA VERDAD SEA DICHA, antes de ir a ella, dejénme que les cuente quien es este señor y vamos analizándolo psicológicamente, los invito a acompañarme; la información viene de una entrevista que le hicieron en Canal 100 de la revista de Telemundo en el año 2004:

Alvaro.- Desde que era muy niño veía la televisión, "toda mi vida, absolutamente toda mi vida, he visto toda la televisión que he podido. Desde que era un bebé. Tengo 36 años. Cuando era niño no se veía bien que los niños estuvieran frente al televisor tanto tiempo, y mucho menos que vieran cosas como telenovelas... De niño me la pasé mucho tiempo solo porque mis padres trabajaban. Mi gran nana, amiga y confidente fue la televisión".

Nada más hay que imaginar la deformación mental de un individuo que desde bebé está frente a un televisor por 36 años. ¡Y viendo telenovelas! Vamos a ver lo que le hizo la televisión a esta criatura y los valores que encarnó en él:

"Amo profundamente la televisión. Yo no puedo entender la vida sin ver televisión y mucho menos sin escribir de ella. Me volvería loco si no pudiera escribir sobre televisión".

Ama "profundamente" la televisión y no puede entender la vida sin ver televisión, es escalofriante, dice que "se volvería loco si no pudiera escribir sobre televisión", le tengo malas noticias: ya está loco y vamos a analizar por qué.

Cuando empecé a trabajar con Ventaneando, por alguna extraña razón los de El Norte y el Reforma sintieron que estaban perdiendo al hijo que habían criado, cuando yo no tenía ningún beneficio del periódico. Era mal pagado y mal reconocido.

Trabajaba nada más y nada menos que para El Norte y el Reforma en donde era mal pagado y mal reconocido, pero... dice que cuando empezó a trabajar en Ventaneando "sintieron que estaban perdiendo al hijo que habían criado". Aquí empieza su confusión, desplaza la figura de los padres a los periódicos, porque curiosamente dice que él era como "un hijo al que habían criado", conste que la metáfora es de él; en realidad los que él siente que fueron malos padres son los que tuvo, y que le pagaron mal y no lo reconocieron puesto que lo abandonaban cuando era niño solo frente a un televisor. Hay una enorme sensación de abandono y de no ser reconocido, pero sigamos:

Yo hice programas de Ventaneando totalmente dopado. Yo me sentía tan mal físicamente, que me iba a servicios médicos y me daban ahí una pastilla para los nervios. Fue la época del Ventaneando millonario, que acaparó toda la atención dentro de TV Azteca... Me la pasé muy mal. No era lo mío. Casi todo lo que gané en Ventaneando, que me pagaron muy bien, me lo gasté en médicos. El lunes iba al psiquiatra, el martes al acupunturista, el miércoles con el masajista y así te puedo seguir diciendo mi ciclo médico de la semana. Hasta que terminó lo que debía terminar.

Es decir, estaba dopado, sabía que se estaba prostituyendo, iba al psiquiatra y tomaba una pastilla para los nervios. Eso fue por
todo el abandono que sufrió desde bebé frente a un televisor, no fue por Ventaneando, ya el muchacho andaba muy mal emocionalmente.

Estudié en el Tec becado. Imagínate que yo me sentí como Julia Roberts en Pretty woman. Me llevaron al Palacio de Hierro a tomarme medidas y entré a una etapa muy ridícula... En esa época estaba mucho más gordo que ahora, y como no había tiempo muchas veces lo único que comía eran chocolates. Me crearon una imagen de un señor 20 años mayor de lo mayor que yo ya me veía por mi obesidad. Además hice corto circuito con todo el mundo.

¿Va quedando clara la historia clínica?: Tec becado, (sentimientos devaluatorios), gordo que lo único que comía eran chocolates, (depresión que trata de compensarse oralmente con chocolates), tuvo que hacer de un señor de 20 años mayor, obesidad e hizo corto circuito con todo el mundo, ya para qué les explico más. Le preguntan si luego de Ventaneando, se contrató con Venevisión:

No, porque Arquímides Rivero me dijo que podía tener futuro ahí pero que primero debía hacer méritos, y yo no tenía dinero para sostenerme. Regresé a México muy endeudado, con una quiebra total económica, una depresión nerviosa espantosa, y sin trabajo, porque ya no estaba ni en Reforma ni en TV Azteca. Me tuve que cambiar de la casa que rentaba. Rematé muebles, mi coche y todo lo que pude. ¡Me quitaron mi antena de DirecTV!

