Gilberto Balam Pereira
Yucatán debe proponer modelo de proyecto emergente
La ONU continúa con su demagogia terrorista, de que la “endemia” ha causado 61 muertos en el mundo (hasta la semana pasada). Esto es, en un universo de 6,700 millones de habitantes. No dice ni una palabra de que 100 mil AL DIA mueren de hambre.
Se sabe que un país que no produce sus propios alimentos seguirá manteniendo su fatal dependencia respecto a los países desarrollados.
En Latinoamérica, hemos comentado antes, los países que mejor enfrentan sus problemas de salud y productividad, con epidemias o no, son Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, con población total de 388 millones de habitantes, un PIB de 1.9 BILLONES de dólares y exportaciones que ascienden a 181 mil 856 millones de dólares, poblaciones que no han mantenido la dependencia de EU como México, es LA REGIÓN QUE MÁS ALIMENTOS PRODUCE Y EXPORTA EN EL MUNDO: ganado, cereales, café, cacao, miel, hortalizas y frutas.
Por desgracia, en México estamos esperanzados en las vergonzosas remesas, dádivas y créditos que nos llegan del exterior. Pero la población es conciente de que con la pandemia de la corrupción y la inmunidad que padecemos en Yucatán como en el resto del país, no habrá planes de producción de nuestros propios alimentos ni de nuestras propias vacunas. La esperanza verde se tornó negra. Así lo dice el número de nuestros muertos de cada día. Es el mejor parámetro de lo jodidos que estamos los mexicanos.
Quisiéramos ver, Ivonne, que Yucatán cuente con un proyecto de rescate a la milpa tradicional y a su hortofruticultura, de manera significante, no sólo pequeños donativos de enseres, que recupere su costa por demás dañada, que fuera modelo a seguir en otras partes, ya que contamos con un Ejecutivo de buenas intenciones.
Pero se dice en el café que a la góber no le permiten los corruptos del patio y de la cúpula barrer con la corrupción y la impunidad. Que está “muy presionada” ¿será?
Mi buen amigo Julio Pimentel nos escribe hoy: “… la trilogía de escándalos escatológicos suscitados por Ahumada, Madrazo y el binomio De la Madrid-Salinas, son producto de una gran conspiración que pretende ocultar los problemas reales de la sociedad mexicana, golpeada por la debacle de la economía, la inseguridad, la corrupción y descomposición en que se encuentra el sistema político imperante”.
Siempre hemos coincidido mi buen Julio, pero hoy discrepamos. La gentuza política involucrada en estos sórdidos acontecimientos son protagonistas con cacumen (de caca) de viles insectos, son ineptos hasta para querer tomarle el pelo a la población, ineptos para planear un complot de distracción de los problemas nacionales, porque ellos son componentes visibles de esos problemas. No tienen escapatoria del juicio popular.
A propósito, el apreciable reportero Rafael Mis Cobá comenta hoy miércoles (POR ESTO!) con motivo del segundo aniversario del triunfo electoral de Ivonne Ortega:
“El Pueblo de Yucatán había dado la espalda a seis años de saqueo y corrupción por parte de un grupo de delincuentes encabezados por Patricio Patrón Laviada.
Con este triunfo fueron echados del gobierno los pillos encabezados por Patricio Patrón Laviada, que durante seis años se dieron a la tarea no sólo de saquear las arcas públicas, sino de hacer millonarios negocios ilegales al amparo del poder, así como de despojar de sus tierras a miles de campesinos con la complicidad de la gran mayoría de las autoridades agrarias” y agrega: “El delincuente José Carlos “El Teclas” Guzmán Alcocer, principal operador de Patricio Patrón Laviada en el jugoso negocio inmobiliario, remató extensiones de tierras ejidales en Caucel y Chablekal”.
No mi estimado, podrá haberse dado la espalda a la corrupción, quién sabe, pero lo que es verdaderamente cierto es que continúa a la fecha la impunidad en nuestro medio y en el país. No se castigó a ninguno de esos malhechores que usted menciona.
“Estamos peor que antes en materia de corrupción” dijo ayer martes en Mérida el investigador John Mill Ackerman (POR ESTO!). “La corrupción y la impunidad no se han combatido por falta de voluntad política” agregó. No don John, no es falta de voluntad, es que esos lastres son también componentes de los intereses de riqueza política y económica de esos a quienes creemos que no tienen voluntad de cambiar el “establecimiento” o como dicen los intelectuales el “stablishment”. Finalizó el conferencista: “qué bien que en Yucatán ya se estableció un Instituto Estatal de Combate a la Corrupción” y ocultó con la mano su sonrisa de malicia. Este señor John…tan prejuicioso.
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