viernes, enero 26, 2007

Nairobi evidenció las contradicciones y la fuerza del movimiento altermundista

El capitalismo neoliberal lleva a la destrucción de la vida en el planeta, concluye foro

Más que una organización o una entidad, el FSM es un espacio, asevera Chico Whitaker

LUIS JAVIER GARRIDO ENVIADO

Nairobi, 25 de enero. El Foro Social Mundial de Nairobi fue clausurado hoy en esta capital, luego de seis días de reunión, con un optimismo desbordante de organizadores y asistentes, en particular por el futuro africano, a pesar de lo dispar de las propuestas y del hecho de que el FSM no puede asumirlas como tal.

En el curso de casi una semana, un sector muy importante del movimiento altermundista que se expresa en este espacio, evidenció aquí su fuerza, pero también las contradicciones en las que se halla inmersa esta instancia de la lucha contra la globalización neoliberal, y las limitaciones que tiene para enfrentar a las políticas impuestas al planeta por Washington en nombre de los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales.

El brasileño Chico Whitaker, uno de los fundadores históricos del FSM, estaba empero exultante de emoción y felicidad esta tarde en el parque Uhuru y en entrevista exclusiva con La Jornada nos dijo que la llegada del Foro Social Mundial al Africa había sido una gran victoria de todos pues se habían "vencido un gran número de obstáculos y resistencias", por lo que los organizadores se sentían "muy gratificados". Reconoció que el séptimo foro había tenido muchas deficiencies y carencias, pero que todos tenían que aprender de ellas para el futuro; aunque ninguna de éstas, insistió, podría opacar los logros fundamentales del evento, el principal de los cuales sería la imbricación de los países africanos en las acciones colectivas de la lucha mundial contra la globalización neoliberal. "El continente africano empezara a vivir una nueva historia a partir de las relaciones que se hicieron acá", nos dijo.

El Foro Social Mundial regresará pronto a este continente, nos dijo, y ya existe un ofrecimiento muy concreto para que en 2009 se vuelva a llevar a cabo en un país africano.

Las actividades autorganizadas del FSM y las corganizadas por su dirigencia con los responsables africanos culminaron tras miles de exposiciones y discusiones en las que se hizo evidente que el diagnóstico que se hace de la situación actual es el mismo en todas las latitudes: el capitalismo neoliberal lleva no sólo a las peores injusticias que ha conocido la humanidad, sino a la destrucción misma de la vida en el planeta. El foro, sin embargo, no puede como tal, por sus principios, tomar iniciativas concretas para revertir esta situación.

Las 90 propuestas de acción fundamentales, que surgieron de los 21 grandes foros de ayer, y que se están empezando a dar a conocer por Internet, no fueron por lo mismo consideradas como discutidas ni aprobadas por el foro como entidad, ni mucho menos podrían constituir un plan de acción del Foro Social Mundial, que no lo tiene, insistió Chico. El acuerdo adoptado en vistas de la nueva mecánica aprobada, fue que las mismas obligarían únicamente a quienes las propusieron a los grupos de organizaciones y deben hacerlas valer en los próximos meses.

El Foro Social Mundial, dice Chico Whitaker, "no es una entidad, no es una organización, no es un movimiento: es un espacio".

Este principio es fundamental, me insiste Chico, porque existe una gran confusión sobre lo que podemos y no podemos hacer. Esas organizaciones proponentes, al darlas a conocer en los foros del cuarto día, se estaban a la vez obligándose a llevar a cabo dichas acciones a lo largo de 2007, y se comprometieron frente a ellas mismas.

Tales propuestas son sin embargo a todas luces insuficientes para revertir el estado de cosas prevaleciente, y en los más de los casos son movilizaciones y acciones de protesta aunadas al compromiso de impulsar nuevas políticas para capacitar, educar y orientar a la gente.

En el foro sobre la paz, por ejemplo, se decidió hacer fuertes campañas para combatir la presencia de bases extranjeras en el continente, crear la Asociación Internacional de Periodistas por la Paz, impulsar una campaña que marque el aniversario de la ocupación israelí de la margen occidental y otra más para liberar a los patriotas cubanos presos en Estados Unidos.

