viernes, agosto 24, 2007

Sobre un debate Krauze-Córdova

Que tal a todos (abstracción retórica de una audiencia).
Les escribo para pasar un texto de opinión que hice en un blog de Letras Libres. Fui invitado a este blog por el correo electrónico. Cuando lo leo generalmente opino. Lo gracioso es que nunca pasan mi opinión.
Asi es que les paso mi opinión, a ver si se salva un poco la honestidad.
El tema del blog es añejo: un debate que sostuvieron Arnaldo Córdova y Enrique Krauze desde la trinchera de sus editoriales. Uno en La Jornada y otro en Reforma. Ambos autores, en todo caso, son personajes relevantes académicamente, aunque personalmente creo que la relevancia de Krauze es más por condiciones politicas y mucho dinero, que por una posicion intelectual solvente.
Un escritor de Letras Libres, o bien, empleado de Enrique Krauze, hizo un blog en el que aduce el debate de Córdova y su patrón, aludiendo con poco talento (en el título del blog) con una frase anti-lopez obradorista.
Las respuestas han sido desde groseras hasta respetables. A menudo le recuerdan al consejo editorial de Letras Libres y a Krauze, que si bien es criticable la posicion ideológica, ahora con la reiteración excesiva e inoportuna de críticas hacia Lopez Obrador y la izquierda mexicana, la opinión critica y el intelectual se convierten en panfleto y líder de pandilla, en ambos casos indisponibles de respeto.
Paso pues mi opinión, e invito a que respondan en cualquier espacio, por la honestidad, por el respeto y por las neuronas que debemos usar a la hora de debatir:
dejo dirección del blog de Letras Libres:
Estimados tertulianos o blogueros.
Mi posicion, un poco alejada del contenido central del artículo, consiste en la reiterada posición editorial de Letras Libres hacia temas que induzcan el rechazo hacia López Obrador y hacia la "izquierda".. (izquierda o ese espacio retórico que se intenta manosear como si fuese un hormiguero).
La verdad es que con este blog se confirma una reiteración anti López, que en el mejor de las casos aburre. Por otro lado decepciona ese "compromiso" de Krauze con el "liberalismo" en las condiciones sociales y políticas del México actual, que parecen más una mueca de aprobación hacia el régimen de Fox y Calderón, que por ezquizofrénico que parezca, se le llama "transición democrática". Es grosera la heurística de Enrique Krauze y de Letras Libres en torno a conceptos como "populismo" o "mesianismo" cuando estas palabras NO sirven para definir el uso del poder público en el régimen actual. Pero en esta heurística, se habla del gobierno actual en términos de "transición democrática", como si fuese normal un proceso con obispos, asociaciones radicales del catolicismo en uso de la tribuna pública, o como si pudiésemos cerrar los ojos frente a las fracturas sociales que vienen dándose en Chiapas, en las elecciones del 2006, en Oaxaca y en otros escenarios.
Es decepcionante la evasión de la crítica hacia estos problemas, frente a una desproporcionada crítica a la izquierda y a Lopez Obrador. Parece distracción, y lo es; pero después de distraernos, ni Krauze ni Letras Libres pueden verse como medios de crítica o como medios de doxa. Si fuese correcto el término de "pandillería", lo usaría por suplir la posición de "crítica" que hace Letras Libres actualmente. Deja de ser sospechosa la crítica, la adjetivación, la heurística y la panopla en este consejo editorial ante la rídicula parodia del Estado mexicano, con esta democracia y esta sociedad, mientras se intenta levantar una y otra vez el patíbulo contra la izquierda y contra López...de nuevo, una parodia o una tragedia.. pero al final desarraigada de la realidad.

