lunes, abril 27, 2009

Columna Asimetrías. H1N1: Manipulación Política





27 abril 2009



“Hay que interrumpir el ciclo reproductivo del virus H1N1 para frustrar la
naciente epidemia; ello requiere no sólo medicamentos, sino también mayor
educación y mejoría del entorno físico y moral”.


Rosalío González Randolph, médico epidemiólogo.

I

El brote atípico de cientos de casos de víctimas del virus de la
llamada influenza porcina (o virus H1N1) que ha causado preocupación
en grado variopinto entre los mexicanos, principalmente los que
habitan el Valle de México y, en un sentido más amplio, el Altiplano,
es un problema sanitario cuya severidad, si dicho con franqueza, ha
sido hasta ahora únicamente potencial.

Empero, no se desestima ese potencial de desarrollo y propagación
rápida del virus, pero tampoco es un motivo para incurrir en
manifestaciones de dramatismo, psicosis e histeria colectivas, como al
parecer han caído los personeros del poder político panista del Estado
mexicano. Antojaríase más oportunismo político-prelectoral que
vocación de servicio.

Hágase la salvedad pertinente que con este planteamiento no se
desestima en absoluto el potencial propagatorio del virus ni sus
secuelas que, si descuidado o ineficiente su enfoque y tratamiento,
podrían ser de proporciones cataclísmicas. No, no se desestima ese
potencial, pero sí advertimos que su enfoque tiende a ser demagógico,
político o, por mejor decir, politiquero.

Con ello querríase decir aquí que el enfoque y el manejo –o
administración— del brote epidémico atípico no estacional del virus
H1N1 que los personeros panistas del poder político del Estado le dan
al fenómeno tiene por móvil insoslayable obtener dividendos de
naturaleza política. Trataríase, al parecer, de acrecentar un capital
político que decrece a toda prisa.

¿Por qué obsérvase insoslayable el móvil de los personeros
panistas del poder político del Estado mexicano? Porque hasta ahora,
ninguno de ellos, desde el Presidente de Facto hasta el último de los
partiquinos y cofrades blanquiazules insertados en la alta y mediana
burocracias gubernamentales, estatales, ha dado muestra de
preocuparse por los gobernados.

A ello débese, presumiríase, esa reacción rápida del mismísimo
titular del Poder Ejecutivo y sus secretarios civiles y militares (que
incluye a los de la Marina de Guerra) de despacho, muchos de ellos
actuantes bajo premisas y silogismos de una ideología que
desprivilegia el laicismo en el ejercicio del poder político. El
potencial de grandes ganancias políticas es tentador.

II

Cierto. Don Felipe podría emerger como el providencial salvador de
los mexicanos, al rescatarlos y liberarlos de las zarpas monstruosas
de una peste que, en rigor científico y técnico, no se ha declarado
aún, pese a que ha habido una veintena de muertos en todo el país y no
obstante que el poder político del Estado enfrenta con vacunas de
declarada ineficacia.

Sábese hoy que el virus sospechoso --el H1N1— apareció por
primera vez hace nueve años en Vietnam y desde entonces a la fecha ha
causado en el mundo un centenar de decesos, concluyéndose que el
citado organismo vector es atacable, neutralizable y susceptible de
morir mediante tratamiento adecuado y, sobre todo, oportuno. No hay
motivo para psicosis e histeria.

Pero la psicosis y la histeria de los personeros panistas del poder
político del Estado está permeando a la sociedad. Ello nos lleva a la
suspicacia acerca de un segundo móvil, adicional al potencial de lucro
político y acrecentamiento inmoral de capital electoral, opuesto a
toda ética propagandística y mediática con miras a los comicios del 5
de julio próximo.

Con sus actitudes y conductas, los personeros calderonistas del
poder político del Estado atizan las fogaratas de la psicosis
colectiva, que es no otra cosa que una forma de perturbación mental
caracterizada por las alternativas de de excitación y depresión del
ánimo y, en general, de todas las actividades orgánicas; la
psiquiatría social la aplica a las colectividades humanas.

La histeria –o histerismo, más apropiadamente en lo semántico--
es una patología mental crónica, caracterizada por una amplia gama de
síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques
convulsivos. Es un estado pasajero de excitación nerviosa producido a
consecuencia de una situación anómala; el brote epidémico atípico
del H1N1 es una anomalía.

Los indicios de epidemia atípica del virus H1N1 les parecieron a
los personeros calderonistas del poder político del Estado como una
oportunidad nada calva, caída providencialmente del cielo (o de las
entrañas de ciertos laboratorios de armas bacteriológicas de Estados
Unidos) para hacer proselitismo paraelectoral sin que lo parezca ni
viole las leyes del ramo.

III

Así, al señor Calderón se le puso milagrosamente en bandeja de
plata el pretexto para hacer proselitismo preelectoral a favor de los
candidatos de su partido, el de Acción Nacional, muy desacreditados
según los sondeos del sentir y el parecer de la ciudadanía realizados
por los propios panistas, y abrumados, con arreglo a esas mismas
encuestas, por preferencias al PRI.

Éstos, por cierto, tampoco gozan de buen crédito, pues al igual
que los panistas, los del Revolucionario Institucional son
abanderados sin propuestas para salirle al paso, desde la Cámara de
Diputados, a las causales y efectos de la crisis económica, la cual
se ha montado sobre el proceso corrosivo de la descomposición del
poder político del Estado mexicano.

Los candidatos de los demás partidos, abúndese en esta digresión,
tampoco tienen propuestas para que la Cámara de Diputados, colegiada
del Senado, actúe legislativamente para eliminar las causas de la
crisis y la descomposición del poder político del Estado mexicano y
revertir sus consecuencias. Muchos ni siquiera saben que vivimos en
una crisis sin precedente.

Por esas razones, la ciudadanía está irritada –muy irritada,
cabría decir con mayor precisión— porque el señor Calderón no sólo no
ha cumplido (ni cumplirá) las promesas de campaña de crear empleos,
eliminar los pagos de tenencias de automóviles, ampliar la seguridad
social y aumentar la seguridad pública, combatir la corrupción
rampante, etcétera.

La ciudadanía está muy irritada también por la zozobra y
crispación a la que la han llevado los cruzados medievales del
Espuriato. Zozobra y crispación son enunciados de terror subyacente
que inhibe incluso la vida societal y política y tiende a incidir en
la cultura. Las patrullas militares en las calles inspiran temor y
sus acciones contra la población civil mueven a terror.

Pero la estrategia y las tácticas del Calderonato contra el H1N1
ponen al descubierto varios hoyos negros del sistema económico y
político prevaleciente: la desatención médica y medicinal: 27
millones, 16 mil 712 trabajadores, más sus familiares --unos 60
millones más— no cuentan con seguridad social. Pero don Felipe quiere
salvarlos, como Carlos Salinas, de este chupacabras.


Glosario:


Cataclísmica: de cataclismo. Trastorno grande del globo terráqueo;
por extensión cualquier otro tipo de trastorno grave. Gran trastorno
en el orden social. Disgusto, contratiempo, suceso que altera la vida
cotidiana.

Societal: relativo a la sociedad.

No hay comentarios.: