domingo, noviembre 23, 2008

Un peligro latente



"Los embates para privatizar Pemex son cíclicos y no han desaparecido", sentencia Francisco Rojas, quien fue director de la paraestatal durante ocho años y actualmente preside la Fundación Colosio, órgano ideológico del PRI.Al hacer un balance de la reciente reforma petrolera, defiende la diversidad de posiciones en el interior de su partido y señala que "no hay dueños de la reforma ni hay dueños del PRI".
Integrante de la corriente opositora a la apertura privada en las áreas de refinación, petroquímica, ductos y transporte, Rojas considera que aún persiste el riesgo de que se generen "de forma subrepticia contratos de riesgo, ligados al costo y obviamente a la disminución de la renta petrolera".Contrapunto de las posiciones de Francisco Labastida, presidente de la Comisión de Energía en el Senado, y de Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priistas y quien presentó la iniciativa del tricolor el pasado 23 de julio, Francisco Rojas enuncia como puntos dudosos de la reforma los siguientes:"La indefinición respecto a los contratos de servicios incentivados, que pueden convertirse en una forma subrepticia de contratos de riesgo, ligados al costo y obviamente a la disminución de la renta petrolera. El exceso de órganos reguladores, con las atribuciones y la burocracia aumentadas que pueden convertirse en un yugo adicional al control de la Secretaría de Hacienda respecto a la empresa e impedirle trabajar. (Y) la liberalidad con la que Pemex podría darse las normas respecto a obras, servicios y adquisiciones".Para Rojas, persiste el riesgo de que se genere un sistema de "contratismo dirigido" en la paraestatal. "Hay que cuidar mucho que las empresas no se aprovechen de las cláusulas de innovación tecnológica para impulsar contratos de riesgo", advierte.En entrevista con Proceso, afirma que lo mejor de la reforma petrolera es, paradójicamente, lo que no se incluyó en el dictamen: "la privatización, la legalización de los contratos de riesgo por la vía de los contratos de servicios múltiples y por la vía de los contratos de administración de ductos"."Por fin se tuvo que reconocer que Pemex tiene recursos propios para encabezar la modernización", puntualiza.
-Sin embargo, se permitirá la inversión privada en áreas que antes estaban vedadas, como exploración y perforación -se le insiste.
-Evidentemente, el asunto no es la participación de la iniciativa privada sino que no se compartiera la renta petrolera. La iniciativa privada siempre ha sido bienvenida en Pemex. Lo que no podemos aceptar es que la iniciativa privada asuma funciones de control empresarial de Pemex.
-¿Se logró la autonomía de Petróleos Mexicanos frente a la Secretaría de Hacienda?
-Es evidente la sujeción de la paraestatal a Hacienda. La conclusión que a mí me parece clarísima es que se requiere una reforma fiscal que ya es inaplazable, que ojalá tengamos la capacidad y la conciencia de proponer una reforma fiscal que dé los ingresos suficientes y que se eliminen los gastos superficiales.
-¿No basta lo anunciado por el presidente de la República para que Hacienda asuma la deuda de Pidiregas y se permita un superávit fiscal de Pemex?
-No, porque es injusto. Efectivamente, se le dan a la empresa ciertas facilidades. Se le da autonomía de operación, pero con una serie de candados. Uno de ellos, fundamental, es que se condiciona a que el superávit fiscal de Pemex sea igual al déficit fiscal del gobierno.
Advierte que junto con la reforma fiscal son necesarias otras medidas tras la aprobación de la reforma legal. Entre esas medidas, señala, está la de "vigilar que los escasos recursos no se desvíen hacia las intenciones siempre manifiestas de favorecer a las grandes empresas".
Rojas ejemplifica con el caso de Chicontepec, en el que la paraestatal ha licitado a favor de varias empresas privadas.
Ese proyecto "está resultando un fracaso y los costos son mayores que los ingresos", señala. "Tenemos que estar muy pendientes de que se impulsen las energías alternativas de una forma ordenada, regulada", abunda.
-¿Ve correcta la integración del nuevo Consejo de Administración de Pemex? ¿Garantizan la autonomía de gestión los cuatro consejeros profesionales?
-Hay que ver que estos cuatro consejeros sean realmente autónomos. Creo que la integración es una fórmula adecuada, permite tener un buen gobierno corporativo, pero insisto en que lo mejor es que esos consejeros ayuden a que la empresa opere con mayor autonomía y no con mayor burocracia.
Los "clichés"
Rojas no niega su vínculo y amistad con el expresidente Carlos Salinas de Gortari. Lo que sí rechaza es que él represente los intereses del exmandatario o que desde el sexenio salinista se haya emprendido la privatización de la paraestatal, que Rojas dirigió de 1987 a 1994."No hagamos clichés de las cosas. Dicen que la privatización de Pemex empezó con Salinas. Yo soy testigo de que la privatización no se inició en ese período. Está claro que entonces (desde) un sector del gobierno no permitimos la apertura del sector petrolero durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio. Había fuerzas empujando hacia los dos lados: una privatizadora, encabezada por los negociadores del tratado, y otra que defendía el control del Estado sobre la paraestatal. Y se tuvo que hacer un ejercicio de síntesis", sostiene.Subraya que la oposición a la apertura de Pemex logró cinco candados energéticos en la negociación del TLC: "no a la garantía de abasto (que pedía Estados Unidos), no a los contratos de riesgo, no a la libre importación de petrolíferos y gas, no a las gasolinas extranjeras"."En esos cinco no está la reivindicación de la soberanía petrolera", puntualiza el exdirector de Pemex y secretario de la Contraloría durante el gobierno de Miguel de la Madrid.
-Sin embargo, se señala que la creación de las subsidiarias de Pemex, que usted operó, fue el inicio de la privatización.
-Eso es mentira. Las subsidiarias se crearon como una medida de control administrativo. No se trataba de crear unidades de negocios autónomas, sino de permitir una mayor racionalidad.
Rojas va más allá y considera que las mismas demandas de apertura privada que se plantearon en el gobierno de Salinas son las mismas que se expresaron ahora, en el gobierno de Calderón, al plantear la reforma energética."Periódicamente ha habido estos embates privatizadores. Antes fue con el TLC y ahora con los contratos de riesgo", destaca."Lo mejor de esta reforma es que no hubo privatización: se prohibieron los contratos de riesgo, de producción compartida; se incorporarán cuatro consejeros profesionales ratificados por el Senado; se acorta el período para que Pemex pueda disponer al cien por ciento de sus disponibilidades; 'aparecieron' recursos propios para construir una refinería. Se hizo evidente que uno de los problemas centrales es la sujeción de la política energética a los requerimientos financieros de Hacienda y la necesidad de una reforma fiscal inaplazable", abunda.
Bueno Torio: visión privatizadora
Con puntos de vista contrapuestos a los expresados por el priista Francisco Rojas, el senador panista Juan Bueno Torio, partidario de la privatización, considera que "esta reforma no resuelve el problema del país para dejar de importar petrolíferos, ni en el corto ni en el mediano plazo". El legislador advierte: "Si no entran otros a ayudar a Pemex a construir las refinerías, México seguirá importando gasolinas y turbosinas para abastecer la demanda del mercado nacional".Director de Pemex-Refinación durante el sexenio de Vicente Fox, integrante del grupo de seis senadores del PAN que elaboró el primer borrador de la reforma petrolera, Bueno Torio no oculta su frustración por no haber logrado la apertura a la inversión privada en el área de refinación, uno de los rubros más polémicos que finalmente no fue aceptado ni por el PRI ni por los partidos del Frente Amplio Progresista (PRD, PT y Convergencia).
"La reforma que aprobamos está muy bien, pero sí nos faltó el transporte por ductos de particulares y la refinación para acelerar el proceso de inversión en este tipo de infraestructura que le hace muchísima falta al país y que Pemex lo puede hacer sólo en muchos años, pero hoy lo que no tenemos es tiempo. Necesitamos acelerar este proceso para dejar de depender del exterior", sintetiza.El legislador de origen veracruzano hace cuentas: se necesitan construir tres refinerías como Tula para dejar de importar los 370 mil barriles diarios de petrolíferos que se importan actualmente y, al mismo tiempo, hace falta reconfigurar las refinerías de Salamanca, Salina Cruz y Tula. El costo de la construcción de tres nuevas refinerías sería de 20 mil millones de dólares, en tanto que el de la reconfiguración de las existentes sería de 6 mil millones de dólares (2 mil millones para Salina Cruz, 2 mil 500 para Tula y mil 500 para Salamanca).
-Cuando usted estuvo al frente de Pemex-Refinación ya se había hecho ese cálculo. ¿Qué sucedió?
-Ya se había hecho, pero no había dinero.
-¿Aun cuando existieran los altos excedentes petroleros?-Eso se iba al Fondo de Existencia Regulador del Petróleo, que ahora va a servir para reponer los ingresos que no recibamos por la diferencia de entre 70 y 44 dólares por barril de petróleo. El ahorro que hicimos todos esos años ahí está, para que con la caída de los precios del crudo no se reduzca el presupuesto para lo que el país necesita.
-¿Qué sucedió con la propuesta de abrir la inversión privada en refinación?
-Todavía hasta la última semana seguimos defendiendo esta posición como grupo panista en la Comisión de Energía. Seguíamos planteando la alternativa de que vinieran más actores a invertir en el desarrollo de la refinación. El país requiere duplicar la capacidad de proceso de crudo en los próximos 12 años y eso implica, además de reconfigurar tres refinerías, construir una nueva que ya se va a empezar por instrucciones del presidente.
-¿El anuncio de la construcción de una refinería no fue el resultado de la negociación entre el presidente y el PRD?
-No. El presidente lo anunció desde marzo. Ahí anunció que se iba a construir.
-Pero el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, advirtió que ese anuncio fue una de las condiciones para evitar la privatización.
-Hay quienes quieren justificar un triunfo político en esta circunstancia. Yo pienso que todos están perdiendo el tiempo. A final de cuentas, esto fue un triunfo del Congreso. Nos pusimos de acuerdo todas las fuerzas políticas.
-¿Fue muy delicado el tema de la refinación?
-Eso quedó claro desde el primer foro de debate. El PRI fijó su posición y dijo que no iba con la refinación ni con los ductos; también el PRD. Sólo el PAN y el Partido Verde dijimos que para incrementar la capacidad de ejecución de Pemex, habríamos de ayudarnos con inversión de los particulares en este tipo de sectores. Pero las otras fuerzas políticas no quisieron acompañar estas propuestas.
-Se argumentó que estas propuestas eran anticonstitucionales.
-¡No es anticonstitucional! Hubo una serie de confusiones, que si estábamos entregando parte de la renta petrolera... Como se estaba planteando era un proceso de maquila en refinación o de transporte de producto por ductos con una rentabilidad por el capital invertido en esas plantas, algo muy lejano a compartir la renta petrolera. Finalmente, esos argumentos se impusieron a la hora de votar por mayoría esa reforma. Si el PRD y el PRI no la querían, no nos alcanzaban los votos.
-¿Seguirá el modelo de la refinería Deek Park?
-Ese sigue. La pregunta es por qué no podemos hacer el modelo Deek Park en México, por qué empecinarnos en que la riqueza se siga generando en otros países y no en el nuestro, cuando es evidente que Pemex-Refinación no va a poder construir las refinerías que necesitamos para abastecer nuestro mercado nacional.
-¿Ni aun cuando la Secretaría de Hacienda modifique su política fiscal hacia Pemex?
-Ni con eso le va a alcanzar a Pemex para construir las refinerías que requiere.
-¿Por qué?
-Primero porque es más rentable para Pemex invertir en producir crudo que en producir petrolíferos. La rentabilidad del crudo es 15 veces mayor que la rentabilidad en refinación.
La refinación te da entre 15 y 20 por ciento más de utilidades sobre la inversión que se haga.
-¿Aún hay interés en invertir en refinación aunque sea baja la ganancia?
-Es muy buena rentabilidad para cualquier empresa.
Pero para la nación mexicana es más rentable invertir en sacar crudo que en refinarlo. No se olvide que estamos en un escenario de estrechez presupuestal por la caída de ingresos del petróleo y por la caída de ingresos tributarios debida a la desaceleración económica, que quién sabe cuántos años va a durar.
Esa es la realidad del país."Seguiremos importando. Seguiremos utilizando los dólares del crudo que exportamos para importar gasolina o productos refinados que atiendan la demanda nacional. Esa es nuestra desgracia porque no nos pusimos de acuerdo en el Congreso".

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