Pemex: ¿Y el dinero?
“El intento de privatizar parcialmente a Pemex a fin de allegarse recursos carece de sustentos técnicos sólidos. Aun con la misma tributación baja, un mejor manejo de los fondos disponibles permitiría satisfacer los requerimientos de capital de Pemex”
Tres son los problemas centrales que entorpecen el desenvolvimiento de Pemex. Uno, es la ausencia de una estrategia energética de largo plazo, como parte ineludible de las políticas de desarrollo y de seguridad nacionales. En íntima relación, se encuentra la descoordinación de políticas en el sector energético y, en particular, entre las dos empresas más importantes del sector público: Pemex y la CFE.
El tercer problema, el de fondo, se refiere a la exacción de los ingresos petroleros para sanear desequilibrios crónicos en las finanzas públicas. Las presiones sobre el gasto público se han satisfecho poco con impuestos y mucho con las rentas petroleras.
En 1995 el patrimonio consolidado de Pemex ascendía a 83 miles de millones de pesos de 1993 para casi desaparecer en 2006. Como resultado, el endeudamiento se dispara casi diez veces. La situación anterior se explica en función de las transferencias al fisco que exceden al total de las utilidades antes de impuestos hasta poner a Pemex en números rojos. Entre 1995 y 2006, por esa vía, se transfirieron más de 3 millones de millones de pesos, esto es, más del 8% del producto interno bruto anual, cifra que casi duplica el aporte al Impuesto sobre la Renta de todas las empresas y personas del país.
Se ha dejado a Pemex en la imposibilidad de gastar apropiadamente en la localización y el desarrollo de campos petroleros, en la reconstitución razonable de reservas, en nuevas refinerías o en impulsar a la petroquímica. Así se procura una economía de impuestos anormalmente bajos, en vez de una economía de energéticos comparativamente baratos.
Hay, sin embargo, mejoras en el manejo de recursos públicos y márgenes suficientes de maniobra para recapitalizar a Pemex. En 2008, Hacienda y el Congreso fijaron en 15 mil millones de dólares el superávit primario de Pemex, esto es, ingresos congelados que equivalen a la inversión en dos refinerías de 400 mil barriles diarios. A su vez, el Banco de México esteriliza ingresos de divisas que ya respaldan una acumulación de reservas ociosas mayor a los 90 mil millones de dólares. Muchos países han formado “fondos soberanos” segregados de sus reservas en divisas, que destinan a respaldar la formación interna de capital, la industrialización o la inversión internacional.
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