¡Ups! Otro rechazo, pérdidas, y... vuelta a la depresión nerviosa... mmmh... más pérdidas.

Uno de los lugares a los que acudí fue el Diario de Monterrey. Para mí fue penoso ir a verlos porque sí tengo valores, y estaba haciendo contacto con el competidor de Reforma.

Dice que sí tiene valores y que aun sin tener trabajo le dio pena por el Reforma del que ya había salido hacía tiempo. ¿? No es que tenga valores, lo que tiene es un superyó culpígeno, es decir, tiene un sentimiento de culpa inconsciente por el rencor que siente hacia los padres, además no se valora a sí mismo porque estuvo carente de amor; nada de malo tenía buscar otro trabajo, nada más faltaba que uno no pudiera solicitar empleo en una empresa porque trabajó en otra de la competencia. Esa es la mente que deformaron los valores telenovelescos. ¿En qué me apoyo para establecer esta relación de amor/odio? En la siguiente declaración:

Lo he dicho en muchas pláticas y presentaciones de libros: amo profundamente la televisión, y uno es exigente con las cosas que ama. Si tú tienes un hijo le exiges mucho, porque lo amas y quieres lo mejor para él. Así soy yo con la televisión. Amo entrañablemente esto, la amo más que mucha gente que trabaja en los medios. Soy muy exigente y muy cruel, pero también soy muy generoso y consentidor.

La ama pero también se muy exigente y muy cruel. Sigamos:

En el Diario de Monterrey me empezaron a pagar, y la buena suerte fue que al año se convirtió en Milenio y empezó a publicarse también en la ciudad de México. Y ahí pude hacer el sueño de mi vida: tener una columna diaria de crítica de televisión. Gracias a gente como Federico Arreola y Carlos Marín, hoy vivo algo maravilloso. Porque yo cuando hago mis columnas río, lloro, me enojo y me apasiono. En mis críticas hay muchas cosas de mí. Mi columna no es una afición, la vivo intensamente y es mi prioridad.

Imagínense nomás con la televisión que tenemos, este muchacho llora, se enoja y se apasiona, la vive intensamente y es su prioridad,... Aquí no se necesita ni ser psicólogo para ver que hay algo que está muy mal.

Pertenezco a la generación de la crisis. Desde que nací sólo he escuchado hablar de crisis. Siempre he tenido la sensación de pérdida, y por eso lo que yo menos pretendo es destruir un canal, un programa o a una persona.

Así es, parece que en parte tiene conciencia de sus sentimientos, él siempre ha estado en crisis y ya nos habíamos dado cuenta de su sensación de pérdida de ahí tanto colapso nervioso; y es que veía tanta televisión porque sus padres trabajaban y lo dejaban solo, entonces depositó en el televisor ¡el amor a sus padres! pero el televisor no le pudo dar amor porque es una caja que emite imágenes y sonidos por lo general frívolos e inmorales.

Lo que yo escribo puede servir de inmediato a la industria. Sé que mis artículos han provocado despidos y ascensos.

Eso es lo que le gratifica: servir a la industria y provocar despidos y ascensos: compensación a sus sentimientos devaluatorios y a su necesidad de poder, de poder chingarse a unos y beneficiar a otros, ahí está su amor por escribir sobre la televisión, cuestión que debe tener poca competencia porque mira que ser crítico de televisión, su posibilidad de expresar el amor y el odio.

Creo que el desprecio intelectual que existe por la televisión, se da porque la televisión es muy clara y lo claro puede ofender. Hay gente a la que no le gusta reconocerse. Los mexicanos vivimos en el juego de las máscaras. Por eso es común que haya gente que diga que no ve televisión, y cuando reconoce que vio una telenovela cuenta que se la encontró mientras estaba circulando por el National Geographic Channel.

Para él la televisión es clara (idealización de la figura materna), y la gente se reconoce en ésta, es decir, él se reconoce en la televisión (en su madre sustituta) y para él, el juego de máscaras está más en la realidad que en la televisión. Distorsiones muy graves sufre Alvaro. Escuchen esto:

- La televisión es tan clara que ofende. Y sobre todo ofende a los intelectuales, porque les está enseñando los defectos que tiene la realidad, que también es su realidad.

Confunde la televisión con la realidad y la realidad con la televisión. Está mirándonos desde adentro del televisor, como si éste fuese el vientre de su madre y estuviera observando al mundo desde ahí, y desde ahí también ve la televisión.

