María Teresa Jardí
¿Que hay un brote de gripe con características un tanto diferentes a los brotes anuales que sufre el mundo? Puede ser.
Pero lo evidente es que habría bastado con sugerir a los mexicanos que se releyeran el catecismo de buenas costumbres del padre Ripalda, tan del gusto de la derecha por otro lado, para que cumplan con las buenas costumbres los otros. Porque ya se sabe que ella se lo permite a sí misma todo. Y para aquellos que no supieran de qué va el manualito, habría bastado con machacar sobre la buena costumbre que significa lavarse las manos y la mala educación que evidencia el toser encima del vecino para controlar lo tan fácilmente controlable con el conveniente “Tamiflu”, negociazo, está claro, clarísimo, como todos los medicamentos de los laboratorios trasnacionales, sin madre ni padre ni abuela que se les conozca, es decir, negociazo, los medicamentos, de villanos a modo del sistema que los habitantes del mundo nos vemos obligados a sufrir, impuesto por un puñado de canallas que controlan el planeta como dueños de una hacienda.
El cinismo, del desagradable, además, ustedes perdonarán pero al no ver los noticieros de la telebasura mexicana, uno se pierde ver en vivo y en directo lo deformes y grotescos que se tornan, por igual, todos los canallas. Pareciera que si Dios existe, con esa evidencia le estuviera enviando a la humanidad el mensaje de que ya desde aquí y de manera adelantada les va cobrando a los bribones sus bribonadas.
El cinismo de Carstens, haciéndonos saber, a sabiendas de que nada va a pasarle al fecalismo usurpador, del endeudamiento brutal que también por la gripe a modo los mexicanos vamos a cargar, al lado de otros igual de desagradables: chocheando el de salud y hecho bolas con las cifras que, claro, no le cuadran porque la emergencia no da para las medidas asumidas con el daño inaudito que representan para el pueblo mexicano en todos los sentidos. Y el de trabajo feliz, convencido de que hoy primero de mayo los trabajadores se van a quedar guardados durmiendo la mona junto al fantasma despertado, para no volver a dormirse por ahora, de Cananea. La única diferencia con la dictadura de Porfirio Díaz es que entonces la clase política mexicana no se había desfigurado físicamente de manera tan grotesca. Todos han ido eligiendo verse reflejados en la Gordillo. Cuando la maldad se elige como regla lo feo también se pega.
Buen logro, el de la derecha panista fascista, hoy de corte fecalista, que para endeudar hasta lo inaudito a México, para convertirse ellos en los nuevos multimillonarios que se disputan el primer lugar en la revista Forbes, encelados con la mención a El Chapo, han decidido convertirnos, a los mexicanos, en confinados, cautivos, que transitan con caretas en la calle, de tanto en tanto, mientras el mundo exista.
Se inventaron una gripe de dimensiones tales que han convertido en apestado al pueblo mexicano frente a la comunidad internacional.
Y menos mal que la humanidad es mucho más que los gobiernos del planeta y que de boca en boca se corre lo que la gente va intuyendo como certeza y sin caer en las mentiras atroces también de la OMS, al servicio de los laboratorios que de manera escandalosa hacen pruebas en humanos para ganar más con medicamentos que costarían un peso si el mundo funcionase de otra manera.
Y, si no se lo inventó, la fascista derecha fecalista, ha logrado que así lo crea el pueblo mexicano. Una epidemia-pandemia que ya empieza a causar hasta risa. Con lo que todo parece indicar que van a lograr que hoy 1 de mayo los trabajadores salgan a la calle nuevamente de manera combativa, como nunca debieron dejar de hacer, a fin de cuentas Marx por el mundo, y al lado del fantasma de Cananea y acompañado por Zapata también por las calles de México, sin tapaboca, ya se pasea.
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