sábado, mayo 05, 2007

Meneando caderitas

Michel Balivo
(Mírame a los ojos)

Muchas veces repito que la vida es estructuralidad de funciones que operan en simultaneidad, y pongo el ejemplo hoy suficientemente conocido de la respiración complementaria y totalmente interdependiente entre el reino humano y el vegetal.

No solo son totalmente complementarias e interdependientes sino simultáneas, porque no podemos turnarnos para respirar uno por vez, todos respiramos a la vez. Y lo mismo sucede con la luz y el calor del sol, el alimento y el agua, así como con los géneros sexuales para reproducir la especie, aunque a ritmos y con tolerancias más amplias.

Por muy superiores que sean comparativamente algunas funciones del reino humano no pueden prescindir de todos los demás reinos, todo es imprescindible y juega una función esencial dentro de lo existente. Sin el aporte de la experiencia y conocimiento acumulado generación tras generación por todos los pueblos y razas no existiría el momento presente.

Sin la aceleración de toda esa acumulación no podría suceder la revolución económica y cultural que hoy vivimos. Nuestra propia personalidad, capaz de manejar hasta cierto grado todas esas variables es también producto y desarrollo de la historia social.

Y nada de ello es estático, puede también revertir, involucionar como muchos síntomas de desadaptación que hoy presenciamos en el ecosistema completo, evidenciando una vez más la estructuralidad y simultaneidad de sus funciones. Pero no solo eso pone en evidencia, porque también comenzamos a darnos cuenta de que no somos capaces de pensar en estructuras.

Frente a este acontecer nuestro pensamiento se nos evidencia desestructurado y mecánico, incapaz de aprehender la totalidad y unidad de esa dinámica orgánica. Para que podamos captar al menos un atisbo por contraste, basta decir que nuestro cuerpo realiza cientos, miles de funciones simultáneas para sostener el equilibrio vital, el ajuste al entorno, en fin la existencia misma. ¿Es entonces tan inferior lo irracional, es acaso prescindible y aún despreciable?

No existen tiempos, espacios ni vacíos de ningún tipo en la existencia, esas no son más que medidas y formas de ordenar nuestra percepción, no son más que modos de pensar. También sabemos que hay variados modos de pensar.

El pensamiento analógico o alegórico que se desarrolla principalmente cuando predominan las motricidades tiene características muy diferentes a la imaginación abstracta, sígnica, racional, lógica, que se corresponde con nuestra época de ideologías alienadas, ensimismadas, que no conducen a ni producen acción en respuesta a las necesidades y exigencias de su entorno.

Tal vez ilustrar el proceso que vivimos y vemos suceder en Venezuela pueda servir como aproximación a lo que intento expresar como estructuralidad y simultaneidad de la existencia.
Dentro de la intención de dar poder protagónico al pueblo y la comprensión de que la función del conocimiento era fundamental para el desarrollo de la sociedad, en algún momento se ideó la misión Robinson para alfabetizar al pueblo.

Con la ayuda de la experiencia y los voluntarios cubanos se inició tal tarea. Pero, ¿qué hacíamos con alfabetizar sin abrir todas las posibilidades para que los que ya conocieran los rudimentos de leer y escribir pudieran continuar la escuela, el bachillerato y la universidad?

Además había mucha gente que por falta de recursos no había podido continuar sus estudios en uno u otro nivel. Así surgen los Simoncitos, escuelas, liceos y universidades bolivarianas, las misiones Rivas y Sucre. Imaginen entonces los recursos para desarrollar tan enorme estructura gratuita, no solo recursos monetarios sino humanos, la capacitación necesaria, la infraestructura.

Pero cuando tienes eso a media marcha surge la pregunta, ¿con qué recursos se van a movilizar, que van a comer mientras estudian? Entonces nacen las becas, las misiones alimenticias, Mercal, los comedores familiares, los nuevos institutos de educación se comienzan a construir con todos esos servicios. Y en el camino te preguntas, ¿qué van a hacer, dónde van a aplicar lo que aprendan, con qué recursos van a iniciar sus proyectos?

Así surge la misión Vuelvan Caras donde disponen de asesoramiento para la formación de cooperativas y planes de trabajo, recibiendo créditos y enseres además de conocimiento. Y luego te preguntas, ¿por qué deberían esperar a finalizar sus estudios para poner en práctica lo que van aprendiendo? Y modificas la estructura misma de la concepción del estudio para que ahora se aplique directamente al campo que van desarrollando.

