Carlos Fernández-Vega
Cabildean chatarreros contra ley de protección a la salud pública
La "chispa de la vida" también está presente en San Lázaro, y sus burbujas fluyen por las curules panistas y priístas para evitar, de la mano con otros consorcios de alimentos chatarra, que se ratifique una decisión del Senado de la República, la cual busca cancelar la posibilidad de promover sus productos en los medios electrónicos, en los que son los principales anunciantes. Total, sólo existen en el país 32 millones de obesos, sin considerar a la población infantil.
Resulta que a finales de octubre de 2005, el entonces senador panista José Antonio Haghenbeck Cámara presentó un proyecto de decreto para reformar los artículos 115 de la Ley General de Salud, y 49 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, con el fin de "obligar a las autoridades de salud a realizar estudios sobre el consumo de estos productos (chatarra) y el impacto en la salud de niños, adolescentes y adultos, y por otro, limiten la publicidad, promociones y ofertas respecto a los mismos, contribuyendo así en el combate del consumo desmedido de alimentos y bebidas no alcohólicas de bajo contenido nutricional o elevado valor energético que provoquen trastornos de salud". Las reformas "contribuirían a limitar los efectos nocivos que provoca la exagerada publicidad sobre el consumo excesivo de alimentos poco nutritivos o que proporcionan elementos energéticos no saludables y, por tanto, de las consecuencias que esto provoca".
El Senado de la República aprobó la iniciativa del panista, y la turnó a la Cámara de Diputados para su ratificación. Hasta allí, todo bien. Pero desde mayo de 2006 las empresas chatarreras iniciaron su cabildeo, utilizaron influencias y abrieron chequeras, por si acaso, para "convencer" al grueso de los diputados panistas y priístas para que no ratifiquen la minuta enviada por los senadores. Y los burbujeantes cuan obedientes legisladores prianistas se enfilan por la ruta trazada por esos consorcios.
Veloces y agarrados de las manos, los prianistas han hecho de todo: "legalizar" el Fobaproa, aprobar sin cambios las leyes Televisa (con la solidaria contribución perredista), Slim (acuerdo de convergencias), la del régimen de pensiones y jubilaciones del IMSS y ahora del ISSSTE, por citar sólo unas cuantas, pero ningún interés ni prisa tienen para atender los graves problemas de salud pública que reporta el país.
Entre funcionarios clericales a quienes condón, pastilla del día siguiente y aborto les provoca la aparición del anticristo, y legisladores que solícitamente atienden las exigencias de las grandes empresas chatarreras (trasnacionales la mayoría de ellas), los problemas de salud pública crecen a pasos agigantados.
Atrás del llamado cabildeo surge el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (los chatarreros organizados), en el que aparecen muchas de las empresas que desde el Consejo de la Publicidad y el Consejo Coordinador Empresarial financiaron buena parte de la guerra sucia desatada en el pasado proceso electoral, y no pocas campañas de políticos hoy declarados "vencedores".
El Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo se manifestó así: "externamos nuestra profunda preocupación por las reformas contenidas en la minuta (del Senado), debido a que éstas desconocen las importantes acciones que ha venido realizando la industria de alimentos y bebidas, en colaboración con las autoridades de salud, para atender estos retos. Asimismo, nos preocupa el hecho de que, al aprobar estas reformas, se estaría privilegiando la imposición de medidas intervencionistas y no el diálogo con la industria, que en reiteradas ocasiones ha manifestado su total disposición para colaborar en la solución de estos problemas".
Los chatarreros se niegan a que su publicidad desaparezca de los medios electrónicos, especialmente las televisoras; éstas, fundamentalmente Televisa, también presionan, porque esos consorcios son sus principales anunciantes; los diputados prianistas se dejan querer, meten el freno de mano y gozan de las burbujas de la chispa de la vida. En la otra acera, el problema de salud pública puede esperar y la ley que coadyuvaría a corregirlo bien puede terminar en la congeladora.
Entre las empresas que se mencionan están Sigma Alimentos, Bimbo, Coca-Cola Femsa, Pepsi-Cola, Jugos del Valle, Jumex, Sabritas, Barcel, Kellogs de México, Nestlé-México, Sara Lee Branded y otras, aparentemente independientes entre sí, aunque en la realidad la mayoría de ellas pertenecen a unos cuantos grandes grupos, casi todos trasnacionales.
Por ejemplo, Sigma Alimentos forma parte del Grupo Alfa, con Dionisio Garza Medina a la cabeza, y entre sus marcas comerciales se cuentan Fud, San Rafael, Tangamanga, Iberomex, Yoplait, Yocreme, Chalet, La Villita y El Cazo Mexicano.
Bimbo, de la siempre pía familia Servitje -una de las financieras de la campaña calderonista- maneja innumerables marcas de productos chatarra, entre ellos Barcel, Marinela, Sara Lee, Galletas Lara, Ricolino, Suandy, Coronado, La corona, Duvalin y Lonchibon, por citar unas cuantas.
Coca-Cola Femsa (del patriarca Eugenio Garza Lagüera) es la reina de los refrescos embotellados (aparte la cerveza) en México y América Latina, y más allá de la chispa de la vida maneja cualquier cantidad de marcas comerciales, entre ellas Lift, Nestea, línea light y zero, Mundet, Ciel y Minute Maid. Recientemente sumó a su inventario a Jugos del Valle, por lo que Manuel Albarrán Macouzet (muy activo en eso de la grilla electoral) se tendrá que dedicar a otra cosa.
Como la banca trasnacional que opera en el país, Kellogs, Nestlé y Pepsico-Sabritas-Gamesa-Quacker han hecho de México su mejor negocio.
Pero los prianistas prefieren las burbujas, mientras la salud y la moral pública siguen deteriorándose.
Las rebanadas del pastel
Y si de "justicia" se trata, el teatro de los "responsables" de la explosión en Pasta de Conchos es una vergüenza.
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