De Blogotitlan. Columna: Asimetrías
por Fausto Fernández Ponte
La Cumbre del Norte
Carente de la estatura, perspicacia y malicia de todo gran político, Felipe Calderón llegará a Quebec para ser engullido --en nombre de México-- por el emperador del miedo, George Bush. Los "salivazos" que éste le avienta para ablandarlo, el ingenuo Calderón los toma como reconocimiento a su labor.
I
La reunión de los mandatarios de los países de la América del Norte --Canadá, Estados Unidos y México--, a realizarse el próximo fin de semana en Quebec, no parece que será en beneficio de los intereses estratégicos de los mexicanos.
¿Por qué? Porque la agenda --la oficial-- de asuntos a tratar por los presidentes Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón y George Walker Bush y el primer ministro Stephen Harper abarca únicamente asuntos de seguridad trilateral y terrorismo y otros.
Y entre esos otros asuntos figura uno que sólo concierne al gobierno estadunidense: el combate que el gobierno de México libra contra las organizaciones dedicadas al tráfico ilìcito de estupefacientes y sustancias psicdotrópicas, o narcotráfico.
Ésa es una guerra --el gobierno mexicano prefiere no calificarla como tal-- que se libra unilateralmente en nuestro territorio, sin el apoyo financiero o logístico de la administración estadounidense. El gobierno mexicano está solo.
Empero, el señor Calderón piensa, presumiblemente, que le está haciendo un gran favor al señor Bush y que ello redundará en ciertos beneficios económicos para México y políticos para su gobierno. Esa noción del calderonismo es asaz errónea.
II
La experiencia histórica de la relación bilateral es la de que el gobierno estadunidense jamás ha correspondido a la miríada de favores que le ha hecho la administración mexicana. EU jamás ha pagado un favor, excepto si ello es en su conveniencia.
La guerrra del señor Calderón contra los cárteles --éstos aún persisten, más afianzados-- ha tenido costos financieros altísimos y distraído recursos en detrimento de lo social, incluyendo la educación pública y programas contra la pobreza.
Ello tiene consecuencias negativas muy profundas en la vida mexicana: quiebra financiera virtual del Estado y, por consecuencia, crisis en la estructura de ingresos y en el monto de éstos destinados al funcionamiento estatal.
El señor Calderón --no olvide el caro leyente que don Felipe es un Presidente de facto-- promueve bajo guisa amañada y socaliñas grotescas (como la propuesta de reforma hacendaria), un aumento en la carga tributaria de los mexicanos.
Así, ese favor de don Felipe a don George tiene costos altos que son absorbidos por el pueblo de México, de por sí agobiado por fardos de exacciones históricos, incluyendo el de la inflación disfrazada que no por ello deja de ser real y onerosa.
III
Don Felipe espera seguramente que don George elogie públicamente los resultados de la guerra contra los cárteles del narcotráfico, pues ve en ello --por su novatez política-- una premiación a sus esfuerzos. Eso es infantilismo.
Cierto. Que el gobierno de EU elogie al de México y éste, a su vez, se enorgullezca de ello y lo proclame y difunda a los cuatro vientos, es una exhibición patética de carencia del más elemental sentido político del señor Calderón.
Esto nos lleva de vuelta al tema de la Cumbre del Norte. Los intereses de México no son los intereses de Canadá ni de EU, cuyo gobierno utiliza aun más al mexicano mediante esa manipulación de involucrarnos como alfiles --o peones-- en sus conflictos.
Así es. Los problemas centrales de México no son --ni deben serlo-- los de la seguridad de EU ni la obsesión del señor Bush por combatir el terrorismo internacional, cuya causales son las políticas hegemónicas estadunidenses en el mundo islámico.
No desestimemos el hecho factual que el principal Estado terrorista en el mundo es el estadounidense. México no debe ser cómplice de ese terrorismo de Estado --para fines hegemónicos de laya economica-- ni el señor Calderón marioneta de don George.
ffponte@gmail.com
Gloario:
Alfiles: plural de alfil. Pieza de ajedrez.
Hegemónicas: de hegemonìa. Dominio.
Laya: naturaleza, carácter, condición.
Marioneta: títere. Persona que se deja manejar.
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