lunes, mayo 14, 2007

Asuntos de fe

Julio Hernández López

En julio de 2009 se reunirán en México cientos de miles de familias católicas de los cinco continentes durante un encuentro al que pretende asistir Benedicto XVI, el Papa alemán que ayer cerró su primera visita a Latinoamérica con un señalamiento en contra de autoritarismos e ideologías "que se creían superadas". (Las creencias del señor Ratzinger son harto discutibles. Ayer, por ejemplo, con desparpajo angelical produjo un milagro historiográfico cuando aseguró a los latinoamericanos que "el Dios desconocido que sus antepasados sin saberlo buscaban en sus ricas tradiciones era Cristo, al que anhelaban silenciosamente". ¡Oh, sí: las civilizaciones indígenas precolombinas en realidad eran reyes magos inconscientes de sí mismos, que vagaban por el continente en busca de un pesebre de Belén que no sabían que se llamaba así! ¡Gracias, señor presidente de la trasnacional católica, por revelarnos que nuestros antepasados buscaban cruces y biblias sin saberlo, ignorantes entes que necesitaban tutela hasta para enterarse de lo que íntimamente querían!)

De producirse la visita a México del inquisidor histórico y sicológico de indios (¿cómo iban estos a tener alma si ni siquiera sabían lo que estaban buscando?), coincidirá con los estratégicos comicios intermedios mexicanos, en los que se renovarán la Cámara de Diputados, algunas gubernaturas y los gobiernos de las delegaciones y el Congreso local de la muy destapada capital del país. El Encuentro Mundial de Familias se realiza cada tres años y el más reciente (julio de 2006) tuvo como sede Valencia. El propio Benedicto XVI dijo en Sao Paulo a los obispos brasileños que tiene intención de estar presente en el mencionado encuentro. Su visita fortalecería electoralmente a la derecha "doctrinaria" felipista, que cree fundamental, para transitar con menos pena el último tramo del sexenio ilegítimo, tomar el control de San Lázaro (¿quién ayudaría mejor en esos propósitos que el coordinador general de todos los santos?) y a la derecha yunquista que para esas fechas estará en abierta guerra santa contra todo lo que huela a liberalidad o izquierdismo.

Mucha fe se necesita también para creer en las contradictorias versiones oficiales que se han dado en derredor del nuevo incidente de la familia Peña. De por sí Veracruz se ha convertido en un carnaval de mentiras y máscaras declarativas, en el que se extienden dictámenes periciales sobre violaciones luego convertibles en bonos de acercamiento y reconciliación del fidelismo jarocho con el calderonismo urgido de hacer aliados. Esa vocación por la falacia institucionalizada se volvió a manifestar en el episodio de los cuatro escoltas de la familia del gobernador del estado de México, ya que, según rapidísima y endeble conclusión conjunta de los gobiernos de Toluca y Jalapa, la lluvia de balas sobre los guardaespaldas habría tenido como causa la "confusión" (con lo cual resulta interesante saber los motivos que hacen a unos agentes policiales parecer una banda de narcotraficantes, si ni siquiera se parecían al Chapo, como sucedió en otro memorable equívoco con destino cardenalicio sucedido en el aeropuerto de Guadalajara años atrás).

La "confusión" veracruzana se inserta en un complicado escenario político. Enrique Peña Nieto es el precandidato presidencial de un grupo priísta en el que participan otros gobernadores (entre ellos Natividad González Parás, de Nuevo León, que apoya al mexiquense pero con la vista puesta en la posibilidad de que éste tropiece y entonces él, Natividad, pueda entrar al relevo) y el siempre activo Carlos Salinas. Una de las actividades de fortalecimiento de las aspiraciones del sobrino Nieto (puesto en el cargo por el tío Arturo) es el financiamiento de campañas electorales en otras entidades, como está sucediendo en Yucatán, adonde los aliados priístas han enviado expertos en mapachería para ayudar a Ivonne Ortega. Circulan, además, versiones de que el priísmo cobrará en tierras peninsulares el apoyo dado a Calderón en terrenos de concertación legislativa, haciendo a un lado a Patricio Patrón Laviada y su accidentado delfín, Xavier Abreu, quien podría inaugurar la temporada de los arreglos de "legitimación" contemporánea a imagen y semejanza de lo hecho en tiempos del salinismo, cuando el PAN cobró en gubernaturas el apoyo al impugnado héroe de Agualeguas.

El hombre más cercano a la presidencia de la doble ele (presidencia legal: P.L.L.) ha sido nombrado vigilante de la buena aplicación de los dineros públicos federales en los mu-nicipios. Por más énfasis que el mencionado presidente legal ponga en los discursos pronunciados frente a panistas para ofrecer que no sesgará los programas sociales en favor de esos panistas, la realidad muestra al comendador de la Nueva España expandiendo su poder, virtual policía y juez de los delitos que le imputan, Mouriño de todas las cercanías que ha sido señalado con reiteración de canjear delegaciones federales por apoyos a la línea calderonista contra la espinista en la venidera elección de consejeros nacionales. Juan Camilo (o Iván, como le llaman sus amigos) que planea desde Los Pinos lo que luego hará como que frena o impide en los municipios.

Astillas

Manuel Espino es un buen practicante de su religión. Por estar en un retiro en Ciudad Juárez, según eso como preámbulo de la confirmación de sus hijos, no participó en la reunión de Felipe Calderón (¡el presidente legal, PLL, también lleva doble ele en su denominación oficial!) con presidentes municipales panistas. La ausencia, obviamente, alimentó las versiones de grave distanciamiento entre el michoacano de Los Pinos y el norteño (Espino) del Rancho San Cristóbal... Y, mientras el Partido Alternativa se entera de que, aunque quite de su nomenclatura el término "campesina", seguirá sin ser partido ni alternativa, ¡hasta mañana, en esta sección benedictina, es decir, partidaria de San Benito (Juárez)!

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