Los sindicalistas impulsaron propuestas que se sustentan en el indicador de que la tasa de desempleo actual es la mayor que se haya conocido, con 190 millones de desempleados, la mitad de los cuales tienen entre 15 y 24 años, aunada al hecho de que la mitad de la fuerza de trabajo del planeta gana menos de dos dólares estadunidenses al día, de que 12.3 millones de personas son cautivas de empleos que las mantienen todavía en el siglo XXI en una situación de esclavismo, y de que esto es más grave en el caso de los niños, pues 200 millones de menores de 15 años trabajan en vez de ir a la escuela, en tanto que 2.2 millones de gentes mueren como resultado de accidentes de trabajo. La respuesta que proponen es la de defender "sindicales como lo están ya haciendo en vísperas de la próxima Copa Mundial de Futbol de Sudáfrica, lo que supone exigir respeto al derecho de los inmigrantes al trabajo, y el someter a las corporaciones trasnacionales a principios muy precisos, lo mismo que forzar a los gobiernos nacionales a cumplir con los principios y acuerdos internacionales que han suscrito en otras épocas, nada de lo cual sería posible si no media una acción conjunta y unida de las organizaciones sindicales.

El acto de clausura había sido precedido por la mañana con una maratón, bautizada como de los "derechos básicos", que recorrió durante varias horas las "ciudades perdidas" que han ido emergiendo en los alrededores de esta capital de 3 millones de habitantes, entre ellos Kibera (la segunda mayor de Africa, sólo menor que Soweto en Sudáfrica).

La gran manifestación por la paz, que se inició, a su vez, a las 10 de la mañana, en la barriada de Kariobangi en el este llegó hacia las 13 horas al céntrico parque Uhuru o de "la libertad", enmedio de un gran entusiasmo. Los grupos de kenyanos, ugandeses, etiopes y sudafricanos se hermanaron con los saharuis y palestinos, e incluso con muchos estadunidenses, latinoamericanos y europeos en un ambiente de festividad y combate que contrastaba con la preocupación que durante varios días expresaron los responsables europeos y latinoamericanos del FSM, por lo que fue también un momento de propuestas y politización.

La delegación saharaui, integrada por campesinos refugiados y juristas, representantes de desaparecidos y presos políticos, y de manera muy especial por mujeres, ha estado muy activa denunciando las políticas genocidas de europeos y estadunidenses que están respaldando el colonialismo del gobierno de Marruecos, el cual mantiene, según recuerdan, un firme control sobre la última colonia en Africa: la del Sahara Occidental.

El FSM de Africa fue de manera muy especial hasta el último día una extraordinaria expresión de la gente, no sólo de los movimientos sociales, las redes y las coaliciones que tradicionalmente asisten a estos eventos, sino también de una gran cantidad de grupos que aquí se expresaron por vez primera en un evento de esta magnitud.

El Foro de Nairobi fue clausurado oficialmente a las 17 horas durante ese emotivo acto efectuado en el hermoso parque Uhuru de la capital kenyana, durante una ceremonia en la que más de 20 mil asistentes no dejaron de expresar su alegría y solidaridad, pero también su agradecimiento al pueblo kenyano por la hospitalidad.

A la formalidad de la ceremonia de clausura siguió un espectacular programa musical en el que intervinieron algunos de los más brillantes grupos artísticos kenyanos y de otros países: Nyahbingi Order, Nyota Ndogo, Hoperaisers, Eric Wainana, Soul Force, Professor Jay o Didier Aiwada, a los que acompañaron artistas de otros países, como Pundits, de la India o las saharianas de Estrella Polisario

Las contradicciones de los participantes se vieron también en el último día de sesiones en mucha gente que espóntaneamente se manifestaba, y que tuvieron que ver con decisiones fundamentales tomadas por los organizadores. El foro de Kenya no tuvo la expresión del efectuado hace tres años en la India, que estuvo marcado por la presencia de los pobres más pobres en la tierra: los dalit, ya que aquí la lejanía de la sede del evento y los precios de admisión constituían un filtro para muchos. Hace dos días, un contingente de manifestantes se manifestó por la exclusión de que han sido objeto en el acto, según dijeron, la mayor parte de los kenyanos por el simple de hecho de que el precio de admisión a Kasarani era de 500 chelines kenyanos, esto es cerca de siete dólares estadunidenses, cuatro veces el gasto diario de una familia en Kenya, así como pagar el abono para el transporte.