También caes en cuenta que tras toda concepción de estudios hay una visión que educa para un determinado mundo o sociedad. Por tanto has de definir que dirección le darás a los estudios. ¿Hacia dónde vamos socialmente? ¿Cómo nos vamos a organizar? Entonces se decide que será una educación dirigida a la producción y propiedad social.

Por tanto cada nivel desarrolla proyectos para aplicarlos a las necesidades de las comunidades donde vive y en consecuencia todo estudio y producción incluye a y participa de su entorno mejorándolo. Y si vas a construir viviendas y empresas, ¿por qué no hacer pueblos y ciudades completas ya desde un enfoque socialista de propiedad y producción?

Al mismo tiempo has de ir liberando las tierras necesarias a la siembra de cultivos para avanzar en la soberanía alimentaria, porque de otro modo, ¿que harán los que egresen de esos estudios, dónde harán sus prácticas, dónde producirán? Se crea entonces la misión Zamora.

Con todo esto en marcha piensas, ¿como se comunicarán entre si todos los participantes? Allí se promueven y financian los medios alternativos de comunicación y se concibe la idea de hacer infocentros donde se alfabeticen tecnológicamente y tengan a su alcance todas las herramientas. Pero también se construye un satélite para la total soberanía nacional e internacional en comunicaciones, computadores y celulares. Todo ello con cooperación y transferencia tecnológica del gobierno chino.

Y por cierto, ¿cómo contrarrestar la intención de aislar nuestro intento revolucionario si no establecemos relaciones de comunicación y colaboración con nuestros vecinos internacionales? Es necesario entonces innovar también en ese campo, redireccionar la diplomacia y los intercambios en todos los niveles. Surge de ese modo el Alba.

Agrégale a ello que has de dar respuestas a los indigentes que fueron excluidos socialmente y viven en la calle, a las madres con hijos sin recursos, a los ancianos que no tienen acceso a jubilación. De ese modo surge la misión Negra Hipólita y Madres del Barrio. Y no podemos olvidarnos de los indígenas excluidos por 500 años, por ello la misión Guaicaipuro.

Quienes leen mis artículos saben que solo estoy describiendo una mínima parte de las iniciativas emprendidas en ocho años en medio de saboteos, golpes de estado, boicot petrolero, bombardeo internacional ininterrumpido de los medios demonizando la revolución, incursiones de paramilitares colombianos, asesinatos, incendios, explosiones.

Es necesario comprender que todo esto que no puedo describir sino encadenando una cosa detrás de la otra, poniendo a una como causa y a otra como consecuencia, extendiéndolas en un tiempo lineal de pasado a futuro, todo ello sucede estructural y simultáneamente, es decir está sucediendo en un presente continuo, porque no puedes actuar ayer ni mañana.

No puedes respirar, comer, beber, dormir ni pensar ayer o mañana. No puedes decirle a la gente que tiene hambre que no hay recursos o que hay otras prioridades y seguir hablando de un proyecto socialista, humano. No puedes desarrollar ahora la alfabetización, luego los colegios, después los liceos y por fin la universidad. Porque terminarás, si es que lo haces, dentro de dos billones de años y ya no quedará nadie para usufructuarlo.

O miras a los seres humanos a los ojos y compartes lo que sienten o miras en tu imaginación, perdida tu mirada en lejanos horizontes ideales mientras pisoteas la vida y destruyes lo que los corazones anhelaron y construyeron esforzadamente generación tras generación por siglos, para que tu puedas estar hoy aquí, vivir como vives, pensar como piensas, hacer lo que haces.

No estará demás decir que las instituciones del estado con su burocracia y corrupción fueron una resistencia más a esta inmensa gesta, por lo cual fue necesario realizar las imprescindibles misiones a través de nuevos órganos. Mil y una resistencias, inconvenientes y desvíos surgen, se actualizan ante la intención de cada nuevo paso en la construcción de un nuevo mundo.

Has de resolverlos creativamente si quieres avanzar hacia un mundo de paz. Por ello se prohíbe la represión tanto del ejército como de la policía. Pero además el ejército se pone a trabajar hombro con hombro para y por su pueblo, participando en todas las misiones. ¿O es que acaso no son pueblo y además de humilde origen?

Tampoco hay que olvidar ni desestimar la inminencia de una explosión social cuyos síntomas ya se habían expresado en el Caracazo costando una masacre de vidas. Que reprimidas desde entonces no habían hecho sino crecer, por lo cual eran una especie de reloj o bomba de tiempo a cuyo tictac era necesario estar atento pues marcaba la tolerancia y ritmo de cada momento.

Todo esto requirió una previa asamblea constituyente como máximo órgano de expresión popular, una nueva constitución ahora ya en vía de reforma, todo un sistema completo de leyes nuevas que posibilitaran la transición y dieran marco legal al proyecto socialista.

