viernes, marzo 13, 2009
El enojado debería ser el Chapo
Por la primera plana de La Jornada me he enterado de que Felipe Calderón "truena contra la revista Forbes por incluir en su lista a El Chapo Guzmán". Y con Calderón se han indignado no pocos de sus subordinados y muchos analistas de los medios de comunicación.
En Excélsior, Leo Zuckerman dice que "entre más lo pienso, más me enojo con la inclusión de Joaquín Guzmán Loera como uno de los nueve ‘billonarios' mexicanos y uno de los 38 nuevos ‘billonarios' del mundo".
En el mismo diario dirigido por Olegario Vázquez Aldir, otro columnista, Jorge Fernández Menéndez, sostiene que la inclusión del Chapo en la lista de Forbes "es, como se ha dicho, una irresponsabilidad pero, por sobre todas las cosas, una absoluta ausencia de ética periodística".
Otra enojada es Denise Maerker, de El Universal. Esta mujer admite estar "francamente" molesta por el hecho de que Forbes haya especulado a la hora de calcular el tamaño de la fortuna del Chapo Guzmán.
Menos enfurecido, lo que sea de cada quien, Sergio Sarmiento igualmente critica en Reforma el "mal trabajo periodístico" de Forbes que se basa en "una simple especulación".
La verdad de las cosas es que, de acuerdo a lo comentado en El Norte por el Abogado del Pueblo (alias Manuel Jáuregui en Reforma, alias Rodolfo Junco de la Vega en la vida real), el enojado debería ser el Chapo Guzmán.
Dice ese columnista de los tres nombres: "Lo curioso es que en los blogs de la revista electrónica hubo varios lectores que ¡se quejaron! Sí, porque consideraron que Forbes se quedó corto y que Guzmán es MUCHO más rico".
El Fisgón, monero de La Jornada, es otro de los que piensa que el enojado debería ser el Chapo. En su cartón de este viernes, titulado "Nuevo rico Mexicano", un Chapo más o menos vestido de presidiario dice mientras lee la revista Forbes: "Qué quemón... Me pusieron junto a puro pinchi hampón".
El que piense que El Fisgón exagera que revise la prensa francesa estos días. Vaya que han criticado a Sarkozy por su reciente visita a México, en la que se paseó a todo lujo por la playa privada que en Colima tiene Roberto Hernández, el ex dueño de Banamex que cuando vendió este banco no pagó impuestos.
Claridosa, la prensa francesa ha calificado de "narco banquero" a Roberto Hernández, uno de los mexicanos que aparece en la lista de Forbes al lado del Chapo, quien con tales compañías nunca va a poder limpiar su imagen.
Y lo peor para el Chapo es que, tal vez, no sea el ex banquero Hernández el mexicano más desprestigiado de la lista de Forbes, en la que hay monopolistas confesos como Azcárraga, Slim y Salinas Pliego, dueños de minas criminales como Larrea y reyes de la frivolidad como Bailleres, el del Palacio de Hierro.
Tiene razón El Fisgón: qué quemada le han dado los de Forbes al Chapo.
Más allá de eso, de plano es ridículo que todo un gobierno, el de Calderón, se lance a descalificar a una revista por haberse atrevido a decir la verdad: que los jefes de las mafias mexicanas son ricos y poderosos.
Burlándose de tal actitud de Calderón y sus empleados, la columna política de Reforma ha dicho que "la insigne Academia de la Lengua acaba de acuñar un nuevo término en el habla nacional: ‘Deforbar'. Dícese de la práctica de la revista Forbes de deformar la realidad que ve nítidamente el gobierno mexicano".
Para Carmen Aristegui, siempre una analista perspicaz, "todo parece indicar que algo grande y grave se aproxima para México". Para ella no es casual que Forbes haya incluido al Chapo en su lista de ricos y famosos. "El símbolo está puesto", dice la periodista. Lo anterior significa que no tarda en quedar evidenciada, por obra y gracia de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, la vasta red de corrupción política y empresarial que ha permitido el florecimiento del narcotráfico. Por eso tanto alboroto.
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