Ricardo Andrade Jardí
México, que es para el mundo entero algo así como el país de la farsa o el paraíso de la delincuencia organizada, pero de la de verdad, la que se organiza al interior mismo de las instituciones, que hoy no son más que la tapadera de la impunidad de tanta barbarie, el país donde ir "ganando la guerra" significa de 12 a 30 ejecutados diarios, el país donde la DEA se siente con el derecho de informar que los sicarios del narco son estrenados, vía Venezuela, con los grupos extremistas del nuevo objetivo del imperio (Irán), pero que se les olvida decirnos que los mercenarios kaibiles que suman las filas de sicarios del narco son los mismos que ellos (los gringos) entrenaron en la "Escuela de las Américas", que presumiblemente son los que cortan cabezas o, peor aún, que la "conexión Venezuela-Irán" pasa también por Israel, que viene hasta estas tierras a entrenar en técnicas "modernas" de tortura a las policías municipales de los estados gobernados por el "moralista" PAN.
Ese mismo partido que afirma haber ganado la elección presidencial del 2006, pero que sistemáticamente se ha negado al ejercicio bien pero bien democrático de recontar los votos de una elección donde los resultados fueron dados a conocer por el cuñado del candidato oficial y el alumno idiota de "la maestra", para ser calificada luego por unos "jueces" que también sabemos hoy recibieron previamente un jugoso cheque de liquidación autorizado por el segundo esposo de Martita, quien añorara en su momento la Presidencia, del país de la farsa, con la esperanza de que sus pobres hijos pudieran seguir en el negocio empresarial de la corrupta impunidad.
En fin, ahora resulta que el terrorismo islámico es parte del paquete represivo que incluye el Plan México, como bien lo escribe Teresa Jardí, mientras la delincuencia verdaderamente organizada, sigue recibiendo los millonarios e inmorales contratos que el pretendido, español, que funge como secretario de gobernación de sus familia, otorga a las costillas del pelele usurpador que cada día se desdibuja más y ni siquiera requiere de trucos de edición telebasura para estar permanentemente fuera de foco, excepto cuando la mierda de su inmoralidad salpica toda la cotidianidad del pueblo de México, cada día más enajenado y jodido… pero muy próximo del despertar Ciudadano, que cambiará la realidad de nuestra agraviada patria.
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