Álvaro Cepeda Neri
El panismo foxista dejó que la delincuencia, en general, se estableciera definitivamente en el territorio, dividiéndolo en zonas geográficas de control de los cárteles. El panismo calderonista, a pesar de su estrategia de sangre y fuego contra el narcotráfico, no ha podido contener la embestida de los sicarios, quienes han impuesto ya su poder económico y criminal por encima del Estado, su Constitución y la soberanía de la nación.
Y es que los funcionarios –batidos en la corrupción, la mayoría; otros, en el miedo, casi pánico, y no pocos incapaces de cumplir con sus obligaciones– permanecen indiferentes o simplemente hacen como si tomaran cartas en los asuntos, pero realmente sin hacer nada ante los hechos.
Es el caso de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, donde únicamente sus titulares y su burocracia cobran sus quincenas con cargo al dinero del pueblo por hacer absolutamente nada. Y esto es otra modalidad de la corrupción.
En ocho años de panismo van ya 25 homicidios de periodistas. Los reporteros que cumplen con su deber y desquitan sus raquíticos salarios –a diferencia de Juan de Dios Castro Lozano (Juan del Diablo, lo rebautizó Blanco Moheno) y Orellana Wiarco– han sido las víctimas de las delincuencias, del abuso del poder político de los desgobernadores y de quienes buscan silenciar a quienes ejercen las libertades de prensa, información y crítica.
De nada sirve presentar denuncias en esa Fiscalía de la PGR, como de nada servirá que por enésima vez estos órganos del Ministerio Público atraigan, para su investigación federal, el homicidio de Armando Rodríguez Carreón, reportero que fue de Televisa (a este monopolio le da por dejar a su suerte a sus reporteros) y del periódico El Norte. Mientras cubría la información policiaca de su matutino El Diario de Juárez, fue baleado cinco veces.
El crimen, uno más de los más de 1 mil 300 asesinatos cometidos en Chihuahua, tuvo como escenario el municipio de Ciudad Juárez, cuya comunidad sobrevive en el terror de los cárteles; uno de ellos, el del Chapo Guzmán, sospechosamente fugado de la cárcel de alta seguridad en el sexenio de Fox.
El caso es que el reportero Rodríguez Carreón será otro archivo más en la Fiscalía y la Subprocuraduría de… ¡derechos humanos! No llegará la investigación más allá de lo de siempre: legajos de declaraciones que irán a parar en la tumba del periodista. Y a su vez los funcionarios (priistas, porque lo es el desgobernador) de Chihuahua, con guardaespaldas y carros blindados, han dejado que la delincuencia lleve en su haber sangriento más de 1 mil 300 homicidios, según datos oficiales, pero que se presume suman más de 3 mil asesinatos.
El homicidio de este reportero y el desprecio al trabajo de la prensa como contrapoder por parte del calderonismo (y las órdenes de Max Cortázar de negar publicidad oficial a los que tiene en su lista negra) son las características de los panistas en el poder presidencial.
Éstos salieron corregidos y aumentados por su ineficacia, su corrupción y su desapego a sus obligaciones. Al atraer la PGR el homicidio de Armando Rodríguez, reportero de El Diario de Juárez, sabemos que no habrá resultados. Es la complicidad con la impunidad de gobernantes y delincuentes.
cepedaneri@prodigy.net.mx
Y es que los funcionarios –batidos en la corrupción, la mayoría; otros, en el miedo, casi pánico, y no pocos incapaces de cumplir con sus obligaciones– permanecen indiferentes o simplemente hacen como si tomaran cartas en los asuntos, pero realmente sin hacer nada ante los hechos.
Es el caso de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, donde únicamente sus titulares y su burocracia cobran sus quincenas con cargo al dinero del pueblo por hacer absolutamente nada. Y esto es otra modalidad de la corrupción.
En ocho años de panismo van ya 25 homicidios de periodistas. Los reporteros que cumplen con su deber y desquitan sus raquíticos salarios –a diferencia de Juan de Dios Castro Lozano (Juan del Diablo, lo rebautizó Blanco Moheno) y Orellana Wiarco– han sido las víctimas de las delincuencias, del abuso del poder político de los desgobernadores y de quienes buscan silenciar a quienes ejercen las libertades de prensa, información y crítica.
De nada sirve presentar denuncias en esa Fiscalía de la PGR, como de nada servirá que por enésima vez estos órganos del Ministerio Público atraigan, para su investigación federal, el homicidio de Armando Rodríguez Carreón, reportero que fue de Televisa (a este monopolio le da por dejar a su suerte a sus reporteros) y del periódico El Norte. Mientras cubría la información policiaca de su matutino El Diario de Juárez, fue baleado cinco veces.
El crimen, uno más de los más de 1 mil 300 asesinatos cometidos en Chihuahua, tuvo como escenario el municipio de Ciudad Juárez, cuya comunidad sobrevive en el terror de los cárteles; uno de ellos, el del Chapo Guzmán, sospechosamente fugado de la cárcel de alta seguridad en el sexenio de Fox.
El caso es que el reportero Rodríguez Carreón será otro archivo más en la Fiscalía y la Subprocuraduría de… ¡derechos humanos! No llegará la investigación más allá de lo de siempre: legajos de declaraciones que irán a parar en la tumba del periodista. Y a su vez los funcionarios (priistas, porque lo es el desgobernador) de Chihuahua, con guardaespaldas y carros blindados, han dejado que la delincuencia lleve en su haber sangriento más de 1 mil 300 homicidios, según datos oficiales, pero que se presume suman más de 3 mil asesinatos.
El homicidio de este reportero y el desprecio al trabajo de la prensa como contrapoder por parte del calderonismo (y las órdenes de Max Cortázar de negar publicidad oficial a los que tiene en su lista negra) son las características de los panistas en el poder presidencial.
Éstos salieron corregidos y aumentados por su ineficacia, su corrupción y su desapego a sus obligaciones. Al atraer la PGR el homicidio de Armando Rodríguez, reportero de El Diario de Juárez, sabemos que no habrá resultados. Es la complicidad con la impunidad de gobernantes y delincuentes.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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