Aunque el periódico Reforma no es de mi agrado, no puedo evitar recurrir a él los días en los que colabora el maestro Lorenzo Meyer. Ayer (17/03/2007) me llamaron la atención dos titulares de la primera plana y leí las notas completas. De la primera sólo diré que es una aberración y un pésimo ejemplo considerar “buena suerte” que mujeres mexicanas bellas logren conquistar galanes supermillonarios. Con esa aseveración el periódico Reforma dibuja
perfectamente los valores y las aspiraciones de la clase política y social a la que defiende.
La segunda nota que llamó mi atención se titula: AMARRAN LEYES A DIRECTORES PARA EXPULSAR A ALUMNOS. Silvia Ruano y Aideé Molina explican que en otros países como Estados Unidos, Canadá, España y Chile los directores de escuelas de educación básica cuentan con la anuencia legal para sacar de las escuelas que dirigen a los alumnos que, según su criterio, se hagan acreedores a la expulsión. Muestran también una gráfica, digna de análisis,
en la que aparecen las razones de la expulsión, y en la que México está maniatado por las leyes para actuar en contra de los alumnos problemáticos, cosa que hay que celebrar y no criticar.
Las disposiciones de cada país obedecen a sus propios miedos, por ejemplo, en Estados Unidos las causas de expulsión son:
En Texas- Por manipular armas, consumir drogas, poseer explosivos, participar en pandillas o cometer vandalismo al participar en una actividad patrocinada por la escuela o dentro de 90 metros a la redonda.
En Nueva York- Por poseer, usar o vender armas o drogas, causar heridas a un compañero, tener comportamiento agresivo o por pandillismo, incendio, robo, provocar un motín, agresión sexual u hostigamiento a un compañero.
En California- Por poseer, vender o facilitar un arma, traficar con drogas, asaltar, agredir sexualmente o poseer algún explosivo. Queda a discreción del directivo expulsar por daños graves, pelear, robar o extorsionar.
En España- Por cometer agresión grave física o moral contra maestros o alumnos, o actos injustificados que perturben gravemente el desarrollo normal de las actividades del centro escolar.
En Canadá- Por cometer fallas graves de acuerdo con el reglamento escolar (no especifica).
En Chile, lo mismo, por cometer fallas graves de acuerdo con el reglamento escolar.
México aparece en la gráfica con un terrible tache color rojo ya que por ningún motivo un director de escuela puede expulsar ni suspender alumnos, aunque cometan faltas “graves”.
Mi lectura me lleva a deducir dos cosas importantes. La primera es que las escuelas que toman la medida de expulsar alumnos, en países desarrollados y con altos índices en rendimiento académico, no han incidido en el estado espiritual y moral de sus alumnos puesto que algunos arremeten contra los demás y contra su propia escuela. No olvidemos que se enseña con el ejemplo. Posiblemente el ejemplo que están recibiendo de su sociedad es lo que está ocasionando faltas tan graves como para ser excluidos y abandonados a su suerte. Allá ellos. La segunda, me lleva a pensar que en México existe una fe en los alumnos y por ende en el porvenir. Que los directores no necesitan de la expulsión ya que tienen una intuición para detectar y prevenir actos que puedan perjudicar a los demás. Al menos antes de la llegada de la
ultraderecha al poder la Educación Pública Básica, aun con sus grandes carencias materiales, rescata a sus alumnos de las influencias negativas del medio y les ofrece un espacio para canalizar sus emociones. He observado durante los tiempos de descanso y de recreo que los alumnos de escuelas públicas presentan menos violencia que los de escuelas privadas. Lo atribuyo a la falta de egoísmo y racismo, que son los detonantes de conductas antisociales.
Ojalá que no pretendan, con estas burdas comparaciones, hacernos creer que debemos excluir, como en otros países, a nuestros niños mexicanos de su escuela pública, laica y gratuita.
Profa. Patricia
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