Quiero ser crítico de la televisión toda mi vida. Quiero morirme viendo la televisión. No puedo vivir sin mis televisores. Me quiero morir siendo crítico de televisión. Tengo también algunas otras inquietudes, como hacer un guión de cine y otra telenovela, pero lo mío es la crítica de televisión.

¿Queda claro que la televisión simboliza la madre? Pero a esa madre a la que ama también quiere destruirla porque lo abandonaba de niño (amor/odio).

Yo amo al cine de Ingmar Bergman y las telenovelas.

¿Qué tendrá que ver el cine de Ingmar Bergman con las telenovelas? Al pobre Bergman le dió en la madre, y ella qué culpa tiene, seguramente no dejó a Bergman viendo la televisión (esto ya es broma para relajarse).

Gracias a gente como Federico Arreola y Carlos Marín, hoy vivo algo maravilloso. Porque yo cuando hago mis columnas río, lloro, me enojo y me apasiono. En mis críticas hay muchas cosas de mí. Mi columna no es una afición, la vivo intensamente y es mi prioridad. En Milenio me he encontrado un periódico muy valiente y crítico por todos lados.

Por supuesto que tiene que lamerle la cola al Milenio, semejante periodicucho, desde ahí puede sentir que tiene algo de poder, después de tanto abandono, tanta pérdida y tanto rechazo.

Ya que sabemos quién es, nada más voy a poner los primeros parráfos de la "crítica" porque lo demás ya se lo contestó muy bien Tlan2007, y ya da hueva por la evidencia de que este hombre lo único que busca es destruir todo porque a él lo destruyó la televisión:

Repugnante, así es La verdad sea dicha, el nuevo programa de televisión de Andrés Manuel López Obrador en TV Azteca.

Ya desde que utiliza la palabra "repugnante" comienza uno a sospechar que algo anda podrido por ahí, y por ello me puse a investigar quién era esa persona que con tanta ira calificaba un programa.

¿Por qué? Porque es un infomercial que no cumple con los requisitos básicos de los infomerciales, porque carece de estructura en su manejo de contenidos y porque deja muy mal parado al señor López Obrador.

Como le contesta Tlan2007 no es un infomercial y la estructura está clara. En lo que se refiere a que deja muy mal parado al señor López Obrador, vamos a ver como queda él después de toda la información clínica que nos dió en su entrevista y con su "crítica".

Además, porque está hecho sin la más mínima creatividad audiovisual, porque está lleno de errores y porque es un proyecto absolutamente negativo para la televisión mexicana, entre muchas otras razones más que no cabrían en esta página.

Después de los bodrios de programas de la televisión mexicana, ¿ustedes creen que éste realizado por gente profesional y reconocida en el extranjero puede "estar hecho sin la más mínima creatividad audiovisual... lleno de errores"? La verdad sea dicha el programa de AMLO comparado con cualquiera de Televisa, en forma y contenido, es casi como la diferencia que hay entre Paty Chapoy y Bergman que tanto le gusta. Claro que puede tener errores, sobre todo por cuestiones de presupuesto, pero de plano se le pasó la mano y ahora sí que se "ventaneó". Al pobre de Alvaro tan devaluado le dió una ira descomunal, una envidia que se le salió de manera irracional junto con una expresión soberbia . Y luego dice que es "absolutamente negativo para la televisión mexicana", claro un hombre acostumbrado a escuchar mentiras y farsas desde que nació, la verdad le parece "repugnante" y todavía para no cerrar en falso dice que las "otras razones no cabrían en la página", no claro si uno escribiera su historia clínica también sería un mamotreto de aquellos, probablemente a eso se refiera.

Ojo, lo que le estoy escribiendo no tienen nada qué ver con que si estoy de acuerdo o no con las ideas de ‘El Peje’. Son razones de televisión.

Claro que no tiene que ver con si está de acuerdo o no con las ideas de "El Peje", eso nos queda claro. Quizás allá en el fondo pero todavía conciente está pidiendo chamba, chance y AMLO lo llama para que lo asesore, ¿no? O, tiene la fantasía de destruir a AMLO como lo destruyeron a él cuestión completamente fuera de toda realidad porque él junto al movimiento de López Obrador es un microbio. Ahora en lo inconsciente, dice que "son razones de televisión". Exactamente son razones, con todo respeto, de su señora madre (la televisión), sin ofender.

Moraleja: no dejen a los niños ver la televisión tanto tiempo y menos telenovelas, ya aunque no sea por la resistencia háganlo por su salud mental.

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