jueves, enero 01, 2009

Año de oportunidad


Cd. Juárez, Chihuahua a 30 de Diciembre del 2008.

Estos son días de recuento, el momento en que hacemos corte de caja y sumamos pérdidas y ganancias. Cada final de año requiere de una reflexión profunda sobre nuestros actos. En la realidad social la opinión pública está obligada a hacer ese balance que nos permita saber si estamos en el rumbo correcto o debemos redireccionar nuestro avance.

Bajo esta perspectiva, este es un año negro para nuestro estado. Chihuahua, como muchas otras partes del país se ha ido sumiendo durante estos doce meses en una escalada de violencia que crece exponencialmente. La primera plana de nuestros diarios es el medidor cotidiano de esta terrible situación y refleja, día a día, el terror que impera en las calles de todo el estado. Desesperanza y desconsuelo es lo que se ha ido sumando en todo este año. Cada vez más, expandiendo sus brazos en una epidemia que no vemos cómo curar, todos nos sentimos tocados por el crimen, por historias cercanas que se entrelazan para producir incertidumbre y miedo.

¿Cómo lo vamos a parar?, a tantos meses de haber comenzado no vemos un final claro en todo esto, no encontramos la forma de que se detenga y deje de entrar a nuestras colonias, a las escuelas de nuestros hijos, a los hospitales donde nos atendemos, a las casas de nuestros vecinos, a nuestros propios hogares donde ya no encontramos la calma con que los hemos construido.

El año termina, y con él se van muchas esperanzas; la confianza en las fuerzas del orden, la responsabilidad de los gobiernos para con nuestra seguridad, la posibilidad de frenar al crimen organizado, la certeza de contar con un orden social de respeto y solidaridad. Hoy, a unos días que se acabe el ciclo de este año, estamos en ceros y no vemos cómo seguir avanzando.

Y sin embargo, este año que se torna oscuro en su declive es también un año de oportunidades. 2008 puede ser marcado por el desasosiego y la desesperanza, por las notas preocupantes en el día a día de todos, pero también puede ser la punta de lanza para que el descontento se vuelva acción y que la preocupación cambie a propuestas. Ese es el verdadero reto. Poder hacer de lo más oscuro una luz para las soluciones. Sería demasiado pobre para todos quedarnos solo en las quejas y el reclamo.

Es cierto, cerraremos el año con la conciencia de las cosas inconclusas, de los deberes incumplidos, de las deudas que se acumulan pero también de que toda esta maraña de acontecimientos que aun no atinamos a entender en toda su magnitud podemos hacer el detonante de una conciencia mas igualitaria, mas participativa, mas alternativa.

Pensar que todo acaba en la oscuridad es darle mas fuerza de la que ha tenido estos meses, pensar solo en negro es crear algo mas oscuro para nuestro espacio y tiempo.

No hablo con esto de los buenos deseos que quedan en las mesas de café o de la indiferencia de quienes piensan que a ellos nunca les ocurrirá nada. Hablo de que como seres pensantes, racionales y por supuesto, humanos aunque a veces se nos olvide, tenemos la capacidad de cambiar las cosas. Hablo de que Usted y yo tomemos el reto de asumir nuestra vida ya no solo personal sino comunitaria, hablo de que todo lo que queda en las ideas se pueda hacer mas tangible y real. Y para eso necesitamos cambiar nuestros paradigmas. Si hacemos siempre lo mismo seguro seguiremos teniendo los mismos resultados. Atreverse tiene costos pero quedarse inmóvil estático no es digno de quienes queremos ejercer como ciudadanos.

Nos invito a que estos días fríos de un invierno triste podamos trasmutarlos en algo mejor. Merecemos la oportunidad de algo mejor. Creámoslo antes que nada. Construir siempre toma más tiempo y trabajo que destruir., además siempre se cuestiona más a alguien que rompe esquemas que a quienes siguen la corriente. La diferencia es la cosecha.

Que el 2008 sea el preámbulo para una mayor conciencia y certeza de todos. Que la siembra del desasosiego convierta en participación y compromiso nuestra vida.

Que valoremos más las cosas tan cotidianas que despreciamos cuando están a la mano, a nuestros padres, a nuestros hijos, a los amigos, a la vida misma.

Para Ustedes, no solo los mejores y tradicionales deseos de año nuevo sino mi reconocimiento al espacio que cada cual se de, para hacer de nuestra cotidianidad algo que valga la pena para nosotros y los que vienen detrás. Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios, gracias.

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