martes, agosto 26, 2008

Identidad deconstruida

Sí, tienen razón los procuradores al decir que lo que México corre es el riesgo de vivir el caos más grande de su historia. Pero seis mil ejecutados en sólo 19 meses del panismo usurpador al frente del Ejecutivo federal dan buena cuenta de lo tarde que es para atajar el caos y a los seis mil los ejecutados, reconocidos, además hay que sumar, los secuestrados y los desaparecidos, los torturados y los pobres encarcelados, falsamente acusados de delitos que, los que gozan de la impunidad que ha llevado al país a la situación a la que hemos llegado, sí han cometido. Tarde se dan por enterados los procuradores de lo anunciado de una mil maneras. Sí, tienen razón los militares al querer tomar el control absoluto de la policía. Pero la militarización de un país no suele anunciar nunca buenas nuevas para los habitantes de ese país y menos aún cuando no es la decisión, temporal, de un legítimo gobierno civil, la que da el mandato al respecto con reglas claras y con responsabilidades clarificadas desde el primer momento. Entendiblemente tarde, buscan asumir un control que no les corresponde a los militares. Y que conste que yo no alcanzo a ver una alternativa a esa propuesta que ya había, de alguna manera, sido anunciada por el Secretario de Marina al decir que los militares estarían en la calle en tanto los civiles no pudieran con el problema de la inseguridad y la delincuencia. No son sus palabras exactas, porque, aunque las guardé textuales, problemas con mi computadora me impiden tenerlas a mano hoy que de esto escribo. Alarmante me pareció el cambio de matiz. Antes siempre decían que estarían en la calle hasta que el “jefe” —que en México, por mandato constitucional, es el Presidente— de las fuerzas armadas, se los ordenase.Claro que en estricto derecho no tenemos un Presidente y esto es evidente que también está claro para los militares. El Presidente Legítimo es itinerante y además, por propia decisión, no tomó el control de una real Presidencia itinerante al no restaurar la Constitución de 1917. Y Calderón es un usurpador a pesar de que el Poder Judicial le haya legalizado el fraude.Hacía años que no iba a un estadio de fútbol. El domingo fui a ver jugar y ganar a los Pumas. De hecho, antes del domingo, luego de muchos años, también había ido a verlos ganarles a las Chivas por una histórica, supongo, goleada, que dejó el marcador en siete goles a favor de los Pumas y uno a favor del Guadalajara. Entonces, recordé el domingo, ya me habían molestado los muchos anunciantes que secuestran a los equipos y en particular Banamex, en le caso de los Pumas. Que por tratarse, nada menos, que del equipo de la UNAM, el equipo de la más prestigiada universidad del país, la que probablemente todavía conserva el honor de seguir siendo la mejor de América Latina entera, Su equipo no tendría que estar financiado más que por lo propios universitarios. O, en todo caso, uno de lo acompañantes me decía, que si así la derecha quiere desaparecer la UNAM, lo que no diría si la UNAM solicitará dinero para mantener a su equipo. Por lo que en todo caso tendría que estar financiado por organismos como la UNICEF que, entre otras cosas, no pretenden que su logo sea el que domine para empezar en la camiseta de los futbolistas y menos aún pretenden, supongo, tomar el campo en el medio tiempo para montar un vergonzoso reality show con el que se ridiculiza a potenciales “beneficiarios”, me explicaron, de un crédito en una tarjeta de ese banco vendido sin pagar impuestos, pero beneficiado, es sí, por el FOBAPROA, por supuesto. El equipo Puma es mucho más que un equipo de fútbol. El equipo Puma da identidad a los egresados y a los no egresados de la que es la máxima Casa de Estudios del país. La UNAM, como autónoma y pública, es un centro medular para el pueblo mexicano. La UNAM es un centro constructor de la identidad de ser mexicano. Y los reality shows, como el de Banamex, lo que hacen es deconstruir esa identidad justamente.

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