Tanto hay que revolucionar en la conciencia que la “Verdad sea dicha” presenta un reto, además de un goce porque que felicidad ser libre para decir la verdad de lo que uno observa, piensa y siente; a ver si tan sólo por eso se nos hace costumbre y olvidamos esa práctica nefasta e históricamente frecuente en las clases medias y altas conservadoras de estar aparentando lo que no es, porque así es como se forman los mitos y las grandes contradicciones en las que nos movemos constantemente y que provocan el atraso de los pueblos.
Por ejemplo, el otro día un conocido que simpatiza con AMLO y de vez en cuando participa en el movimiento me dijo con cierto aire de presunción que había sido invitado a una fiesta de conocido magnate como si fuese algo meritorio. Tuvimos una plática interesante al respecto. A ver, si un narcotraficante te invita a los quince años de su hija ¿te sentirías orgulloso? Dirías “¡qué crees el Chapo Guzmán me invitó a su casa”…!¿O más bien sería bochornoso que un delincuente te estuviera considerando dentro de sus invitados como si tú y él fueran iguales? Porque eso de que todos somos iguales es en función de ser humano pero de ninguna manera se refiere a lo moral. En este mundo hay clases, pero ya dejemos las categorías económicas o sociales que son importantes, ahora veamos las más importantes, las clases morales, quien pertenece a qué clase moral. La honradez, palabra que por cierto cada vez se usa menos es una de las categorías morales, como lo es la veracidad, la generosidad,…Las personas que tienen esas cualidades son las que pertenecen a la clase alta, no importa si es un campesino o un obrero, si gana mucho o poco…
Toda esa gente que se ha enriquecido robándole el dinero al pueblo de México son ladrones de ínfima categoría porque además lo hacen de manera cobarde, escondiéndose tras una supuesta legalidad arreglada a modo para resultar impunes y seguirse pavoneando , dizque “en sociedad”. También son mentirosos y avaros. Entonces son la escoria de la sociedad y ya vamos metiéndonos eso en la conciencia. Es una vergüenza entrar a la casa de un sátrapa o ser su amigo. Esa es la gentuza con quien uno no debe codearse.
Frecuentemente estamos diciendo que los panistas “que se dicen decentes”, como si lo pusiéramos en duda después de la serie de tropelías que cometen, no, no tenemos que ponerlo en duda, tenemos la certeza de que no lo son, en tanto delinquen o se confabulan con los delincuentes aprobando su conducta, entonces, ya no tiene caso repetir eso de que “se dicen decentes” pues por descontando está que lo sean, es como si insistiéramos en que los narcos “se dicen comprometidos con la sociedad”… no es algo que tenemos ni que mencionar. Históricamente la gente de derecha ha sido la mas atrasada en valores, pero excepcionalmente se encontraba alguna que era decente y que creía realmente en las buenas costumbres de los conservadores, actualmente, la gente de derecha no sólo es atrasada sino egoísta e inmoral, lo han demostrado hasta la saciedad. Los que hemos perdido amigos porque hemos descubierto su verdadero fondo tenemos que estar muy contentos con tales pérdidas porque finalmente nos desembarazamos de gente que no vale un comino, y digo esto porque no le importa que la gente pobre pase tantas aflicciones y muera por falta de recursos que otros tienen en abundancia. Pues qué clase de bicho es una persona así.
Frecuentemente familias de clase media, haciendo un gran esfuerzo meten a sus hijos a una escuela cara que dizque para que se relacionen con “gente bien”, sin caer en la cuenta de que los están llevando a una escuela de delincuentes y de gentuza de la peor canalla. Ya no hagan eso, es como si los metieran al reclusorio a estudiar.
Existen también el mito de que es gente educada, no, no es gente educada, son por lo general muy ignorantes, no les gusta leer, tienen nula cultura, son frívolos y cuando viajan no pisan los museos porque les aburren, van a los antros a meterse drogas caras y tienen los peores vicios morales. Son, por lo general , gente muy vulgar, o me van a decir que Manuel Espino es una gente decente, ¿o “fina”?, o Fox, o Abascal, o el pelele, o Elba Esther, por favor, esos sí que son nacos, unos nacos intelectuales y morales. Mejor inscribir a sus hijos no en escuelas de “gente bien”, sino de gente de bien en donde los padres se esmeran porque sus hijos aprendan y sean personas honradas con conocimientos.
Por cierto, en la entrevista con Carmen Aristegui, AMLO dijo que ya le habían dicho que no le dijera pelele al pelele, no sé él y si políticamente le convenga, pero nosotros ¿por qué no le vamos a llamar por lo que es? Este es y será pelele, siempre, y en los libros de historia que lean nuestros nietos, dirán que en nuestro movimiento derrocamos al “pelele” y los historiadores tendrán que ir a los archivos para ver cuál era su nombre de pila, si es que viene al caso. Si ellos dijeron hasta cansarse que AMLO era un “peligro” para México siendo mentira porque nosotros no le vamos a llamar pelele siendo verdad.
