miércoles, abril 04, 2007

GRRRR

Teodoro Santana

Me decía una amiga esta semana: “Cuarenta años aguantando una dictadura, treinta años de democracia, y no estoy dispuesta a tener que callarme lo que pienso”. Se respira miedo, al menos por parte de los que no están de acuerdo con la ola de propaganda mediática, ese “golpe constitucional” desencadenado contra las posiciones democráticas, y no digamos nada si son de izquierdas.

Vuelve la “España Una y Católica”, la “España Una, Grande y Libre”, la “España donde nunca se pone el sol”. Qué bochorno. Desde la absoluta hegemonía en los medios de comunicación se pretende violentar la mayoría. Y hay miedo. Miedo a disentir de la versión apropiada para la “gente decente”, la “gente normal” que dice Rajoy.

No hay quién resuelle en el trabajo, en la cafetería, en la escalera. Da igual la realidad de los hechos. Vuelven las banderas rojigualdas con las que nos han oprimido eternamente. Vuelve el águila imperial, el himno monárquico, España, coño. Todos los valores del fascismo otra vez en alza. Quienes no creen que se deba dejar que un preso muera bajo la custodia del Estado son todos unos terroristas. Quieren romper España (coño).

Quienes no tienen ni un metro cuadrado de España (coño), preocupadísimos porque les rompan el latifundio. Pena de muerte a la sensatez. Que no nos quiten Navarra, aunque uno no tenga fincas en Navarra, que se llevan Navarra en filetes.

Es lo que pasa cuando no se ajustan cuentas con los jerarcas de un régimen nazi-fascista. Cuando los culpables de crímenes contra la humanidad no reciben su castigo. Cuando no se ejerce la pedagogía popular de la justicia democrática.

Por eso es fácil lanzar la bola de la histeria y el miedo. Lo explicaba el filósofo francés Emile Chartier Alain: “El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo”. España, coño, se hunde, que hay que olvidar que la “guerrita de Irak” costó un 11-M. Y 700.000 irakíes muertos. Que sólo hablen los “españoles de bien”.

Qué quieren que les diga: ni soy español, ni normal, ni católico… y definamos “decente” (a ver si la cosa va de cama). Coño: España.

No hay comentarios.: