Los días 13 y 14 de septiembre, en la ciudad de México se llevo a cabo el Congreso Constituyente del Movimiento de Liberación Nacional.
El Congreso se llevo a cabo con un auditorio compuesto por campesinos, indígenas, profesores, tranviarios, cooperativistas, pobladores de barrios populares, vendedores ambulantes, trabajadores de servicios y de otros sectores productivos, donde se abordaron temas desde diversas perspectivas teóricas, nacionales e internacionales los grandes temas sobre la unidad de los pueblos, el neoliberalismo, el terrorismo de estado, las guerras imperialistas y la paz con justicia y dignidad.
En las discusiones, de nueva cuenta, salió a relucir el carácter catastrófico de la crisis política y socio ambiental en que se debaten los mexicanos, en particular los participantes denunciaron el proceso de implantación de un estado terrorista y dictatorial por parte de Felipe Calderón y el grupo de empresarios, políticos y militares que lo respaldan.
Durante la reunión los asistentes insistieron en la necesidad de una transformación radical de la economía, las formas de gobierno y la cultura, además se formularon propuestas para generalizar la lucha contra la usurpación del gobierno de la República, contra las privatizaciones del sector energético, la educación y la seguridad social. En dicho contexto proliferaron los planteamientos de cómo organizar un movimiento nacional para destituir a Felipe Calderón, a través de una posible revocación de mandato o de un juicio político, combinado con paros cívicos y una huelga política nacional.
En un nuevo ambiente unitario, producto de un largo recorrido de acciones conjuntas y de la creciente conciencia sobre la gravedad de la crisis política que vivimos, menudearon los pronunciamientos sobre la construcción de una alianza entre el Dialogo Nacional, la Convención Democrática, la Otra Campaña que encabeza el EZLN y con todos aquellos que estén dispuestos a enfrentar el ensayo dictatorial de la ultraderecha y las políticas gubernamentales. Además todos ratificaron su compromiso para construir un nuevo gobierno desde las comunidades, centros de trabajo, vivienda y educación como medio fundamental para echar a los neoliberales de la administración del país, como un paso en la lucha por el poder político.
La propuesta de asumir la pelea por la libertad de todos los presos políticos, en particular de Ignacio del Valle y los compañeros de Atenco; se aceptó de modo unánime al igual que la exigencia de justicia formulada por los familiares de los asesinados en Sucumbíos, Ecuador, el primero de Marzo de este año. El Congreso se pronunció también, por exigir el respeto a la integridad física y moral de Lucía Morett y otros universitarios.
México D.F. a 14 de septiembre de 2006
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