Por: Edna Lorena Fuerte
Cd. Juárez, Chihuahua, México
Con esta bandera, se han levantado los mayores conflictos a los que ahora el mundo se enfrenta. La lucha contra el terrorismo que apuntaló George Bush, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, con la consecuente invasión a Irak, Afganistán y las amenazas a varios países como es el caso de Irán.
Cada paso que se da enarbolando la paz internacional parece irse al vacío, provocando una cascada de reacciones violentas, nuevos conflictos, muertes en el sinsentido. Entonces tal vez no se esté andando en la dirección correcta, tal vez la realidad nos esté diciendo que en verdad, la violencia genera sólo más violencia. Veamos sólo algunos recientes hechos:
La cifra de estadounidenses muertos en Irak alcanzó el último día del año los 3 mil, según el conteo de la agencia de noticias internacional AP, y con ello no se ha logrado ninguno de los objetivos que llevaron a las tropas de Bush al Medio Oriente. Sumémosle a esto el clima internacional de descontento con esta guerra, y las reacciones al interior de los Estados Unidos, pensemos tan sólo en las 3 mil familias en duelo.
Luego, la reciente ejecución de Saddam Hussein, en un acto que recuerda las formas de justicia más retrógradas y nos hace pensar en la justicia no como la balanza del derecho, sino como el sube y baja de los intereses y las venganzas. Y las reacciones no esperan: actos de violencia vengando la muerte y, más aún, las formas de la muerte; El Vaticano, la Unión Europea, Amnistía Internacional y muchos países más, reprueban el hecho; pero nada se hizo para que no se consumara.
Y España no festeja en Madrid el año nuevo, su gobierno tiene miedo de la ETA que en vísperas rompió su tregua que desde hace nueve meses sostenía un diálogo precario con el gobierno de Rodríguez Zapatero. En el corazón de Europa, la violencia marca el ritmo de la cotidianidad de sus habitantes y la respuesta inmediata del gobierno español es romper el diálogo, en lugar de buscar nuevas formas de encaminarlo y hacerlo eficaz.
Parece que la vida internacional, plagada de conflictos bélicos, está inmersa en un tobogán, desenfrenada de acontecimientos, todo va sucediendo, y en nombre de la paz internacional, estamos en guerra. El año inicia y todo parece estar en el aire, se puede apelar a mejores decisiones, a rectificar el rumbo de nuestras naciones.
Pero hay signos que no podemos cerrar con la última campanada del 2006; la violencia del narcotráfico en Latinoamérica, el terrorismo como forma de acción subversiva, la guerra institucionalizada y sus intereses económicos, la pobreza como forma de castigo. Signos que hacen utópico el camino a la paz internacional y, a la vez, ponen el dedo en esta llaga de la humanidad.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com para sus valiosos comentarios. Muchas Gracias.
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