*Testimonios publicados en Haaretz sobre ejecuciones de civiles palestinos obligan a indagatoria
*Nuestro ejército, “el más moral del mundo”; se investigará cada “incidente”: Ehud Barak
*La atmósfera entre las tropas era que las vidas de los pobladores “no importaban”, dice un soldado
*Nuestro ejército, “el más moral del mundo”; se investigará cada “incidente”: Ehud Barak
*La atmósfera entre las tropas era que las vidas de los pobladores “no importaban”, dice un soldado
Un niño palestino sobre los escombros de una casa destruida por el ejército israelí durante la ofensiva en un campo de refugiados de Jabaliya, en el noreste de Gaza, en imagen del pasado día 15.
Jerusalén, 19 de marzo. Israel enfrentaba esta noche un severo cuestionamiento a la conducta mostrada en su ofensiva de 22 días en Gaza, al darse a conocer testimonios de sus propios soldados según los cuales se les permitió, y en algunos casos incluso se les ordenó, disparar a palestinos civiles desarmados.
Los testimonios –primeros de ese tipo que surgen de las propias fuerzas armadas– se apartan marcadamente de las afirmaciones oficiales de que los militares se esforzaron al máximo por evitar bajas civiles, y tienden a corroborar acusaciones palestinas de que los soldados abrieron fuego en forma indiscriminada y desproporcionada en zonas civiles durante la operación.
En uno de los testimonios que arrojan una dura y nueva luz sobre lo que según los soldados eran las reglas permisivas de la Operación Plomo Endurecido, un militar describe la forma en que un oficial ordenó disparar contra una anciana a 100 metros de una casa que ocupaban las tropas.
Otro soldado, al describir cómo una madre y sus hijos fueron muertos a tiros por un francotirador por haberse equivocado de puerta al salir de una casa, señala que la “atmósfera” entre las tropas era que las vidas de los palestinos “importaban mucho menos que las de nuestros soldados”.
El líder de un escuadrón narró: “Al principio la directiva era entrar en una casa con un vehículo blindado, echar abajo la puerta y abrir fuego contra cualquier persona que avistáramos. Yo lo llamo asesinato. En un principio me preguntaba qué sentido podía tener aquello. Los superiores dicen que era permisible porque todos los que quedaban en la ciudad eran culpables, puesto que no escaparon”.
Los relatos, que también describen la destrucción al parecer indiscriminada de propiedades, se dieron durante un debate posterior a la operación entre graduados del curso premilitar Yitzhak Rabin, en el Colegio Académico Oranim, en el norte de Israel. La transcripción de la sesión, presidida por el director del curso –el diario Haaretz publicó detalles de ella–, obligó al abogado general de las fuerzas de defensa israelíes, Avichai Mendelbit, a anunciar este jueves una investigación de la policía militar sobre las acusaciones.
Haaretz señaló que tras ventilarse esos “sucios secretos” se volverá más difícil para los israelíes minimizar las acusaciones de la propaganda palestina. El director del curso, Danny Zamir, declaró al periódico que se sintió “estremecido” por los testimonios, presentados el 13 de febrero, y que a raíz de ello dijo al jefe del estado mayor de las fuerzas armadas, Gabi Ashkenazi, que temía una “grave pérdida de moral” de los militares.
En un relato, el líder un escuadrón de infantería describe cómo las tropas soltaron a una familia que tuvieron cautiva durante varios días en una habitación de su casa. “El comandante del pelotón los dejó salir y les ordenó salir por la derecha, pero olvidó decirle al francotirador que estaba en el techo. Éste, al ver a una mujer y niños que se le acercaban, abrió fuego. No creo que se haya sentido muy mal por hacerlo, porque hasta donde él sabía sólo estaba siguiendo las órdenes recibidas. Y la atmósfera en general, según lo que entendía de la mayoría de mis hombres a quienes hablé, era que las vidas de los palestinos, digamos, es algo mucho, pero mucho menos importante que las de nuestros soldados”.
Otro líder de escuadrón, quien describió el asesinato de una anciana, afirma que discutió con su comandante por las laxas reglas que permitían ‘limpiar’ las casas disparando sin avisar antes a los residentes. Cuando cambiaron las órdenes, los soldados se quejaban porque “debemos matar a todos los que hay aquí (en el centro de Gaza). Todos son terroristas”.
“Escribir ‘muerte a los árabes’ en las paredes, apoderarse de fotos de las familias y escupirles nomás porque sí… eso es lo peor. Entender cuán bajo han caído las fuerzas armadas en cuestión de ética.”
Ehud Barak, ministro israelí de Defensa, expresó: “Les digo que desde el jefe del estado mayor hasta el último soldado, el ejército más moral del mundo está listo a recibir órdenes del gobierno de Israel. No tengo duda de que todos los incidentes serán examinados uno por uno”.
Sin embargo, organizaciones israelíes de derechos humanos, entre ellas B’Tselem y la Asociación pro Derechos Civiles de Israel, exigieron una investigación independiente y se quejaron de que sólo se anunció la pesquisa militar después que Haaretz publicó la nota, es decir, “tres semanas después de que los asuntos principales fueron conocidos por el jefe del estado mayor. Este retraso sigue la pauta de otras sospechas de crímenes graves que no han sido investigadas”.
Amos Harel, el respetado corresponsal militar del periódico, quien dio a conocer la historia, escribió que Zamir fue condenado en 1990 por negarse a respetar una ceremonia de los colonos en la tumba del bíblico José en Cisjordania. Pero añadió que al leer la transcripción se percibe que Zamir “actúa movido por un profundo interés por el espíritu de las fuerzas armadas”.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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