Érika Ramírez
Abatida, la seguridad alimentaria, señala la ASF. En una auditoría de desempeño a la Sagarpa, el órgano de fiscalización señala que en México casi el 75 por ciento de las tierras cultivables está en proceso de desertificación y se rehabilitará en 530 años; el gobierno ha fracasado en la tecnificación del campo, y debe importar el 42 por ciento de los alimentos que se consumen. Al finalizar el sexenio, la dependencia alimentaria se incrementaría a 60 por ciento, consideran especialistas
Antes de que termine la administración de Felipe Calderón, México habrá perdido en definitiva su soberanía alimentaria. Actualmente importa el 42.5 por ciento del total de los alimentos que se consumen. Con la apertura a las importaciones de productos del sector agropecuario –anunciada por el Ejecutivo federal–, se calcula que esa dependencia ascenderá al 60 por ciento antes de concluir el sexenio. Además, la recuperación de tierras fértiles tardará más de 500 años, indica la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
De acuerdo con el Informe de la revisión y fiscalización de la cuenta pública 2006, elaborado por la ASF que encabeza Arturo González de Aragón, el país dejó de ser autosuficiente en la producción de sus granos básicos; pese a que mantiene la autosuficiencia del maíz, las importaciones del cereal se incrementaron en 157 por ciento durante el sexenio foxista.
La evaluación de desempeño aplicada al Programa de Fomento Agrícola –instrumento a cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Alimentación (Sagarpa) que gastó en el último año del gobierno de Vicente Fox 1 mil 827 millones 800 mil pesos–, muestra que hasta 1999 la balanza de productos agrícolas había sido superavitaria. “Para el periodo 2000-2005 se vuelve deficitaria principalmente por las crecientes importaciones de cereales y oleaginosas”.
Esta situación ha incrementado paulatinamente la dependencia alimentaria, según cálculos de la ASF con cifras del Servicio de Información y Estadística Agroalimentaria y Pesquera, pues en 2002 importaba el 41.2 por ciento de los alimentos que se consumían en el país, y para 2006 ya compraba al extranjero el 42.5 por ciento.
Así, la autosuficiencia en la producción de alimentos cayó 1 por ciento en el mismo periodo. La capacidad que se tenía en 2002 fue de 61.9 por ciento en la obtención de granos y oleaginosas, alimentos básicos en la canasta de los mexicanos, mientras que al cierre de 2006 las cifras bajaron al 59.4 por ciento.
Víctor Suárez, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (ANEC), lamenta que “el gobierno no reconozca que ya hay una crisis alimentaria en México; que, además, la promueve activamente con la iniciativa para traer alimentos de cualquier parte del mundo sin arancel. El presidente refuerza el modelo de depositar en el exterior la seguridad alimentaria de los mexicanos”.
El representante de la ANEC añade: “El Ejecutivo federal no entiende que una de las causas de la profundización de la crisis es la dependencia alimentaria tan elevada, y que con sus medidas se va a incrementar del 42 por ciento al 50 por ciento. De seguir con este rumbo, México dependerá al final del sexenio en un 60 por ciento del exterior”.
Argelia Salinas Ontiveros, maestra en economía agrícola por el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, dice que “los problemas del sector agropecuario son consecuencia del modelo neoliberal, que ha privilegiado al empresariado y ha profundizado las condiciones de desigualdad ya existentes en el campo”.
El resultado de tales políticas, considera la experta universitaria, “ha sido la generación de una crisis agrícola y ambiental, que en el corto plazo pone en peligro la producción interna de alimentos básicos y, por tanto, a los sectores de la población con menores ingresos”.
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