Por Pedro Echeverria
30 octubre 2008
pedroe@cablered.net.mx
1. Las movilizaciones de decenas de miles de seguidores del lópezobradorismo y la toma de las tribunas de Senado y de la Cámara de Diputados por legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) el jueves 10 de abril impidieron, con esa demostración de fuerza, la aprobación rápida, inmediata (por los legisladores del PAN y del PRI) de las reformas ampliamente privatizadoras del petróleo. Al mismo tiempo obligaron a que el pueblo mexicano se enterara (en diferentes foros) de la importancia de ese patrimonio que se quería entregar “casi en secreto” a los grandes capitalistas privados y extranjeros. Ese fue indudablemente un triunfo de López Obrador que la burguesía, encabezada políticamente por el PAN, el PRI y el sector mayoritario del PRD, supo voltear muy bien para imponer su reforma el 28 de octubre. Se cambiaron algunas cosas importantes pero los puntos fundamentales siguen permitiendo la privatización y el saqueo del petróleo.
2. ¿Otra vez las fuerzas de la izquierda y del pueblo no fueron suficientes para defender lo que les corresponde? Al parecer lo mismo sucedió en 2005 cuando las avasalladoras fuerzas de cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles para oponerse al gobierno de Fox por el desafuero que había instruido contra López Obrador para bloquear su candidatura presidencial. Sin embargo el gobierno panista, los empresarios y los priístas, al reflexionar sobre la gran fuerza demostrada por AMLO, prepararon nuevas estrategias para impedir (a como diera lugar) la llegada del candidato perredista a la presidencia de la República. Pareciera que ese fenómeno de las derrotas se ha repetido a través de la historia y parece no tener fin. Décadas tras décadas los jóvenes de la amplia izquierda se entusiasman esperanzados en los avances de las luchas de la población por sus derechos tanto en nuestro país como en el mundo, pero quienes las han vivido sólo ven la repetición.
3. No puede negarse que el movimiento lópezobradorista tiene la razón, pero tampoco que Felipe Calderón (el presidente ilegítimo) tiene la fuerza del ejército, la policía, del presupuesto, de los jueces, de los empresarios y los medios de información. Sin duda los indígenas del EZLN y del país tienen la razón en sus luchas por salir de la miseria, pero es el ejército del gobierno quien tiene las armas. Los electricistas del SME, los maestros de la CNTE, los mineros, la APPO, han demostrado ampliamente, durante muchos años, que los argumentos que tienen para fundamentar sus luchas son justos, pero son los líderes corruptos o charros, las empresas y el gobierno, quienes tienen el poder para imponerse. Sin embargo se repite que “la razón se impondrá a la larga”. Sí, pero muuuuy a la larga, entre cien generaciones más. ¿No han pasado acaso muchos siglos de luchas sin que el 80 por ciento del pueblo salga de la miseria?
4. La humanidad, que siempre ha buscado la paz, prefiere las armas de la crítica y la razón; pero el poder (ante la crítica) prefiere la fuerza de las armas. ¿Cómo ese poder minoritario dominante, que nunca podrá tener la razón por el mismo hecho de que para mantenerse tiene que usar la fuerza, puede hablar de diálogo y negociación? Para ello ha construido una ideología acorde a sus propios intereses, misma que ha sido transmitida por todos los medios, durante siglos, en la familia, la iglesia, la escuela, los medios de información. Con esa ideología tradicional de dominación, convertida en “pensamiento único” oficializado, esa minoría se ha mantenido en el poder como si fuera propietaria de la razón. Sin embargo, dado que esos pensamientos del poder se han agotado porque la gente ha dejado de creer en ellos, surge entonces (para defenderse) la razón de la fuerza.
5. La realidad es que para calmar y luego aplastar la rebeldía de los pueblos la clase dominante inventó la engañosa teoría de que “la razón vale más que la fuerza”. Ha dicho que la fuerza sólo es empleada entre los pueblos salvajes y bárbaros y que el uso de la razón pertenece a los pueblos civilizados. Es tan tramposa esa idea ampliamente difundida, que a través de la historia se ha demostrado exactamente lo contrario: que quien ha tenido la fuerza ha impuesto “su” razón, sus leyes y sus reglamentos ¿Qué han sido en nuestro “mundo civilizado” las guerras imperialistas de 1914 a 1945, las invasiones yanquis, los acuerdos en la ONU, los saqueos a los países, la permanente miseria de los pueblos, la dictadura de los gobiernos de derecha, el dominio empresarial y las constantes intervenciones de los ejércitos en políticas nacionales sino la imposición por la fuerza?
6. Lo único que ha hecho la llamada “civilización” y su tan cacareada “democracia” ha sido modernizar sus métodos de fuerza y de dominación. En nombre de la razón (que dice poseer) ha sabido esconder, tras lo que ha llamado diálogo y negociaciones, el gran poder de la fuerza con que amenaza y reprime. Cuando por la presión del los movimientos sociales ofrece diálogo, éste lo usa para debilitar las fuerzas de esos movimientos de oposición. ¿Cuál es el diálogo a que invita y que impone? Siempre aquel que se ubique dentro de los marcos que no rebasen sus propios intereses y su poder. De lo contrario los gobiernos rompen ese falso diálogo para luego amenazar y poner en práctica la represión. En la práctica el único diálogo que se gana es aquel que con la fuerza en las calles, con campesinos levantados o con los obreros paralizando fábricas, es solicitado por el mismo gobierno porque su poder está en peligro.
7. La razón siempre ha estado de parte de los de abajo, de los explotados, los miserables y discriminados. Durante milenios, con toda la razón, han luchado por sus derechos sin poderlos conquistar porque no han tenido la fuerza necesaria frente al poder. Fidel Castro, Salvador Allende, Hugo Chávez, Evo Morales, además de tener la razón (porque representaron los intereses de las amplias mayorías de trabajadores) tuvieron que acudir a la fuerza de las masas, también de las armas, para asumir en sus países el gobierno. Sin embargo, a pesar de ello, padecieron como Allende y Fidel, y siguen sufriendo los otros, el constante acoso de los ricos empresarios que, aliados al imperio internacional, buscan derrocarlos. ¿No han demostrado acaso esos gobernantes que poseen la razón al defender los intereses de los indígenas, de los campesinos, de los explotados, pero que sin la fuerza no son nada?
8. La realidad es que de poco ha servido a la izquierda y al movimiento social decir y repetir que se tiene la razón. Las batallas de los trabajadores contra la explotación y la opresión son indiscutiblemente justas pero eso vale muy poco frente a la fuerza con que cuenta el poder. El triunfo de las luchas de los trabajadores depende de la fuerza con que cuenten, de las alianzas que realicen y de la forma en que hagan uso de ellas. Si esas fuerzas no logran crecer mediante la participación y la educación política no habrá posibilidad de derrotar a las clases dominantes. La burguesía no tiene la razón y a pesar de ser minoría posee la fuerza económica y política, por eso lleva más de cinco siglos dominando el mundo. A los movimientos sociales les falta la fuerza y la unidad para poder defender sus derechos y triunfar en sus batallas. Esa difícil tarea es la más importante en los momentos actuales para poder avanzar.
pedroe@cablered.net.mx
jueves, octubre 30, 2008
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