Mofa sobre la depreciación del dólar y una falsa nota de crédito por 500 euros en un aparador de la bolsa de valores de Francfort
Para cerrar el año con broche de oro y honrar la tesis del “catarrito”, a lo largo de la semana que concluye los mexicanos recibieron una serie de espeluznantes noticias: crece el número de despidos, y en 2009 será peor; con inflación al alza, el salario ínfimo general promedio “aumentó” 2.32 pesos diarios; en noviembre la tasa oficial de desempleo abierto alcanzó la cota más alta de cuando menos los últimos nueve años, acercándose peligrosamente al registro que este indicador reportó en la crisis de 1995-1996; y que el pronóstico económico para México en los próximos 12 meses, en el mejor de los casos, se ha fijado en menos 0.1 por ciento.
Cumpliéronse las siempre sabias predicciones del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón: a) “no sería justo que el incremento a los salarios mínimos fuera menor a 4 por ciento”; b) lo importante es “tratar de resarcir algo de lo perdido”; c) “sería injusto no considerar lo que ha pasado este año en materia de inflación”; y d) “hay que preservar las fuentes de empleo en el país”.
Pues bien: en efecto, el “aumento” al ínfimo no fue de 2.03 pesos (4 por ciento), como exigían los patrones, sino de 2.32 pesos (4.6 por ciento) según la cábala del pianista poblano, de tal suerte que 29 centavos diarios marcan la abismal diferencia entre lo “injusto” y lo “justo”, mientras la mejor forma de “resarcir algo de lo perdido” y considerar el crecimiento de precios es “consensuar” entre patrones, “líderes obreros” y gobierno un “aumento” muy por debajo de la perspectiva inflacionaria.
Lo importante de ese “consenso”, según Lozano Alarcón, es que estaba “en juego no sólo es el ingreso de los trabajadores y su poder adquisitivo, sino la preservación de las fuentes de empleo en el país; es una buena señal”. Así es: más allá de que cotidianamente empresas nacionales y extranjeras anuncian profusos recortes de personal, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que en 2009 “por lo menos 380 mil personas que hoy tienen trabajo en la economía formal en México perderán su empleo, en el contexto de una crisis de la actividad productiva que se sentirá con mayor intensidad en el primer semestre”.
Lo anterior, sin considerar que a lo largo de 2008 (según cifras gubernamentales) casi 490 mil mexicanos se quedaron sin empleo, toda vez que la tasa oficial de desocupación abierta creció de 3.4 por ciento el 1 de enero a 4.47 por ciento el 30 de noviembre. ¿Dónde quedaron las muy calderonistas “cifras históricas” en generación de fuentes de trabajo?
En efecto, el Inegi informó ayer que en noviembre pasado la tasa oficial de desempleo abierto en el país reportó un nivel nunca antes registrado desde cuando menos el año 2000: 4.47 por ciento de la población económicamente activa (PEA), una proporción que equivale a poco más de 2 millones de mexicanos en la desocupación total. En las 32 principales ciudades de la República (todas con una población superior a 100 mil habitantes), la tasa oficial de desempleo afectó al 5.34 por ciento de la PEA. Además, el 7.2 por ciento de dicha población se reporta en plena subocupación.
El reporte del Inegi precisa que la tasa de desocupación de noviembre (4.47 por ciento) resulta muy por arriba de la registrada un año antes, cuando se situó en 3.46 por ciento. En el mismo lapso, el desempleo entre los hombres se incrementó de 3.15 a 4.68 por ciento, y entre las mujeres de 3.98 a 4.12 por ciento. Cifras desestacionalizadas indican que noviembre del año en curso la TD fue mayor en 0.79 puntos porcentuales respecto a la del mes inmediato anterior. Al considerar solamente el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país, la desocupación en este ámbito significó 5.34 por ciento de la PEA durante el mes que se reporta, 0.81 puntos por arriba de la tasa observada un año antes. Con base en cifras desestacionalizadas, la TD aumentó en 0.38 puntos porcentuales con relación a la de octubre pasado.
El citado Instituto confirma que México consolida su posición como un país que no ofrece más que servicios y deja atrás aquel sueño de nación industrializada que permitía tasas anuales de crecimiento económico cercanas a 8 por ciento. Precisa el Inegi: 41.9 por ciento de la población económicamente activa se concentró en los servicios, 19.4 por ciento en el comercio y tan sólo 15.5 por ciento en la industria manufacturera; 13.6 por ciento en las actividades agropecuarias; 7.9 por ciento en la construcción; 0.8 por ciento en “otras actividades económicas” (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) y 0.8 por ciento en actividades no especificadas. Según su posición en la ocupación, el 69.4 por ciento de los ocupados se desempeñó como trabajador subordinado y remunerado.
Como cereza, los resultados de la más reciente encuesta del Banco de México sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado (diciembre de 2008). Entre otros, destacan: en el cuarto trimestre de 2008 el crecimiento anual del PIB resultará no mayor a 0.1 por ciento, lo que implica que para todo el año que la tasa correspondiente sea de 1.7 por ciento; para 2009, una caída de 0.1 por ciento; en el mejor de los caso, el próximo año se crearán 81 mil empleos (tan sólo el 7 por ciento de la demanda real); a lo largo de 2009 en términos reales los salarios registrarán “debilidad”; el 74 por ciento de los encuestados estimó que en el primer semestre de 2009 los salarios reales disminuirán con relación a sus niveles en el segundo semestre de 2008, y el 59 por ciento que en el segundo semestre de 2009 los salarios reales caerán con respecto a sus niveles en el primer semestre de ese año.
Y en plena crisis por morosidad en tarjetas de crédito, mañana domingo 21 de diciembre se cumple el 14 aniversario de los “errores de diciembre” y su espeluznante secuela, la bancaria, también por voracidad de los barones del dinero, en primer plano.
Las rebanadas del pastel
Esa es la triste cuan peligrosa historia: país sin crecimiento económico no genera empleo; población sin empleo no obtiene ingreso; población sin ingreso carece de bienestar social; sin éste el país va directo al estallido. El 75 por ciento de los ocupados formales e informales en el país obtiene un ingreso de cero a cinco salarios mínimos; con la decisión “consensuada” de patrones, “líderes obreros” y gobierno, alrededor de 34 millones de mexicanos obtuvieron un “incremento” en su ingreso de cero a 11.6 pesos diarios. Muchos de ellos no recibieron aguinaldo. Mientras, en las altas esferas del poder legal federal, estatal y municipal (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se reparten multimillonarios sueldos, compensaciones, aguinaldos, bonos y demás prestaciones, y en el poder verdadero transmiten íntegramente el costo de la crisis a la pelusa. ¿Así se “reactiva” la economía? ¿Así se “enfrenta” la sacudida? No: así se promueve el estallido social.
México SA
Carlos Fernández-Vega cfvmexico_sa@hotmail.com
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