domingo, mayo 27, 2007

A Dios rogando y al Yunque dando

León García Soler

Ni un paso atrás, dijo Felipe Calderón. Su oratoria guerrera llamó al combate sin tregua y reprobó la cobardía de quienes estuvieran prestos a ceder al enemigo dominio territorial y la seguridad de los hijos. ¡Que vuelva el Ejército a los cuarteles!, en el bimbalete desconcertante del defensor de derechos humanos. ¡Hay que sacar al Ejército del combate al crimen organizado!, en voces de las izquierdas desoladas por las luchas intestinas.

Menos mal que Graco Ramírez optó por las precisiones de sofisma predecesor de estoicos romanos. Sí, pero no. Nadie pide que los soldados queden en espera de un desastre natural que añadir al de los asesinatos y decapitaciones cotidianas, sino que el comandante supremo diseñe una estrategia a largo plazo y no responda al fragor del combate con el uso masivo de las fuerzas militares. ¡Ah! En Los Pinos hubo suspiros de alivio y los asesores de Felipillo santo volvieron a la laboriosa tarea de preparar la peregrinación de su jefe al Vaticano: visita de Estado a Benedicto XVI; encuentro terrenal con el primer ministro Romano Prodi y comparación de notas con los encargados del combate a la mafia.

A Dios rogando y al Yunque dando. La noticia de las pláticas con Clemente Marsella, ministro de Justicia, y con Piero Grasso, procurador general antimafia, estuvo a cargo de Juan Camilo Mouriño. El jefe de gabinete sometido a los embates de Manuel Espino; señalado como ejecutor de la intervención (ilegal) del Poder Ejecutivo en las elecciones de Yucatán, ya no digamos en los asuntos del PAN, que es el partido en el poder y tiene por jefe a quien lo es también del gobierno y del Estado. Por no pegarle al Presidente lanzaron el dardo envenenado contra el allegado al que se atribuye la mayor influencia en el círculo interno del titular del Ejecutivo.

Cesó el fuego amigo y se viste de sayo franciscano el presuntuoso nativo de Durango que aspira a gobernar Sonora. Los validos de la Presidencia esgrimen espadas flamígeras para arrojar del edén panista al del espinoso estilo que se atribuye virtudes doctrinarias de oposición pura y dura que no deja de serlo ni cuando el Poder Ejecutivo se deposita en uno del PAN. Eduardo Bours salió por los fueros de la fiera Sonora y rindió público homenaje a los policías de la entidad que se enfrentaron a sicarios del narco en balaceras en las que hubo más de 20 muertos. Y cuestionó al gobierno federal con dureza en desuso: ¿Cómo pudieron transitar desde Tamaulipas hasta Sonora más de 30 vehículos llenos de hombres armados, sin que los viera autoridad alguna, sin que nadie diera la voz de alarma? El gobierno calló.

Pero la respuesta llegaría al estilo del sexenio alternante, no como daga florentina en manos acostumbradas a los cuernos de chivo. Y el gobernador de Sonora ya no alzó la voz. Unos días después de su cuestionamiento al libre tránsito de sicarios en convoy, la vista aguzada de los vigilantes descubrió una carga de droga, ¿cocaína?, en el interior de un tráiler de la empresa pollera propiedad de la familia Robinson Bours Castelo. Y todavía no han penetrado en los arcanos de los modos y maneras de la mafia y del cómo combatirla. Sonora, tus hijos lloran... Manuel Espino es fiel al estilo verborreico de quien era presidente cuando él se convirtió en conducatore del PAN. Oye la tempestad y engola la voz para que los ingenuos crean que es el convidado de piedra.

Pero donde las dan las toman. Y los filtradores de presuntos delitos como herramienta política revivieron lo del encarcelamiento de un empleado de Los Pinos que colaboraba en las giras del presidente Fox. El procurador Macedo lo señaló como presunto infiltrado del narcotráfico en la mismísima casa presidencial. Y estuvo preso hasta que salió en su defensa Manuel Espino. El indiciado volvió al anonimato, no sin antes maldecir las injusticias del poder. Se fue y nadie se había vuelto a ocupar de él. Pero detuvieron el camión pollero y estalló en Yucatán la confrontación de Manuel Espino y Felipe Calderón: cargos penales como prolongación de la guerra.

Y reapareció Vicente Fox, optimista y sonriente, en la obra negra del mausoleo que erige a la memoria de su inconcebible gobierno. Muro de viejas rencillas. Ni un paso atrás. El que emprende la marcha a Roma ya está en el poder. Y todo indica que no irá a Hermosillo el que soñó hacer efectiva la fantasía del escribidor Vargas Llosa, o pasar al otro lado del espejo para que la dictadura perfecta fuera la del partido en el poder, con el titular como símbolo del cesarismo sexenal para hacerse del monopolio de la oposición, aspiración expuesta por la ironía de Jesús Reyes Heroles, el de Tuxpan.

Si impedimos el uso del Ministerio Público como instrumento político-electoral; si llamamos la atención ciudadana al imperativo de rechazar la incongruencia de dar marcha atrás al proceso histórico, borrar la separación Iglesia-Estado y destruir el laicismo, quizá podríamos retomar la reforma del Estado y recuperar el impulso de la transición con objetivos concretos. Puede ser, en la democracia el desacuerdo es el estado natural del quehacer político; diferencias a resolver por la vía pacífica, por medio de la concertación.

No de la "concertacesión", trapisonda impuesta por la desconfianza y la incredulidad imperantes. Como el contrasentido del "mayoriteo" como sinónimo de abuso antidemocrático, simplismo que traduce el gobierno de la mayoría, esencia de la democracia representativa, a trampa del poder. O algunos otros de aparente ingenio que deja entrever supina ignorancia, como el "sospechosismo" acuñado por Santiago Creel. No debiera sorprender que el senador no dijera suspicacia, después de todo llegó a hablar de "San Santiago".

Larga digresión, pero está ante la Corte la inconstitucionalidad de la llamada ley Televisa. Y la obsesión facciosa y el maniqueísmo podrían dar vía libre a la derecha extrema al amparo del imperio unilateral y la verdad única. La Corte resolverá sobre la vigencia y alcances de la libertad de expresión, los monopolios y la pluralidad democrática, las concesiones estatales de medios electrónicos y las telecomunicaciones: libertad y equidad, fuente y origen del sistema republicano de nuestro poder constituido.

Mal puede la parcialidad ciega negar que la ley en entredicho se aprobó por unanimidad en la Cámara de Diputados, en cuenta los votos del PRD. Manuel Bartlett, Javier Corral y Dulce María Sauri estuvieron entre los 47 que se opusieron y promovieron el juicio de inconstitucionalidad. Ahí siguen, ante la Corte, en defensa de la rectoría estatal y la soberanía de la nación. Uno es del PAN, dos del PRI. Vale. Y entre los 47, muchos son del PRD.

El PRI de Beatriz Paredes hace sus propuestas para la reforma del Estado. Intentan racionalizar la parálisis del gobierno de la alternancia, del poder sonámbulo de la transición en presente continuo: "No se comprendió que cuando no se pueden obtener las mayorías en las urnas, hay que buscar construirlas a través de los acuerdos."

En eso estamos. Ni el Vaticano ni los métodos de combatir a la mafia pueden suplir el acuerdo de voluntades. La palabra o el hacha del verdugo.

Ivonne Ortega Pacheco alcanzó 50 por ciento de los votos en el palenque yucateco. Mientras en la rebelión cortesana de la derecha extrema: a Dios rogando y al Yunque dando.

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