jueves, enero 01, 2009

País de mentiras

JENARO VILLAMIL

La compulsión por la mentira no tiene signo partidista ni corriente ideológica, sino que se encuentra enraizada en la sociedad; de ahí la desconfianza y la incredulidad con que se recibe la información, sobre todo si procede del gobierno, asegura la socióloga y novelista Sara Sefchovich en su libro País de mentiras. Sin embargo, en entrevista sostiene que México puede salvarse de la falacia y la corrupción:"Yo confío en los ciudadanos que día con día mantienen la esperanza y cumplen aun cuando sepan que los engañan". "En los últimos años la mentira ha crecido exponencialmente en México", sentencia la socióloga Sara Sefchovich, y advierte que en el país se vive una crisis de credibilidad ante las versiones gubernamentales, lo mismo, por ejemplo, en lo referente al combate al narcotráfico que en lo tocante al avionazo en el que murió el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño."En la vida pública, el no creer alcanza ahora dimensiones escandalosas. Como no tenemos un líder moral, la confianza no está depositada en nadie", sostiene la autora del libro País de mentiras, un trabajo que, afirma, le llevó 15 años de investigación y en el que analiza las razones sociales y culturales de la compulsión por la mentira en México.
En entrevista con Proceso, la escritora se refiere a las mentiras públicas y asegura: la desconfianza ha crecido ante el desencanto generado por las promesas de cambio político hechas desde el inicio de la transición política y la alternancia en el poder presidencial.
-¿Crecieron las mentiras desde el gobierno de Vicente Fox? -se le pregunta.
-A mí no me importa Vicente Fox como persona. Lo grave es que lo elegimos los mexicanos. Elegimos a un personaje que nos apantalló con sus propuestas. De ahí vienen las preguntas fundamentales que se hacen en el libro: ¿tenemos ganas de creer que de la noche a la mañana se puede cambiar todo?, ¿tenemos ganas de creer que un personaje va a cambiar años de mentiras y corrupción?"Esa fantasía de que de la noche a la mañana todo cambia, de que puedes cambiar una parte sin cambiar el todo, que todo lo vas a seguir esperando del gobierno, eso es lo que me preocupa. Nosotros hemos creado eso. Tenemos la cultura de esperar lo inesperable".
-¿Con Calderón se ha seguido esta línea de autoengaño?
-Con el gobierno de Calderón lo que cambió un poco es el lenguaje. No hay ejemplo más claro de la idea de que todo puede cambiar de la noche a la mañana que el reciente plan contra la inseguridad de los 100 días. Por enésima vez nos vuelven a plantear que ahora sí lo van a hacer.Así como Sefchovich analiza las mentiras de los gobiernos del PRI, del PAN y del PRD, disecciona las grandes simulaciones culturales, como aquella de que en México se tolera a los indígenas o de que se combate la injusticia social. No sólo el discurso de los derechos humanos o el de la defensa del medio ambiente están plagados de mentiras, sino también, afirma, algunos más recientes, como el de la transparencia y el acceso a la información."Te doy el ejemplo de casos como el de Andrés Manuel López Obrador. Él dice que él no va a eso de la transparencia. Perdón, señor, eso es un asunto obligatorio, no es voluntario", rebate Sefchovich.
La socióloga va más allá y advierte que en el caso de la Ciudad de México las mentiras se han ido sucediendo desde los comicios de 1997, cuando se eligió al jefe de Gobierno y a los delegados. "Todo el paquete que venía con la democracia en la capital, de que iba a haber participación ciudadana, se ha caído. Nunca dejaron hacer los consejos de vecinos. Nos dijeron que íbamos a tener transparencia, rendición de cuentas. ¿Me puedes enseñar a quién se ha evaluado, a quién se le han pedido cuentas? Nunca vi una evaluación de mi propio delegado", comenta Sefchovich, quien vive en la delegación Coyoacán.
Subraya: "Durante muchos años pensamos que el gran mal o la gran mentira venía con los regímenes del PRI. Y, ¡oh sorpresa!, nos hemos dado cuenta de que la mentira está en la esencia de la sociedad".
-¿Ya había llegado usted a esta conclusión de que la mentira no tiene signo partidista o corriente ideológica? -se le pregunta.
-Lo descubrí a la hora de contar mis ejemplos. Lo que sí tenía muy claro desde antes es que cuando algún rasgo de funcionamiento social es muy persistente o sostenido, he tenido la convicción de que no sale de la nada. Sale de una forma de ser cultural."A diferencia de Samuel Ramos o de Octavio Paz, yo no lo veo como rasgos psicológicos o de conciencia de los mexicanos. Mi análisis es de sociología cultural. Cuando un rasgo se repite o se reitera, no importa si cambió el partido o cambió tal señor en el poder, quiere decir que eso tiene un piso social."Los mexicanos no podemos decir fulanito me mintió solamente. No es culpa de este priista o de este señor de izquierda o del panista, sino de una construcción social", expone.