We want food

El incidente más violento ocurrió sin embargo ayer, cuando un grupo de una cincuentena de niños, que después se dijo había sido traído por delegados sudafricanos, desfiló en el Complejo Deportivo Moi, en los alrededores del estadio que están rodeados por puestos de ventas de artesanías y comida, y ante los aparadores de los hoteles de cinco estrellas Norfolk y Windsor Golf y Country Club que inexplicablemente se instalaron ahí, siendo que la mayor parte de los puestos son de modestos vendedores , empezaron a gritar we want food (queremos comida) lanzándose entre las mesas donde italianos y franceses asistentes al foro suelen comer, quienes horrorizados salieron huyendo mientras los meseros arrojaban a los muchachos que lograron ingresar, panes y trozos de carnes hasta que llego la policía, que tuvo una presencia muy notoria todos estos días.

Otra manifestación significativa al interior de esa área fue la que organizó ayer la Red kenyana contra "la ilegitimidad que entraña el pago de la deuda externa', la cual convocó al foro que se llevará a cabo en Sudáfrica este año con dicho tema.

Delegados estadunidenses y europeos agrupados en la Asamblea de Ciudadanos, quienes consideraron que el gasto de transporte para acudir a Kasarani era muy elevado, crearon a su vez un espacio libre de discusiones, en el céntrico Jardín Jeevanjee, en un acto paralelo que fue muy concurrido.

Un rasgo significativo más del foro de Kenya lo constituyó la ausencia de jefes de Estado y de gobierno, pues dos de ellos habían acudido hace dos años a Porto Alegre: Lula y Chávez. Lula, por ejemplo, fue muy orondo en esta ocasión a Davos (Suiza), para expresarse en el primer día en contra el pago de la deuda externa y envió a Nairobi a Luiz Dulci, secretario general de la Presidencia brasileña, quien tuvo una participación hace dos días en la que demandó el fin de los paraísos fiscales.

La personalidad política más importante en el acto de clausura fue una vez más el ex presidente zambiano Kenneth Kaunda (1968-1991), quien aceptó responder unas preguntas de La Jornada, ponderando que el FSM tendrá un impacto formidable para las luchas sociales de los pueblos africanos y se mostró optimista en que este evento sea un parteaguas en la evolucion política del continente.

El viejo político de Zambia, quien gobernó con mano férrea y bajo un sistema de partido único durante más de dos décadas, justificó la intervención estadunidense en Somalia por la corrupción de los dirigentes de ese país, a los que culpó de haberla propiciado, luego buscó desdecirse pretendiendo que es el pueblo somalí el que debe decider al respecto.

Los manifestantes al séptimo foro social no lo pensaron sin embargo así, y en este último día se manifestaron con una gran solidaridad e identidad con las principales luchas que se libran en el mundo contra el poder de Washington y las trasnacionales y las intervenciones estadunidenses en Somalia, en Afganistán o en Irak, y la amenazante situación que se está generando en Líbano, en Irán o en Corea estuvo presente todos estos días como una manifestación de que los africanos están logrando ser ya plenamente contemporáneos de todos los hombres de la tierra. Ese ha sido el principal logro de este evento.

Ryszard Kapuscinski, el gran reportero polaco que murió hace unos días, quien amaba profundamente Africa, lo intuyó desde hace años en su libro La sombra del sol. Mi vida africana. Es "todavía noche", escribió ahí. Pero "el momento más deslumbrante se está acercando: y es el romper del alba".

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