La inmoralidad gringa
Pablo Siris Seade
El Drug World Report 2008, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, cita que Estados Unidos (EEUU) tiene sólo un 4.5% de la población mundial y posee el 45% de todos los consumidores de cocaína del mundo.
La “lista negra” que elabora el gobierno de los Estados Unidos calificando el esfuerzo que realizan los países contra el narcotráfico no tiene correspondencia alguna con esfuerzos similares elaborados por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés), y tampoco tiene correspondencia con sus propia lucha contra el narcotráfico.
El Drug World Report 2008 , publicado por la misma UNODC, cita que Estados Unidos (EEUU) tiene sólo un 4,5% de la población mundial y posee el 45% de todos los consumidores de cocaína del mundo. Es decir, en promedio Estados Unidos tiene diez veces más consumidores (o estos consumen diez veces más) que en cualquier otro país del mundo.
Pero no sólo cocaína se consume en Estados Unidos, de hecho ocupa el segundo lugar entre las drogas ilícitas preferidas por los norteamericanos (31,6 % de los consumidores). En primer lugar se encuentra la marihuana, con un 35,3% del total de consumidores de drogas ilícitas. Mientras que en el tercero y cuarto, las anfetaminas con un 12,4% y los opiáceos con el 9,8%, respectivamente.
A pesar de todo el discurso en torno a “la guerra contra las drogas”, la cantidad de consumidores y la demanda de drogas no disminuye significativamente en el país del norte. Tampoco se corresponden con esa “guerra” el número de las incautaciones realizadas por EEUU, en franco descenso desde hace ya unos años y que no superan el 24% del total mundial. Muy bajas si consideramos que se trata del primer consumidor.
Pero EEUU es -además- un gran productor, con casi el 20% de toda la marihuana que se planta en el mundo, y cuya área sembrada supera a la del maíz plantado en ese país. Junto a esto, países bajo ocupación o con fuerte presencia militar de EEUU, como Colombia y Afganistán, son quienes complementan el mercado de estupefacientes.
Colombia produce el 60% de toda la cocaína que se produce en el mundo. EEUU interviene en este país desde hace nueve años con el Plan Colombia y ha invertido en la “guerra contra las drogas” más de 5 mil 600 millones de dólares. Sin embargo, el año pasado creció en el país neogranadino más de 27% la superficie cultivada con hoja de coca. Afganistán produce el 92% de todos los opiáceos (especialmente, heroína) en el planeta. EEUU está presente allí desde el año 2001, cuando inició la “guerra contra el terrorismo”, y tiene acantonados a más de 35.000 efectivos militares.
Obviamente, el negocio de las drogas no está en las selvas de la Orinoquia colombiana o en las montañas de Afganistán, sino en las calles de Nueva York, Washington (donde se asientan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial estadounidenses), San Francisco y Miami. Estas cuatro ciudades se encuentran dentro de las veinte ciudades con más consumo de cocaína y heroína en el mundo, aunque Nueva York se destaca lejos de sus seguidoras con un consumo de 134 líneas de cocaína por cada mil habitantes cada día.
Así mismo, es principal mercado donde se producen las mayores operaciones de lavado de dinero proveniente del narcotráfico, con una inyección de capital -cada año- de 500 mil millones de dólares. En el reciente trabajo del periodista Hernán Carrera, explica que cada dólar que se imputa a ganancias de una transnacional, representa automáticamente, un incremento de seis dólares en el valor de sus acciones.
Los 500.000 millones obtenidos por del narcotráfico, multiplicados por seis, resulta la abrumadora cifra de 300 billones de dólares anuales.
Contradicciones
Y sin embargo, el presidente estadounidense George W. Bush señaló este lunes que Bolivia, Venezuela y Birmania fallaron en los últimos doce meses en cumplir sus obligaciones de lucha contra el narcotráfico.
En un documento que anualmente dirige al Departamento de Estado, Bush agregó a Bolivia a la “lista negra” de países que “durante los últimos 12 meses, faltaron, de manera demostrable, a sus obligaciones en virtud de los acuerdos internacionales de lucha contra los narcóticos” y en la que el año pasado ya había incluido a Venezuela y a Birmania (Myanmar).
“Identifico aquí los siguientes países entre las principales vías de tránsito y centros de producción de drogas ilícitas: Afganistán, Bahamas, Bolivia, Brasil, Birmania, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, India, Jamaica, Laos, México, Nigeria, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela”, dijo Bush. Sin embargo, Bush mantuvo el financiamiento a varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) venezolanas que el presidente de Estados Unidos considera “comprometidas” con la democracia.
“También he decidido que el apoyo a programas que ayudan a instituciones democráticas venezolanas y programas bilaterales en Bolivia (que) son vitales para los intereses nacionales de EEUU”, dijo el presidente norteamericano. El presidente de Bolivia, Evo Morales, calificó de maniobra política la decisión de EEUU de incluir a su país en esta lista de países que no han logrado avances suficientes en la lucha contra el narcotráfico.
“El Gobierno de Estados Unidos no tiene ninguna moral para hablar de la droga, Estados Unidos no tiene ninguna moral ni ética para hablar de certificación o descertificación (...) nos impone una ley cero de coca, pero nunca hay una ley de cero consumidores de droga, de cocaína”, dijo el mandatario boliviano.
El ex embajador venezolano en EEUU Bernardo Álvarez dijo que le decisión “refleja la falta de compromiso de las autoridades norteamericanas para resolver el problema de narcóticos y la utilización política (de la certificación) con aquellos gobiernos que, por una u otra razón, no están de acuerdo con ellos. Están tratando de deslegitimar y desprestigiar a esos gobiernos”.
El diplomático venezolano afirmó que la medida anunciada por el presidente George W. Bush “refleja una política absurda que, en lugar de resolver el problema de drogas en el mundo, lo ha incrementado”. Venezuela “deporta como nadie a narcotraficantes. Proporcionalmente tiene a más detenidos que otros países, y realiza más decomisos que otras naciones. Entonces, es más que obvio que se trata de una doble moral”, dijo el diplomático.
“Yo creo que lo bueno en esta oportunidad es que (la descertificación) se combina con toda esta situación de intervencionismo e injerencia en Venezuela y Bolivia, y se ve más obvio que nunca que esta determinación es puramente política”, insistió Álvarez.
“Follow the money”
EEUU no sólo es el mayor consumidor de drogas del mundo, sino que controla la producción de la inmensa mayoría de las sustancias sicotrópicas, y es el beneficiario de la ganancia del negocio del narcotráfico.
La reciente hecatombe generada por la bancarrota de Lehman Brothers y demás empresas del sector financierio en EEUU, hacen difícil de creer que su economía pueda resistir sin el gigantesco flujo de dinero del narcotráfico. La “guerra contra las drogas” es en realidad una guerra por el control absoluto del lucrativo negocio de los sicotrópicos.
Lo que sí está claro, es que según todos los parámetros, Estados Unidos está “descertificado”.
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