Por ejemplo, en este medio no se pregunta nada en torno al poder real que enviste Felipe Calderón como presidente de México. O decir, no se discute la perversión del uso de la figura presidencial, que está vulgarmente perpetrada por intereses invisibles (intereses buenos o malos, no importa, sino en todo caso intereses invisibles para el debate público en "democracia"). Y cabe destacar la ausencia de crítica cuando el señor Krauze se autoprocalma como el pater-intelectualis de la obra de Cosío Villegas. Tengo bien leída la crítica al presidencialismo que hizo Cosío Villegas, pero no acabo de entender la paternidad de Krauze para interpretarlo. A ver: ¿porque Krauze, en su posición patriarcal, no critica esa reiteración del presidencialismo mexicano en nuestra era.., en que tenemos un presidente que no tiene poder, y en contrario oculta anti-democráticamente a los caudillos de la decisión? ¿Queremos un disfrazado de tlatoani que recibe órdenes de pochtecas? Ignoro porqué no critica esta reiteración hacia el presidencialismo, cuando el presidencialismo actual evidentemente nocivo, es incontrastablemente populista, es espacio ideal para un corporativismo estatal anti-democrático (y por cierto: anti-liberal), es una gestión política digna de cretinos y abona muchas suspicacias sobre corrupción e intereses burdos.
Y sorprende dicha ausencia de crítica en Letras Libres, porque si en verdad el señor Krauze se instalara en una guerra contra el populismo de López Obrador, comenzaría por atacar el uso abominable y estúpido que Felipe Calderon hace de la figura presidencial. El discurso de AMLO cae como anillo al dedo, entonces, porque él dice garantizar un poder presidencial fuerte, o decir: un populismo con los pelos de la burra en la mano, frente al populismo de Calderón, que sin abandonar las contradicciones y lastres, es usado por otras personas, dejando a Calderón como un vocero de buena voluntad (por no decir, un títere patético).

¿Porque Krauze no critica el presidencialismo autoritario que ahora se reitera en nuestra "transición democrática"?

Les recomiendo (incluyendo a Krauze) la obra de Arnaldo Córdova, respecto al "populismo estructural" de la institución presidencial.

Aunque tengan miedo de apoyar a AMLO los que no quieren hacerlo, por una couta digna de neuronas en diálogo, se debe señalar la abomiable realidad política que se enviste en Felipe Calderón y lo sucedido desde el sexenio de Fox. Es de dar pena.

Pero a lo que voy es sobre el falseamiento de las posiciones. La primera: la izquierda como un discurso unitario, donde se pueden depositar todas las decepciones y adjetivos. La segunda: el liberalismo, capaz de volatilizar su coyuntura espacio-temporal cuando quiere, y evitar los malos tragos que ofrecen los gobernantes "liberales" (o el liberalismo real), y la habilidad de evadir las contradicciones y fracasos que supone esta doctrina política a la hora de enfrentar los problemas de la desigualdad económica, la pobreza y el corporativismo mercantil, etc.

Me parece deshonesta (académicamente) esta elusividad de sus problemas y contradicciones y aberraciones. Pero lo peor, es que esta elusividad se suma a un verdadero patíbulo frente a la "izquierda" en el que no se tocan el corazón para atacar y fusilar. Y reprobable es que en esta disposición se reitere con imbecilidad sobre aquel odio hacia López Obrador, haciendo del debate académico, o de la tertulia inteligente, en una diatriba de precios, y sus hablantes se convierten en personas interesadas y dignas de desconfianza.

Es de desconfiar tal ataque hacia la izquierda y hacia López, en todos los sentidos.

Vale: ya mataron veinte veces a esa izquierda que tanto odian. El problema académico es saber quién pertenece a dicha izquierda muerta. El problema político es que no les vale con fusilar a la izquierda una y otra vez, sino que esperan a ver quién se asoma con una opinión distinta para meterlo en el patíbulo de la izquierda fusilada. El problema es que la pobreza, la desigualdad, la corrupción, el corporativismo mercantil, cuando molestan a la doctrina liberal, entonces vuelven a levantar el patíbulo para fusilar.. ante la audiencia de imbéciles que aplauden la evasión de la realidad.

Si los clivajes políticos fuesen personas lógicas (como suele hacerse) entonces, para un debate digno puede admitirse el argumento ab-dominem y decir: la izquierda es culpable de los Gulags y de Stalin y de Castro; culpable de la falta de libertades públicas y privadas, de el acoso estatal.. Pero en esta dispoisción, el que acusa todo esto debe afirmar con honestidad: el "liberalismo real" es culpable de Irak, Guantánamo, Centro-América, Pinochet, de pobreza extrema, la guerrilla en Colombia, el narcotráfico, de una influencia desmedida de las corporaciones privadas sobre la vida social, de la mercantilizacion de la democracia, de la mediatización de las aspiraciones sociales. Seamos honestos a la hora de descalificar.

Se demanda, entonces, el uso completo de las neuronas, y se acusa honestidad en las posiciones.

Saludos.

Gerardo Ballesteros

1 comentario:

adrifadi dijo...

No puedo decir mas que el comentario, la critica es extraordinariamente buena.

Gracias!

Adriana Farias