En cuanto a “elegancia”, ese es otro mito, son por lo general de una cursilería sublime, justamente porque no están educados, no hay cosa de más mal gusto que sus porcelanas y toda la mierda con que a veces hasta con asesoría de “decoradores” llenan sus casas, no tienen la sensibilidad de valorar el buen gusto de un indígena en una sencilla figura de palma o de un papel amate que resulta mucho más elegante que un Lladró que no sirve más que para estar en un museo como testimonio de una época por cierto bastante depravada porque representa un romanticismo pueril y simulador; es como la diferencia que hay en la arquitectura del Palacio de Bellas Artes, un pastel de merengue y la Pirámide de la Luna cuyas líneas arquitectónicas apuntan a toda una belleza estética y simbólica. O bien, para ser “postmodernos" pasan por “minimalistas”, es decir, lo de hoy, ¿veees? De tal forma que adonde vayas está ese estilo que ya resulta ser totalmente impersonal, pero su educación no les da para más.
Ese mismo mal gusto lo tienen en sus costumbres, nada más corriente que los “baby showers” copiado de nuestros comerciantes vecinos del norte en el que decoran sus casas como si fuesen retrasad@s mentales y sus conversaciones serían la envidia de Paty Chapoy; a veces, no sólo tienes que llevar regalo sino que te pasan un sobre, para que eches ahí encima de todo, unos dólares; sus bodas, en las que tiran la casa por la ventana para mostrar su fuerza económica resultan reuniones de simulación en la que los viejos se alcoholizan y los jóvenes se meten coca, son verdaderamente abominables. Hace unos diez años asistí a una boda de una familia con mucho dinero, los Fontanet, en una hacienda que tienen en Tequisquiapan, se pasaron un año organizando la boda y decidiendo hasta el más mínimo detalle en el cual se manifestó la frivolidad y el mal gusto de los contrayentes que nomás para darles una idea se casaron vestidos de charros, ya con eso describo el evento, fox hubiera estado feliz estrenando sus botas. Esta misma novia, ya casada con su casita en Bosques de las Lomas organiza bazares en Navidad como actividad caritativa para reunir dinero para ayudar a los miserables que viven en Santa Fe ¿saben cómo? Ah, pues construyéndoles un templo.
Entonces que quede claro: por lo general la clase denominada alta es inmoral, ignorante, vulgar, cursi y avara, y los de clase media que quieren parecerse a ellos pues imagínense donde quedan si esos son sus modelos de vida.
Y esto me lleva a otra cosa, tenemos la creencia que la verdad por ser tal no requiere de publicidad, porque ahí está, es evidente, y en eso también nos equivocamos. En tanto la mentira tiene toda la publicidad, nosotros tenemos que hacerle publicidad a la verdad. Así que tendremos que repetir hasta el cansancio como lo hacen ellos la verdad: el usurpador es el pelele, los delincuentes de cuello blanco son los sátrapas, asesinos, ladrones, rateros o como quieran llamarles, es la verdad. Ya no se llaman Slim, ni Roberto Hernández, ni Servitje, ni Bailleres, ni Claudio X. González, ni Azcárraga, etc.. así sólo tienen que llevar el adjetivo que los define y que se han ganado a pulso, es decir, “el sátrapa de Servitje”, “el asesino de Ulises Ruiz”,… y así en cada caso, esos nombres tienen que ser una vergüenza a tal grado que sus herederos tengan que cambiarse el nombre. En todas partes hay que pegar carteles, haciéndole publicidad a la verdad, sobre la pobreza, sobre el fraude, sobre los robos: Fobaproa, ISOSA, carreteras, maíz, hay que estar dale, dale, como dice AMLO, con eso porque ellos por el otro lado están dale y dale con sus mentiras. Carteles, muchos carteles, con humor, pegarlos en todas partes, aun así nos llevan ventaja porque tienen a los merolicos de la tele pero como lo que decimos es verdad pues también tiene su fuerza extra.
Y eso de que hay que ser tolerantes, es cierto, pero se refiere a las diferentes creencias, a las preferencias sexuales, a la forma de vestir; la gente tiene derecho a ser como quiere ser y a llevar su vida como lo decida, siempre y cuando no perjudique a los demás, si quieren hacer sus baby showers, pintar el cuarto de la nena en rosa, decorar sus casas con pésimo gusto o hacerse piercing en las nalgas, nos parece perfecto, pero no pueden mocharle orejas a los niños ni violar ancianas. O ¿aceptaríamos que nos dijeran que hay que ser tolerantes con “el Mochaorejas”, total si él quiere estarle mochando orejas a la gente para pedir rescate? Pues no, ni con el Mochaorejas, ni con lo violadores, ni con los rateros, ni con los asesinos se puede ser tolerante, a ellos hay que denunciarlos constantemente, hasta que se haga justicia. Se acabó la simulación y la Verdad sea dicha por doquier. Varias cosas se me han quedado en el tintero sobre la simulación, pero seguiré insistiendo en ello porque tengo muchos ejemplos concretos, caiga quien caiga.
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