Ricardo Andrade Jardí
No hay duda, legisladores ligados al narcotráfico, a la pederastia, al abuso de poder, a las redes de contrabando y de turismo sexual, amorales, capaces de aprobar leyes sin leerlas, representantes usurpadores de las fuerzas políticas y empresarios chatarra, especuladores apátridas, aprobarán la reforma petrolera, que no energética, a la medida y del tamaño de las ambiciones mediocres y corruptas de esa minoría.
No hay engaño. Harán lo que sea, torcerán la ley y la demagogia eructará sin cesar en sus discursos. Lo que está detrás es el interés particular de cada uno. Suponen, y tal vez así sea, que la reacción social será mínima (con excepción del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y otras resistencias, algunas perdidas en su propio ombligo, pero que algo intentarán y que serán rápidamente satanizadas por el Sr. López de la especuladora telecracia). Las clases medias más enajenadas que nunca y en defensa del confort aparente del pantano parecen incapaces de movilizarse. Los más carenciados, cada día más engrosados, tendrán que ver por el día a día, hasta que ese día a día sea el de la escasez diaria de cada minuto, próxima a convertirse en la pesadilla mundial, de la que por supuesto México será vanguardia también en la hambruna. Pero nuestra oligarquía y su lacaya clase política con su parásita ambición ya lo han programado. “Un pueblo muerto de hambre es una sociedad que lo permite todo”, es su lógica y esa es una de las razones del ataque al peso por 16 empresas (mexicanas) que pretenden hacer de la reserva económica de México su saqueo, su negocio particular, dejando a millones sin nada.
Su apuesta es a la inmovilidad, a la nula reacción social, a la desarticulación que durante años han planeado las oligarquías apoyadas en la programación basura de la telecracia, que todo los días nos vende la idea de que el “progreso” está en dejarnos saquear y rematar PEMEX o mejor dicho: el petróleo al mejor impostor, mientras compensan nuestro silencio y complicidad con los confortes de la mediocridad.
Les resultó con el FOBAPROA, atraco que seguimos pagando, como pagaremos los rescates venideros de la reforma petrolera, mal llamada energética.
La parte energética se ha dejado en blanco para poder hacerla su próximo negocio, a la medida y sin mediación hipócrita de la ley, donde el Imperio, y su estrepitosa caída financiera global, intentará patentar hasta el sol y para eso se requiere de limbos legales, en países sumisos.
Y México está a la vanguardia del laboratorio neoliberal. Pocos países, y cada vez serán menos hasta que sólo quedemos nosotros, aplican las normas de la “Democracia Corporation S.A.”, como lo hace México y los que lo hicieron ya vivieron su infierno baste de ejemplo Argentina en el 2000. Y la pregunta que tenemos que hacernos es si seremos capaces de lograr una organización social medianamente cercana a lo que lograron los argentinos para superar su crisis y romper hasta donde han podido con el modelo neoliberal, recuperándose social y económicamente, en tan corto plazo. O al igual que con el FOBAPROA nuestro financiero infierno ligado a la debacle mundial será también eterno. O cuando menos durará hasta que la clase media se dé cuenta de la mentira de su media clase en la que vivió siempre tan igual a los otros carenciados pero más ciega. Ellos, nuestros espurios representantes de todas las fuerzas políticas, harán lo que sea para mantener sus “privilegios”. ¿Nosotros qué haremos para defender nuestros derechos?
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