Año 8, número 3104
Viernes 11, septiembre del año 2009
La experiencia dicta prudencia; y la Biblia, propio para ponerla de ejemplo en estos tiempos de neoconservadores, cuenta que Jeremías dijo: ”Maldito el hombre que crea en el hombre”.
Aquí en nuestro México (o lo que queda de Él) decimos que, “Quien con atole se quema, hasta al jocoque le sopla”. Y como también dicen por ahí “Piensa mal y acertarás”, bien se puede creer que en lo propuesto por Carstens, hay gato encerrado.
Pues hace recordar la tragedia del News Divine, cuando para quitarse la presión, las Autoridades acusaron a un chivo expiatorio de homicidio culposo. O como cuando al ex Presidente Luis Echeverría Álvarez, lo acusaron de genocidio.
Siendo que a ambos podrían haberlos acusado de cualquier otra cosa, menos de lo que los acusaron: Cualquier juez desecharía las imputaciones por improcedentes, como sucedió. Denuncia amañada, o infundada, como se prefiera.
El proponer al Congreso semejante mamotreto tan aberrante, insano e ilógico, al que llamó reforma fiscal para el 2010, que cualquier legislador medianamente sensato (y no corrupto, requisito indispensable) debe de rechazar tajantemente.
Toda vez que aprobarlo sería un retroceso a los tiempos del traidor Antonio López de Santa Anna, que quería cobrar impuestos hasta por las ventanas.
Hace reflexionar: ¿Entonces por qué un hombre supuestamente preparado, como lo es Agustín Carstens, que no puede ignorar la historia económica del mundo y sus ejemplos, presentó semejante extravío?
Y la respuesta podría ser: ¡Para que lo rechacen!.
Precisamente, para que se lo regresen. Y entonces el Ejecutivo sea, respetuoso de la democracia y la República, el que les proponga a los diputados qué entonces hacer.
Y como de todas maneras los legisladores y cuantos conforman el Gobierno, no están dispuestos a rectificar el rumbo en detrimento de sus beneficios personales y partidistas (que se aplique la ley, pero en los bueyes de mí compadre, más o menos)
La contra-propuesta que hagan los diputados, en el mejor de los casos que lo hagan conjuntamente, le permitirá al Ejecutivo lavarse las manos, como Poncio Pilatos; y de esa manera echarles la responsabilidad del fracaso a los legisladores, o cuando menos, compartirla. Yo hice lo que ellos dijeron que hiciera (bien podría argumentar)
Finalmente, decía Carlos Marx “Los Ejecutivos de los Estados modernos, no son otra cosa que el comité de administración de los negocios de la burguesía”.
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php
No hay comentarios.:
Publicar un comentario