Por Luis Agüero Wagner*
“Todo adulador es un mercenario, y todo hombre de bajo espíritu es adulador” (Aristóteles)
Es célebre el episodio de la guerra del Paraguay contra la Triple Alianza en el que Justo J. Urquiza, a quien muchos consideraban en Paraguay y el interior mediterráneo argentino un aliado natural de Solano López, cedió a la tentación del oro brasileño y vendió sus caballos al ejército del emperador Pedro II, lo que representóe un virtual desarme de sus fuerzas. El gesto de renunciar por dinero a su caballería, base del poder bélico de su ejército integrado por consumados jinetes del gauchaje entrerriano, hizo decir con desdén al historiador brasileño Pandiá Calógeras: “Nao existía en Urquiza o estofo de homen de estado, era apenas um condotiero”. Calógeras comparaba a Urquiza con los famosos jefes de ejércitos mercenarios de la Italia renacentista, cuyo nombre derivaba del vocablo condotta (contrato).
Aunque hoy pretendan pasar por estadistas y pragmáticos, a pesar de haber demostrado una grotesca torpeza y aguda incapacidad política al destruir la concertación opositora, no hay palabra que define mejor a nuestros transformistas financiados por George W. Bush que se hacen pasar por “izquierdistas” aglutinándose en torno al obispo Fernando Lugo, que el vocablo de origen italiano “condottiere”. Al igual que Urquiza, descabalgaron del carro de una eventual victoria al marginar con su actitud hipócrita a quienes con su caudal electoral representaban la alternancia al alcance de las manos.
Mercenarios al fin, hoy poco les importa estar acompañando como furgón de cola al proyecto neoliberal del mismo partido que, en las mismas adyacencias del Palacio de López, se permitiera fusilar indiscriminadamente a un pueblo que hacía reclamos patrióticos el 23 de Octubre de 1931. Tampoco tiene importancia estar recibiendo asistencia del Vaticano, cuya iglesia le abre las puertas de los confesionarios para reuniones en el interior del país, adhiriéndose a un proyecto subsidiado por organismos imperialistas manejados por George W. Bush, o acompañando rastreramente las campañas contra la integración con los gobiernos progresistas de la región que realizan los propietarios de medios subsidiados por la CIA y la NED. Que la inocencia les valga si creen que la tendenciosa prensa pro-imperialista les resolverá sus problemas electoralistas.
Todo esto lo hacen olvidando que el “luguismo” presentó al principio a su candidato como un izquierdista teólogo de la liberación tercermundista, castrista y chavista a ultranza. Eso solamente cuando necesitaban vincularse internacionalmente, y el influjo del impulso progresista en la región facilitaba un inmediato impacto mediático y notoriedad en los foros políticos internacionales. Las dudas empezaron a fluir desde las profundidades cuando Blas Llano y sus mercenarios del Parlamento evidenciaron poca resolución para desalojar a los colorados votando con el oficialismo a la menor oportunidad de repartirse el dinero del TSJE.
Los temores crecieron cuando de pronto el proyecto inicial fue tomado por asalto por adulones del obispo, entre los que se contaban a nicanoristas arrepentidos como Filizzola, conservadores de inclinaciones neoliberales como Carlos Mateo Balmelli, oportunistas sin ideología pero con nefastos antecedentes como Rolón Pose o Nils Candia, izquierdistas arrepentidos al servicio de USAID como los dueños de Tekojojá, guevaristas financiados por la CIA como las cabezas del PMas. Algunos como los integrantes del equipo de Pepito Morínigo, también terminaron subiéndose al último furgón a destiempo luego de acompañar en una interminable seguidilla de bochornos políticos al filizzolismo, que al postre de tanta lealtad incondicional los juzgó prescindibles y los arrojó a la calle de un puntapié.
Cada cual sigue por su lado a su jefe condotiero el cual sin rubor se presenta como “el cambio”, con el dilema del candidato potable que los lleve al rekutú, resuelto por el falso teólogo de la liberación. Como guinda de la torta, nuestros condotieros criollos han sido respaldados la semana pasada por la no menos desprestigiada, incoherente y mercenaria Internacional Socialista.
La maestra de la vida enseña que los condotieros eran verdaderos artistas de la guerra, pero sus intereses no siempre eran los mismos que los del estado a cuyo servicio estaban. Buscaban riquezas, fama y propiedades para ellos mismos, y no los ligaban en realidad lazos patrióticos a la causa por la que luchaban. Eran célebres por su inescrupulosidad; podían cambiar de bando si encontraban un mejor postor antes o incluso durante una batalla, como si ésta se tratase de una sesión parlamentaria local. Conscientes de su poder, en ocasiones eran ellos los que imponían condiciones a sus supuestos mandantes.
Algunos de estos célebres guerreros a sueldo al servicio de las ciudades-estado italianas como Gatamelata llegaron incluso a merecer monumentos ecuestres del mismo Donatello, aunque con ese argumento escultórico no pudieron evitar la ignominia y el desprecio con que los trata hoy el juicio de la posteridad.
Todavía quedan por conocerse los argumentos con que los neoliberales y transformistas financiados por George W. Bush aglutinados en torno al proyecto partidista liberal y neoconservador de Fernando Lugo, intentarán obtener clemencia en los tribunales de apelación de la historia. LUIS AGÜERO WAGNER.
* Escritor paraguayo, autor de “Fuego y Cenizas de la Memoria” y “Las Banderas de Mitre”.
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