San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, Mayo 25 de 2007.
A LOS PUEBLOS DE CHIAPAS, MÉXICO Y EL MUNDO.
A LOS ORGANISMOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS.
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES.
A LA OPINIÓN PÚBLICA.
MIEMBROS DEL EJÉRCITO FEDERAL SECUESTRAN, TORTURAN Y AMENAZAN DE MUERTE A UN JÓVEN INDÍGENA EN CHIAPAS
En un contexto nacional donde las fuerzas armadas federales despliegan su completo desapego a la legalidad, amparándose en la plenitud de tolerancia e impunidad que les concede la política ultraderechista de Felipe Calderón, vemos hoy cómo los efectivos militares cometen descaradamente todo tipo de arbitrariedades, vejaciones, abusos y violaciones a los derechos fundamentales de nuestro Pueblo. Esto no es nuevo y menos en Chiapas, donde llevamos padeciendo ya una larga ocupación militar que ha dejado hondas y lastimosas secuelas.
El caso que describimos a continuación es sólo una muestra más, que conjuga diversas de las atrocidades que comúnmente componen el abanico de excesos y acciones extrajudiciales que cometen las fuerzas armadas en México.
Este asunto nace de un acto de profunda irresponsabilidad y negligencia por parte de elementos del ejército federal, quiénes PERDIERON UNA GRANADA EXPLOSIVA con todas las consecuencias letales que ello puede tener. Recordemos el trágico caso de El Aguaje, aquí mismo en Chiapas. Pero si bien esto puede considerarse un error, y por lo tanto no constituir una práctica común en el instituto castrense, lo que SÍ ES UNA POLÍTICA INSTITUCIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS ES LA MANERA ILEGAL Y ARBITRARIA con que pretenden resolver cualquier asunto, incluso los problemas que ellos mismos ocasionan.
Por último es necesario insistir en que todos los atropellos cometidos permanentemente por los elementos del Ejército Federal y la Armada de México, incluidos el asesinato por violación de una anciana en la Sierra Zongolica o los "descuidos" irresponsables por no saber cómo resguardar armamento peligroso en Chiapas, no se darían jamás si los soldados no estuvieran invadiendo pueblos, comunidades y amplias zonas donde habita la población civil.
¡¡¡ CASTIGO PENAL A LOS MILITARES QUE COMETIERON EL ABUSO QUE DENUNCIAMOS A CONTINUACIÓN !!!
¡¡¡ CASTIGO PENAL A LOS MILITARES QUE COMETIERON EL ASESINATO POR
VIOLACIÓN DE LA ANCIANA ERNESTINA ASCENCIÓN ROSARIO
Y A QUIENES LOS ENCUBREN !!!
¡¡¡ CASTIGO PENAL A LOS MILITARES QUE HAN COMETIDO TODO TIPO DE ACTOS DE LESA HUMANIDAD EN MÉXICO Y EN TODO EL MUNDO !!!
Movimiento de Resistencia Popular del Sureste (MRPS–FNLS)
Coordinación Estatal Chiapas del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS)
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La Escuela Secundaria Técnica N° 36, ubicada en la cabecera municipal de Altamirano, tiene dentro de sus actividades educativas la crianza de cerdos; para cuya alimentación mantiene un acuerdo con el cercano Cuartel Militar "11° C.I.N.E.", a dónde los alumnos de la secundaria acuden periódicamente para retirar los desperdicios de comida de su cocina.
El joven de 18 años Roberto Encino López, estudiante de dicha escuela, acudía al Cuartel Militar a realizar ésa actividad junto con sus demás compañeros. Sin embargo en la mañana del pasado 7 de mayo fue interceptado a la entrada de la secundaria por un señor de nombre Domingo, que conduce el Taxi N° 015 y es conocido en Altamirano por ser hijo de un militar, quien le dijo: "sé que tú tienes una granada (explosiva) y que la andas vendiendo". Roberto contestó que no sabía nada de ello, pero el taxista insistió en que quería comprársela y que le pagaría por ella siete mil pesos. Ese mismo día fue abordado a las 18:00 horas en el parque central por dos hombres vestidos de civil, pero de apariencia y corte de pelo militar, quiénes le estuvieron haciendo muchas preguntas sobre su identidad, procedencia y actividades.
Poco después de las 20:00 horas del mismo día 7, mientras caminaba en la calle con ocho amigos por el rumbo del campo del estadio, se acercó velozmente un coche negro y pequeño de modelo reciente, el cual casi atropelló al joven Roberto Encino deteniéndose frente a él. De inmediato bajaron del vehículo dos hombres de apariencia militar pero vestidos de civil al igual que el chofer, llevándose por la fuerza a Roberto; quien todavía alcanzó a gritarle a sus compañeros pidiéndoles auxilio. De éstos, unos pudieron correr detrás del carro para ver hacia dónde se dirigía y otros dar aviso a la familia del secuestrado.
En el trayecto lo insultaron y amenazaron para que no gritara, llevándolo directamente al Cuartel Militar "11° C.I.N.E.". Lo bajaron del coche a golpes y lo encaminaron hacia un cuarto oscuro golpeándolo a rodillazos en su espalda. Ahí lo sentaron en una banca y mandaron llamar a un "Teniente Coronel", quién al poco rato llegó vestido de civil diciéndole a Roberto: "tú andas teniendo una granada, ¿verdad?". El joven lo negó, y su interrogador que era delgado, alto y fuerte, le dio una bofetada e insistió: "tú la tienes cabrón y la andas vendiendo, no te hagas pendejo, te hemos estado vigilando"; "ya te vimos que andas viajando a San Miguel Chiptik con otros dos, uno como de 30 años, y si le vendiste la granada a algún zapatista te va a cargar tu pinche madre". Roberto continuó diciendo que no sabía nada de ello y un soldado que se encontraba a un lado, éste sí uniformado, le dio una fuerte patada en el pecho. El presunto Teniente Coronel continúo diciéndole: "si no hablas con la verdad, orita de una vez te llevo al río pa que veas si no hablas con la verdad, cabrón"; añadiendo en varias ocasiones: "te va a cargar la chingada"; y tocándose la pistola en la cintura le decía: "ésta te va a llevar". Los insultos y las amenazas no cesaban, mientras otros soldados uniformados y de civil lo golpearon en la nuca, la cara y el estómago.
Durante este salvaje interrogatorio, ilegal y de lesa humanidad, le exigieron a Roberto que dijera qué otros compañeros suyos habían ido a recoger desperdicios el mismo día que él. Ante ello el joven asustado mencionó el nombre Jorge Luis Sántiz Sántiz.
En ése lapso se presentó a la entrada del Cuartel el señor Carlos Encino López, preguntando por su hermano menor Roberto; a quien sus amigos habían visto que fue trasladado ahí. Al principio los soldados de guardia lo negaron, pero ante la insistencia le permitieron entrar. Lo recibió el presunto Teniente Coronel, quién le dijo: "tu hermano Roberto está aquí porque tiene una granada y la anda vendiendo"; permitiéndole entonces entrar al cuarto para que hablara con él tres minutos y lo convenciera de entregar el artefacto explosivo. Ambos hermanos platicaron y al mayor le quedó claro que eran falsas las acusaciones que hacían los militares.
Ésta conclusión fue comunicada al Teniente Coronel, quien entonces les dio 15 minutos para que fueran a traer al compañero de escuela que había mencionado Roberto, advirtiéndoles: "si no regresan en 15 minutos con él, ya saben lo que les va a pasar…". Ambos hermanos salieron del Cuartel a las 22:00 horas y fueron de inmediato a la casa de Jorge Luis Sántiz Sántiz, a quien convencieron de acompañarlos a la instalación militar, junto con su padre y su madre, para dar la cara ya que no tenían nada qué ocultar.
Al llegar al Cuartel los dos hermanos Encino López junto con Jorge Luis y sus padres, el Teniente Coronel los recibió a la entrada preguntándoles tranquilamente a los alumnos: "¿cuándo vinieron a recoger desperdicios, no encontraron por ahí un fierrito que se nos perdió?". Jorge Luis dijo que no; y que ya antes el cocinero del ejército le había preguntado lo mismo, ofreciéndole $7,000 si lo encontraba. Finalmente les permitieron retirarse a todos, pero advirtiéndole a los dos jóvenes que no podían salir del pueblo.
Al día siguiente el primo de los hermanos Encino López, de nombre Juan Encino y que por 9 años perteneció al ejército federal, se presentó en la casa de los primeros para decirle a Carlos que en el Cuartel querían hablar con él. Ambos se trasladaron a dicho lugar, donde el Teniente Coronel les indicó que siguieran interrogando a Roberto porque sabía que él tenía la granada que buscan. Carlos le explicó entonces que no era cierto, que ya había hablado mucho de ello con su hermanito y que éste ni siquiera ha visto cómo es una granada; agregando que mejor iría a buscar un abogado para que los asesorara. Ante ello el Teniente Coronel de inmediato se mostró muy enojado y alzando la voz en tono amenazante le contestó: "nada de llamar a licenciados ni abogados, cuidado con eso".
La familia de Roberto y Carlos decidió no denunciar nada debido al temor de la amenaza militar. Pero durante los siguientes días y hasta al menos el pasado lunes 21, su primo no ha dejado de presentarse en la casa de los primeros, entrando sin permiso a veces solo y otras acompañado de soldados que visten de civil, para hostigar a Roberto diciéndole que ya entregue la granada, que se evite más problemas, o que diga quién la tiene porque si no aparece la granada él irá a la cárcel. Ante el clima de terror que vive diariamente la familia Encino López, decidieron al fin dar aviso a la Mesa Directiva del Movimiento de Resistencia Popular del Sureste (MRPS–FNLS), organización a la cual pertenecen; formando ésta una comisión que se presentó en la Secundaria Técnica N° 36 para hablar al respecto con su director, toda vez que los alumnos no llegan por su voluntad al Cuartel Militar a retirar los desperdicios, sino que lo hacen por ordenes de la escuela y ésta tiene un grado de responsabilidad en toda esta situación.
La comisión del MRPS–FNLS fue recibida por el coordinador de la secundaria, de nombre Gustavo García, quien informó que sí estaba enterada la escuela de ese problema pero no podían hacer nada; por lo que les recomendó mejor dirigirse a una institución de derechos humanos.
* Se aclara que las horas a las que sucedieron los hechos, corresponden al llamado "horario normal" que es el utilizado en los pueblos y comunidades del estado; es decir, una hora más temprano del "horario de verano".
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