Imaginemos ahora la capacidad necesaria para concebir y realizar esta gigantesca tarea a nivel nacional. Pensemos que venimos de una inercia de décadas donde el ciudadano es totalmente abandonado a resolver sus necesidades como pueda, reduciendo cada vez más las empresas y servicios públicos a favor de la privatización.

En este tipo de organización somos una especie de entes abstractos, fantasmales, sin la menor participación en nuestras comunidades y mucho menos en decisiones estadales o nacionales. Los recursos e instituciones de la nación son cosas de las que oímos hablar pero con las que no tenemos nada que ver. Todo ello está fuera de nuestro alcance.

Por tanto es necesario iniciar toda esta inmensa tarea de reconversión en medio de un escepticismo y apatía total, que requiere un enorme y sostenido impulso inicial para romper, para sacudir de su letargo esa poderosa inercia.

Es así como hoy nos encontramos con un país completo en entusiasta movimiento en que difícilmente podamos encontrar alguien que no estudie algo o practique una nueva actividad. Estamos en medio de un acelerado e intenso proceso creativo y constructivo que se observa y corrige a si mismo sobre la marcha, a toda velocidad.

La velocidad creciente de las actividades simultáneas en todos los frentes, en continua interacción dialéctica con los intereses de la inercia del modelo que predominaba y se resiste a tal transformación, generan lo que doy en llamar el huracán revolucionario. No olvidemos que estamos hablando de millones de personas aprendiendo, participando y protagonizando, intentando, acertando y errando.

En medio de todo esto ya no tiene lugar la antigua modalidad reflexiva de salón que eludiendo los conflictos cotidianos inherentes a su modalidad de organización, que no es sino expresión y construcción de su modo de pensar, teorizaba sobre la inmortalidad del cangrejo. Ahora como decimos en Venezuela hay que menear las nalgas, sacudirse el polvo.

Ahora se piensa en medio de la acción e intentando dar respuestas a las resistencias, desvíos, retrasos. Porque un nuevo modelo es lo que guía la acción, y la voluntad que lo impulsa no está dispuesta ya a dar marcha atrás. No está demás entonces imaginarse el corazón del pueblo del que brota una fuerza de tal magnitud.

Es en medio de un país completo que se capacita y simultáneamente construye, transforma, inventa, educa, alimenta, atiende y da vivienda a sus elementos menos favorecidos y más vulnerables, contrarresta los intentos de abortar su proceso, el modo de vida que ha elegido darse, que hay que evaluar los logros y limitaciones de la revolución bolivariana.

Hay que meter las manos y los pies en el barro y la sangre de la construcción y la destrucción, de los íntimos anhelos y frustraciones humanos, para entonces hablar con el valor y la autoridad de la vivencia, del esfuerzo, del caer y encontrar una mano amiga, la fuerza interna necesaria para volver a levantarte.

No quiero terminar sin citar lo que para mi es el verdadero corazón de toda esta calidoscópica actividad y muy poco o nada citado. Cuando comienzas a hacer accesible a todos sin excepción las mismas experiencias y conocimientos, no puedes dejar de darte cuenta que todas las diferencias son superficiales y dependientes de circunstancias que ninguno elegimos vivir.

No son más que hábitos y creencias configurados en el ejercicio social que la lotería genética e histórica nos entrega en suerte. Con el tiempo todo ello gana en inercia y fijeza y llegamos a creerlo inamovible, real, llegamos a creernos que somos esa organización social anquilosada, para conservar la cual torturamos y matamos a las fuerzas que la gestan y sostienen.

Por ello no hay mayor revolución ni libertad que darnos cuenta que está en nuestras manos el revertir todos esos condicionamientos genéticos y sicológicos, ver que bajo los vestidos y modales epocales vive un ser humano esencial.

No somos la resultante azarosa de una organización social heredada y mecánica, sino el ejercicio de la intención, elección y decisión que tienen la capacidad y la fuerza necesaria para revertir todo ese proceso, concebir y realizar una sociedad justa que pueda vivir en paz. Esa sociedad justificará y dará sentido a los llantos y anhelos de todos los que nos antecedieron.
Esa es a mi modo de ver la sensibilidad, el movimiento profundo, que se percibe e interpreta de variadas formas en la superficie. Sintonizarse con ese impulso trascendente y regenerador de la historia, es lo que te da la fuerza y certeza necesaria para participar con fe y confianza en este huracán, así como las nubes se entregan a los traviesos juegos de los vientos sin tener la certeza de adonde las llevarán, pero disfrutándolos todo el camino.

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