El avionazo de las dudas
El reportero le expone a Sefchovich el caso del percance aéreo del 4 de noviembre en la Ciudad de México, en el cual perdieron la vida el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el extitular de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), José Luis Santiago Vasconcelos, otras siete personas que iban en el avión que se desplomó y seis más en tierra.
-¿Por qué los mexicanos creemos exactamente lo contrario de lo que nos dice la versión oficial, que insiste en que fue un accidente o culpa sólo de los pilotos?
-Viene de que hace muchísimos años se nos decía: "voy a defender el peso como un perro" y al día siguiente venía la devaluación, o de cuando nos decían: "no va a haber escasez de alimentos", y llegabas a la tiendita y no te querían vender pan, huevos ni azúcar. Entonces, llegó un momento en que no había mexicano que no supiera que cuando algo no va a pasar, según el gobierno, córrele porque va a pasar."Una sociedad que se fundamentó durante años en el rumor, porque la manera del funcionamiento priista eran los acuerdos en la cúpula y lo único que veías en las noticias eran las inauguraciones, y no había diferencia ni oposición abiertas, como ciudadano vivías las consecuencias de esas broncas sin tener idea de por qué sucedían."De esa desconfianza, de esa no credibilidad, pasamos al momento en que supuestamente sí te dicen todo, te informan de todo todo el tiempo, pero entonces te dicen: 'estamos ganando la lucha contra el narcotráfico'. ¡Por Dios! Tendríamos que ser ciegos para no ver las matanzas. "Después viene lo del avionazo. Llevan días diciendo que eso fue (producto de) la impericia del piloto".
-¿Se trata de una mentira o de la construcción de una versión no creíble?
-Tú me puedes dar unas veinte versiones sobre el avión, pero cuando en el primer momento nos hablan de la turbulencia y los controladores aéreos protestan porque les quieren echar la culpa a ellos, o la familia de uno de los pilotos protesta, ya no sabes si la versión está acomodada a ciertos intereses o no. Tiene que haber alguna posibilidad de que algo sea real, y no sólo de que se está acomodando a intereses políticos.
-¿Hay entonces una crisis de credibilidad y de verdad?
-De las dos partes. Por eso, ya no me importa lo que me digan qué es la verdad y qué es verosímil, y luego la credibilidad. En ese enredo, lo importante es la conclusión a la que llegamos: que cada quien tiene su verdad. Todos somos expertos ahora en accidentes aéreos. Antes lo fuimos en petróleo, y hasta en enfermedades del presidente."En la vida pública, el no creer alcanza ahora dimensiones escandalosas. Como no tenemos un líder moral, no existe confianza ya en nadie", advierte.Período de autorreflexiónAutora de un amplio estudio sobre la obra del novelista y periodista Luis Spota, titulado Ideología y ficción en la obra de Luis Spota, publicado en 1985, investigadora del papel de las mujeres en la política y de las esposas de los presidentes -observaciones que incluyó en su libro La suerte de la consorte- y también autora de novelas como Demasiado amor, La señora de los sueños y Vivir la vida, Sefchovich considera que México no es un país de cínicos ni de pesimistas, no obstante el pesimismo y el negro panorama que expone en País sin mentiras."Tan no somos cínicos que ahí está la señora (Isabel Miranda de) Wallace y el señor Nelson Vargas. Tienen sus propias investigaciones sobre las desapariciones de sus hijos y les reclaman a las autoridades y dicen que lo que ahora procede es que éstas actúen", ejemplifica la autora.
-¿Hay algo entonces que nos salve como nación de la mentira y la corrupción?
-Existen elementos en la cultura mexicana que podrían ayudarnos a levantar la cabeza. Yo confío en los ciudadanos que día con día mantienen la esperanza y cumplen aun cuando sepan que los engañan.
Por eso son tan importantes los períodos de autorreflexión, como son los que vivimos ahora

México: País de Mentiras; Sara Sefchovich, Carmen Aristegüi, Sergio Aguayo (1 de 2) (4 de Dic. de 2008)

http://www.youtube.com/watch?v=TyM_7scjj54&eurl=http://contracorrientemx.wordpress.com/2008/12/05/mexico-pais-de-mentiras-sara-sefchovich/&feature=player_embedded

México: País de Mentiras; Sara Sefchovich, Carmen Aristegüi, Sergio Aguayo (2 de 2) (4 de Dic. de 2008)

http://www.youtube.com/watch?v=_sUwVJ-8ynk&eurl=http://contracorrientemx.wordpress.com/2008/12/05/mexico-pais-de-mentiras-sara-sefchovich/

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