María Teresa Jardí
Convencidos de que los mexicanos somos estúpidos, los intelectuales al servicio del agotado sistema capitalista se congratulan con el triunfo de la “izquierda moderna”, necesaria para la continuidad de la derecha más atrasada del mundo, como salta a la vista. Flaco favor de cara a la historia el que le hacen al PRD chuchista los vasallos también de la usurpadora derecha fascista.
Felicitaciones por renunciar a principios y valores es ni más ni menos lo que recibe “la izquierda moderna”. Integrada por impresentable sujetos, sin ética, a los que, eso sí, la derecha les tira como limosna el maíz necesario para que se sumen al desarme ético de las instituciones. Y, a lo mejor, si siguen por ese camino y portándose igual de bien que los magistrados del TRIFE, hasta reciben por Navidad, acompañada por un disco de villancicos y con un gran moño en la capota, una Hummer de parte de la maestra.
Aunque para eso deben convencer a los “atrasados” miembros del Movimiento Ciudadano y desde luego a su líder moral, que hasta Presidente Legítimo a ratos se siente, de que el PRD debe seguir jugando el mismo papel sin escindirse.
Mal haría AMLO y ya se está tardando al no dar el paso que la Patria Mexicana a gritos le demanda. El PRD se acabó, está liquidado. Se suicidó y está muerto. No sirve ya como opción que genere ni la menor esperanza. ¡Ni un voto al PRD!, es la única consigna ciudadana posible a partir de la resolución del TRIFE y vaya que como ciudadanos pensantes ya nos habíamos tardado demasiado en salir a las calles a gritarla a todas horas, todos los días, en ponerla en las ventanas y en llevarla como engomado en los coches. ¡Ni un voto al PRD! es, quizá, lo que pueda generar que la izquierda en México recobre la ética. Siempre será mejor incluso quedarse como grupo de opinión que condenarse a la nada. A la nada, que es a final de cuentas lo que va a suceder con el PRD, tanto si se queda AMLO como si rompe de una buena vez con ese corruptísimo partido, regalado a Jesús Ortega por el TRIFE a modo del usurpado fascista y panista sistema, con la ayuda de las instituciones a modo a las que la derecha, efectivamente, desde Salinas, les había venido desarmando el entramado ético para que actuarán de manera descarada desde Zedillo, al servicio sólo de unas cuantas familias mafiosas que con la imposición de un usurpador panista se han acabado de apoderar del gobierno, del poder y de la empresa, en el corruptísimo México que se desmorona a la nada también de manera cada vez más veloz.
Por qué se suicida un General, me pregunto, como se preguntarán, quizá, algunos de ustedes. Y no me cabe la menor duda de que en la desmoralización también del Ejército Nacional está la respuesta. La corrupción lo destruye todo y cuando alcanza a la moral no quedan muchos alicientes para seguir con vida.
El papel más importante, de los muchos jugados por Andrés Manuel, es de generar esperanza. Pero incluso en un pueblo tan ávido de encontrarla como el nuestro, incluso en signos que a veces nada significan, cuando la esperanza toma la decisión de suicidarse no hay nada que se lo impida y la muerte para el Movimiento Ciudadano va a significar el suicidio de AMLO si transa con Ortega luego de la vergonzosa resolución del TRIFE a modo de la siniestra derecha, que apoderada del país lo único capaz de coleccionar son muertes cobijadas por la misma impunidad que protege la corrupción con la que se desenvuelve desde la cabeza usurpada del Poder Ejecutivo de una nación cada vez más desesperanzada. ¡Ni un voto al PRD!
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