Sara Lovera López
Hay cuestiones que requieren de mucha reflexión. Me acuerdo que durante años la maestra Teresita de Barbieri escribía una columna en Doble Jornada llamada Zona de Reflexión, desde donde analizó pacientemente el pasado, el presente y el futuro del movimiento feminista latinoamericano, en el contexto de lo que sucedía en la región y la condición real de las mujeres.
Y sus reflexiones fueron muy útiles, porque se ubicaron en las dificultades del movimiento feminista en un espacio donde la democracia es una mascarada y la realidad material de las mujeres es devastadora.
Se puede contar con un acumulado de cultura feminista y poner en un espacio gigantesco el diagnóstico de la problemática, las leyes, los avances experimentales y las demandas. Pero si no hay recursos económicos y humanos, cualquier avance para sacar a las mujeres de su opresión es impensable.
Lo que sí vale y es muy importante. Teresita vislumbró algo de ello en su Zona de Reflexión. Decía, lo que vale es crecer, tomar en cuenta, acumular fuerzas, abonar a la fortaleza de nuestras convicciones y explicar y explicarnos cómo y a dónde ir, qué posición tomar.
Cuando se lee que los 680 mil millones de pesos que el primer gobierno panista, el de Vicente Fox, devolvió a las grandes empresas por concepto de impuestos que podrían haber evitado la crisis del petróleo en que nos ha embaucado Calderón; que con ese dinero se habrían construido varias refinerías y que ese dinero habría contribuido a disminuir la muerte materna, y que la anemia de las mujeres más pobres se hubiera detenido. No hay tiempo para reflexionar.
Pero el 20 de julio se supo más. Que en 2007, el hijastro de Fox, Felipe Calderón, favoreció con 51 centavos de cada peso que debían pagar por contribuciones 13 grandes empresas y varios bancos, o sean 130 mil millones de pesos, entonces de las posibilidades de reflexionar desde una zona específica se pasa a la indignación y la impotencia, porque la falta de recursos y la urgencia de conseguirlos ha inmovilizado a una sustantiva parte de la sociedad, en tiempos de urgencia social y masa movilizada.
Dice Porfirio Muñoz Ledo, en una de las múltiples entrevistas que le hicieron recientemente, que frente a los hechos, equivocaciones y traiciones, él apela al sentido democrático, porque es evidente que los panistas están administrando “los despojos del PRI”.
Para Muñoz Ledo, quien presentó su libro La ruptura que viene, Calderón no tiene con quién gobernar, y vive la peor etapa de México, con un régimen debilitado y falto de legitimidad”.
Este hombre contradictorio de más de 70 años, Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista, no alcanza a señalar cómo y por qué Calderón está cercado.
Los panistas están devolviendo favores a quienes apuntalaron y consintieron los desvíos electorales, de eso se tratan los millones.
Si la masa y sus dirigentes reaccionaran, sin reflexionar tanto, Calderón, en efecto, no terminaría el sexenio, como vaticina Muñoz Ledo, porque en la realidad, las mujeres, de niñas, tienen que trabajar en las casas, lavando y planchando de la mañana a la noche, otras emigran a hacer lo mismo en Estados Unidos; el 52.8 por ciento de las que tienen algún empleo formal, éste es precario y de pago mínimo.
No sé cuántas escuelas y casas para estas niñas y mujeres pudieron construirse con esos millones de pesos que los panistas regalaron a sus empresarios, a los que ahora ofrecen más negocios en el petróleo.
Y quiénes son, pues los jefes de los intelectuales que dicen que es violación a la libertad de expresión impedirles que hagan guerra sucia a los candidatos de izquierda. Son los que pagaron a las televisoras las campañas contra Andrés Manuel López Obrador.
Si no vean esto: la lista de empresas favorecidas, que no hizo opositor alguno, sino la Bolsa Mexicana de Valores, incluye a: Cemex, Telcel, Telmex, Bimbo, Grupo Saba, Wal-Mart, BBVA-Bancomer, Banamex, Santander e Inbursa, y por supuesto a Televisa.
Según los informes de los diarios, entre todas las favorecidas tuvieron ventas por un billón 600 mil millones de pesos y pagaron impuestos apenas de 4.4 por ciento.
A mí, trabajadora free lance, por cada recibo de honorarios me mochan el 33 por ciento, mínimo y ahora con el TUA, no sé cómo va a ser la cosa, pero ellos, los amigos de los Calderón y anexas, son, como dicen los sociólogos y enterados, el poder fáctico de nuestro país.
Por eso se disminuyó el dinero para la anticoncepción y aumentó 10 puntos la demanda insatisfecha, por eso es que los jóvenes no encuentran camino, el 39.4 por ciento de las mujeres adolescentes no pueden tomar una decisión; muchas mueren. Y para qué hablar de las que a los 13 años tienen que salir a trabajar; y de las que viven pobreza alimentaria, de cómo la falta de comida, recursos y futuros ha incrustado en cada alma y cuerpo el virus de la violencia, que tanto le gusta a Felipe Calderón y a sus secuaces.
Queda bien claro por qué hay desgobierno y por qué se necesita en cada recodo de la geografía del país al Ejército, porque es importante infundir miedo y hacer que ello inmovilice. Un asunto para la reflexión milenaria y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, sin duda.
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