viernes, julio 31, 2009

EDITORIAL. De la nueva estrategia antiterrorista.


Año 8, número 3062
Viernes 31, julio del año 2009

Dadas las condiciones de pobreza, aunque miseria sería más adecuado, que se vive en nuestro México (o lo que queda de él) “gracias” a los excesos de quienes por el mundo gobiernan.

Con el cuento de que los narcotraficantes son una amenaza para las naciones, por lo que los gobiernos quieren eliminarlos, pero no para librar a sus ciudadanos del flagelo, sino para sustituirlos en su muy lucrativa actividad, bueno se les ha hecho el equipararlos con los terroristas.

Olvidando que, como bien dijo el señor Felipe Calderón (quizá lo único cierto que ha dicho desde que por la puerta de atrás llegó a la Presidencia de la República) el narcotráfico tiene una base social.

Implícitamente reconociendo con ello que quienes se dedican a la producción, distribución y venta de drogas, son bien aceptados (y hasta queridos) por la sociedad en general, a la que finalmente le proporcionan las fuentes de empleo que las Autoridades no pueden brindarles.

El vende-patrias michoacano, equiparable en su vileza a López de Santa Anna, quien utilizó la Presidencia para fines aviesos que nada tenían que ver con el desempeño y la buena conducción de la Patria, ha aceptado el término de terroristas y con ello abierto las puertas del Estado, permitido que literalmente nos invadan.

Toda vez que cuando un gobierno, como el nuestro, tiene que solicitar (o aceptar, para el caso es lo mismo) que otro Estado sea el que intervenga para solucionar el problema de la seguridad, de facto se ha perdido la rectoría de la Nación; y por ende la independencia.

La nueva estrategia antiterrorista fraguada por el Coloso del Norte, en el fondo no es otra cosa que la entrega total de la Nación a los intereses preferentemente norteamericanos y españoles que desde siempre nos han saqueado.

Y todo eso, sin que los mexicanos hagamos algo para defendernos, repudiar y revertir la traición y soberbias actitudes de quien de facto nos gobierna.

Cuando sería muy fácil deshacernos del traidor y sus aliados invasores, si nos decidiéramos a boicotear los productos de quienes hasta el cansancio nos han humillado.

De no hacerlo, habrá que recordar las dolorosas palabras de José de Maistré: “Los pueblos tienen los gobiernos que merecen”. Pero de nosotros, sin importar cuán poderosos sean nuestros invasores, depende nuestra Libertad; y de nadie más.

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