lunes, marzo 19, 2007

Pemex: rescate político-financiero del secuestro de sus peores enemigos

Quizá, el disfuncional Ortiz (no es una persona culta, sino un fiel "empleadito" de Washinton) no esté enterado, pero ya ni en Estados Unidos creen en el FMI y ni siquiera en su mismo seno, donde abundan sus cantos de despedida fúnebre: "Reporte final del comité para el estudio del financiamiento sostenible en el largo plazo del FMI" (31-01-07). Ortiz dilapida casi 5 mil millones de dólares en un barril sin fondo: el FMI. Con nuestras reservas monetarias, el iluso Ortiz, otro poseído de la globalización, pretende triplemente: 1. salvar sicóticamente a Estados Unidos de su quiebra financiera inevitable; 2. impedir la inexorable devaluación del dólar, y 3. rescatar al moribundo FMI de su cáncer terminal. ¡La demencia total! ¿Donde está el Congreso? ¿Quién detendrá toda la vesania que se apoderó de los neoliberales que toman medidas de "(PAN)ico" para salvarse de su naufragio mental?

El presidente venezolano, Hugo Chávez, con trabajadores petroleros, en agosto pasado. Hoy Petróleos de Venezuela es una de las superexitosas "nuevas siete hermanas" estatales Foto: Ap

Se debería empezar por una triple auditoría ciudadana al Banco de México (BdeM), a la Secretaría de Hacienda y a Petróleos Mexicanos (Pemex) para detectar los agujeros negros que absorben sus ingresos descomunales que han resultado insuficientes para (en)cubrir los enormes boquetes financieros del disfuncional modelo neoliberal (ver Bajo la Lupa, 11 y 14-03-07) .

En paralelo, habría que quitar a Hacienda el control de Pemex, donde no tiene nada que hacer y así obligarla a ejercer sus funciones primarias que no cumple (v.gr. cobro de impuestos a la parasitaria plutocracia neoliberal, a la que solapa y subvenciona).

En el consejo de administración del "nuevo Pemex" deberían estar los inexistentes gobernadores de los estados petroleros, grotescamente transformados en espectadores pasivos y receptores de polución, para participar en la toma de decisiones que afectan el patrimonio de sus ciudadanos.

El haber sugerido la "regionalización" de la paraestatal, al estilo de Alaska y Texas, nos valió ser expulsados de una revista local. Así que nos ahorraremos lo que parece significar una idea subversiva: la creación de un Pemex-Campeche, Pemex-Chiapas, Pemex-Veracruz, Pemex-Tabasco, Pemex-Tamaulipas, etcétera, cuyos gobiernos locales totalmente ausentes debieran ser los responsables en explorar y explotar su riqueza petrolera, además de proteger su medio ambiente depredado por los neoliberales, y así quedarse con una sustancial parte de sus pletóricos ingresos para luego aportar su contribución a la Federación, es decir, algo similar a lo que hacen las trasnacionales anglosajonas y/o Alaska y Texas. El mapa de la distribución de la riqueza de México cambiaría dramáticamente del norte al sur.

Aprendimos la lección de no ser más localistas que los ausentes gobernadores, y nos quedamos en las soluciones "federales".

Llama la atención el carácter parcelar y desintegrativo de las "soluciones" de la amazona mendaz del New York Times, Elizabeth Malkin, y el director de Pemex, Reyes alias Herodes (seleccionado para asesinar al niño Pemex).

Dejando de lado los escollos geopolíticos impuestos por Estados Unidos, si nos centramos en las dos carencias "insolubles" que alegan ambos, "educación" y "dinero", existen sencillas medidas político-financieras que pueden ser aplicadas en forma aislada y/o combinada con una visión integral: México visto como un todo y no atomizado en feudos parcelares.

El cambio del modelo neoliberal trasnacional, el peor enemigo de la tenencia nacional de Pemex, constituye un imperativo de supervivencia tanto de la paraestatal desnacionalizada en forma gradual, como de la nación mexicana desmantelada en su infraestructura financiero-industrial.

Si nuestros amigos de Petrobras explotan exitosamente las aguas profundas, no vemos por qué nuestros ingenieros y/o técnicos capacitados no puedan desarrollar esa función mediante la creación de carreras y/o cursos profesionales en las universidades públicas (no las entreguistas neoliberales, como el ITAM y el CIDE) para lograr la autosuficiencia del conocimiento e impulsar la inventiva científica.

Aun en el contexto del vigente modelo neoliberal, "dinero" sobra para cubrir el dizque "faltante" de entre 8 mil y 10 mil millones de dólares al año que pudieran provenir de cuatro fuentes domésticas:

1. Urge abolir la aberrante "autonomía" supraestatal del BdeM que sigue en forma esclavizante el "modelo del Fondo Monetario Internacional (FMI)", y así utilizar parte de los 76 mil 842 millones de dólares en reservas que provienen en su mayor parte del mismo petróleo y que ahora sirven para sostener al moribundo dólar. Frente a la diversificación global de las divisas de los bancos centrales, el cordobista Ortiz mantiene nuestras reservas en dólares inservibles (con un ridículo 0.05 por ciento en otras divisas), pésima decisión que ha costado al país una fortuna (¡más de 20 mil millones de dólares debido a la devaluación de la divisa!), y acaba de aumentar en forma descabellada su aportación al FMI a un exagerado 21 por ciento, 4 mil 654 millones de dólares, cuando los sensatos Brasil y Argentina la liquidaron y sacaron a patadas para poder crecer sin sus castrantes "condicionalidades" que favorecen en forma unidireccional la hegemonía del "dólar-chatarra". Quizá, el disfuncional Ortiz (no es una persona culta, sino un fiel "empleadito" de Washinton) no esté enterado, pero ya ni en Estados Unidos creen en el FMI (v.gr. "Reporte Meltzer", del Congreso) y ni siquiera en su mismo seno, donde abundan sus cantos de despedida fúnebre: "Reporte final del comité para el estudio del financiamiento sostenible en el largo plazo del FMI" (31-01-07). Ortiz dilapida casi 5 mil millones de dólares en un barril sin fondo: el FMI (¿cuántos más no habrá?). Con nuestras reservas monetarias, el iluso Ortiz, otro poseído de la globalización, pretende triplemente: 1. salvar sicóticamente a Estados Unidos de su quiebra financiera inevitable; 2. impedir la inexorable devaluación del dólar, y 3. rescatar al moribundo FMI de su cáncer terminal. ¡La demencia total! ¿Donde está el Congreso? ¿Quién detendrá toda la vesania que se apoderó de los neoliberales que toman medidas de "(PAN)ico" para salvarse de su naufragio mental?

2. Utilización de parte de las Afore, que andan en 100 mil millones de dólares (que corren el riesgo de un desplome bursátil inminente), mediante una ingeniería financiera creativa que rescate a Pemex de su "quiebra neoliberal".

3. Lanzamiento de atractivos bonos del petróleo del Golfo de México ("Bopegom") en similitud al financiamiento de las superexitosas "nuevas siete hermanas" estatales -la saudita Aramco, Gazprom (Rusia), PDVSA (Venezuela), Petronas (Malasia), Petrobras (Brasil), NIOC (Irán) y CNPC (China)-, que han superado a las viejas siete hermanas trasnacionales anglosajonas.

Y 4. Cuando la "desglobalización" toca a la puerta de Estados Unidos (Bajo la Lupa, 11-02-07), en el modelo aún imperante aunque agónico de la globalización financiera no se puede operar sin banca nacional, al riesgo del suicidio. En términos de "capitalización de mercado", el "México neoliberal" es el único país del mundo que entregó prácticamente toda su banca a manos foráneas: 92 por ciento. Uno de los principales hallazgos de nuestro libro Los cinco precios del petróleo versa en el binomio inextricable de la banca y las petroleras anglosajonas que comparten y se reparten sus consejos de administración en forma rotatoria, además de poseer el control del duopolio bursátil petrolero de Nueva York y Londres.

Cualquier medida sería paliativa sin la creación de una banca de inversión en energéticos, como nos han enseñado las mismas petroleras anglosajonas, pero también las magnificentes petroleras estatales: las "nuevas siete hermanas".

En la batalla épica entre la alquimia financiera y la química petrolera, el neoliberalismo trasnacional del BdeM (un "Estado dentro del Estado") y la salvación nacional de Pemex (en vías de aniquilación) son mutuamente incompatibles y excluyentes.

Al Congreso incumbe la decisión histórica de pronunciarse por la salvación de la paraestatal o, en su defecto, empecinarse en sostener fútilmente el caduco modelo neoliberal del BdeM habiendo liquidado a Pemex. No hay vuelta de hoja.

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

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